UN VIAJE POR EL TIEMPO Y LA MEMORIA.
El pasado 12 de enero se llevó a cabo el PRIMER ENCUENTRO DE LITERATURA MUSICAL 2020. Un encuentro que reunió a autores, editores, músicos, libreros, periodistas y divulgadores en la galería Gran Refugio de barrio Bellavista. Uno de sus organizadores fue el músico, escritor y productor, Cristóbal González Lorca, autor de Latinoamérica es grande. La ruta internacional de Los Prisioneros, quien nos relata parte de la jornada en la siguiente crónica.
UN VIAJE POR EL TIEMPO Y LA MEMORIA
POR CRISTÓBAL GONZÁLEZ LORCA
FOTOS POR ÁLVARO PARDO/CRÓNICA SONORA
La tarde del domingo 12 de enero hicimos un viaje, un hermoso e intenso viaje por el tiempo y la memoria.
Aunque nueva, la galería Gran Refugio tiene, en sí, una mística muy especial, ya que desde un comienzo ha sido un espacio importante para el actual momento social. El año pasado tuve la oportunidad de conocerla cuando el músico y productor Cenzi, beat maker histórico de Makiza, lanzó allí el libro sobre la banda. Y pensamos: qué gran lugar. Durante este tiempo, en ella se han levantado exposiciones de fotografías del estallido e ilustraciones del querido perrito negro Matapacos, todo en apoyo a los voluntarios de la salud en las marchas. Y allí mismo se ha construido y reconstruido la escultura móvil gigante del adorable quiltro. El lugar ha sido realmente un refugio y un punto de encuentro para muchos, a pocos metros de la Plaza de la Dignidad. Precisamente, semanas atrás, cerca de Dignidad, Cenzi comenzó a grabar un tema y un vídeo con diversos raperos y músicos lanzando sus rimas y versos sobre el momento. Una producción que pronto podrá verse. En ella, aparece Mauricio Redolés cantando en el memorial de su tocayo Mauricio Fredes, víctima de la represión y persecución policial. Redo participa cantando y rapeando versos de su tema La Turba, acompañado fielmente por los chicos de la primera línea:“Ese lugar ya no es Chile, no es plaza Italia, la energía ahora ahí es otra y es muy fuerte, estar ahí es entrar en otra dimensión, hoy es un lugar realmente metafísico”, diría el poeta. Pues bien, el día 12, la galería también tuvo algo de eso. Entrar en ella fue meterse a una máquina espacio temporal que nos ayudó a revivir episodios escondidos de nuestra historia musical.
UNA HISTORIA ORAL
El relato de Fabio Salas nos condujo a la etapa final de la dictadura, al año 87, al under chileno, al contexto social que vio nacer su primer libro, hoy re editado, el gran EL GRITO DEL AMOR. Rock, sueños de liberación, pasión, impulsos todos de una época que alimentaron el oficio de escritor de Fabio, autor de muchísimos libros. Nuestro primer y querido chilean rock writer.
Luego vino Emiliano Aguayo para contarnos de sus libros con Jorge sobre González y sobre el pop rock de los 80, investigaciones que aportaron grandes datos, información, resituando a Jorge y explicándonos mejor el movimiento. Emiliano defendió eso, la pasión, el amor y la convicción del que ve historias que otros no han visto, como la historia aún no publicada de los músicos chilenos de Charly García en la que Emiliano ha estado trabajando.
Miguel Wolter de Maske Ediciones agradeció a Emiliano por la inspiración que le brindó el libro Maldito Sudaca y se lanzó a hablar del para nosotros mítico texto Tumbao Rebelde que hicimos el 2016, y de sus hermosos libros de ilustraciones de los miserables y Ana Tijoux; punk y rap, distintas músicas, mismo mensaje, una idea que aparecería varias veces más en la tarde.
Cenzi, el hijo de la Rosa de los vientos, nos invitó entonces a su viaje, en Aerolíneas Makiza, desde Canadá a Chile, un país con divisiones, términos para encasillar y separar como cuicos y flaites y un rap precario, que al comienzo Cenzi rechazó y luego respeto. Rap chileno, historia de ese movimiento y el aporte de Makiza, con cuatro cabezas que venían desde otros lugares a enriquecer y refrescar el movimiento. Todo eso está muy bien explicado en su libro.
El viaje por el tiempo y la memoria siguió. Rossana Montalbán, de Crónica Sonora, Fernanda Schell de Rockaxis, Ximena Muñoz de librería Kalimera y Carlos Reyes, guionista de cómics, comentaron el catálogo de Santiago Ander. Rossana leyó un completo texto, repasando cada uno de los libros, las antologías, el de Pogo, el mío de Los Prisioneros, citando el prólogo de Emiliano, un texto que me recordó porqué estamos allí.
La tarde avanza mientras Polilla Records pone cada vez mejores vinilos. Redolés llega con su bastón, Lalo Meneses arriba en bicicleta. Llega el momento para la siguiente conversación.
En instantes allí están, la periodista musical Johanna Watson, comunicadora y amiga. La leyenda poética, Redoles. El pionero del rap, Lalo, y el gran Malaimagen, un panel de lujo para comentar mi libro. La gente los saluda y se toma fotos con ellos. Modera Rossana, dándole forma y sentido a esa diversidad hermosa de miradas. Johanna destaca la nostalgia por los 80, el casete, las revistas y el valor de estas historias desconocidas de los prisioneros que rescatamos en el libro. Guillermo Malaimagen agradece un libro no farandulero de una banda que vio poco en vivo pero que siempre respetó. Guillermo a su vez declara sentirse feliz pues siempre lo invitan a hablar de ilustración, y él, además de dibujante, es músico.
Lalo habla de los prisioneros cómo el primer grupo blanco que le interesó. Del valor de sus letras para los jóvenes de población que valoraban el contenido, pero querían también modernidad. De los mitos de los viajes al exterior aclarados en el libro. De sus encuentros con Jorge, “un maestro al que no accedí en los 80, del que luego- pese a haberlo criticado- pude aprender y fue generoso”, dijo.
Redolés y su memoria única, su pupila insomne, ofrecen el mejor viaje de todos. Nos lleva al corazón de los 80, al café del cerro, a la disquería fusión, a Carlos Fonseca, al Teatro Cariola, con los violadores y la señora de las cinco décadas, retornada, con el pelo rojo y gritándole “moralistas” a los prisioneros. La respuesta de González impacta y saca risas en el auditorio. Mauricio dice que aunque los verdaderos héroes anti dictadura fueron otros, para él, – cosa que el mismo Jorge González ha admitido- el valor creativo y de impacto de la banda es muy grande y este libro en ese sentido es un aporte.
Nuestro encuentro terminó de la mejor forma posible. David Añiñir nos llevó con su relato a observar a esta misma banda de San Miguel desde la esquina mapurbe, poblacional, combativa. Invita a su colaborador a recitar, y cierran ambos una jornada notable, donde juntos celebramos a la literatura musical como un espacio maravilloso de rearticulación de la memoria de un país, un territorio, o continente.
“Hoy estuve con grandes escritores de rock, pop, y punk, aprendiendo sobre todo. Conocí gente importante, gente interesante y también gente fanática de los libros de música”, escribió horas después Cenzi, quizás el más reciente y “nuevo” de todos los autores presentes esa tarde. Una tarde en la que viajamos tres décadas o quizás cuatro, a través de libros, testimonios, recuerdos y canciones, redescubriendo nuestra historia común. Lo cierto es, que a nosotros nos une relevar lo que es importante relevar, aquello que algunos pretenden que olvidemos o ignoremos. Nuestra literatura entonces cumple un rol, de lucha contra el olvido y el desdén, nuestros libros relevan la memoria, y eso es importante, porque la memoria política, social y cultural de un pueblo es fuerte y también revolucionaria.