BETTY WRIGHT: MATRIARCA SOUL
Betty Wrigth fue una de las exponentes del soul más laboriosas de su generación. Recordada por su altísimo registro vocal, inspiradora de divas actuales como Beyonce o Mariah Carey. Betty Wright fue de esas intérpretes contundentes en trayectoria, influyente para las generaciones posteriores y cuyo estilo aportó elementos renovadores al soul de su época y a la nutrida escena de la cual formó parte en el Miami de los 70s y 80s.
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Por Rossana Montalbán
Considerada una pionera en abrir nuevos espacios para las mujeres en la industria musical, fue la primera artista femenina en conseguir un disco de oro con su propio sello discográfico, gracias al tema «No Pain, No Gain» que compuso, cantó y publicó bajo Miss B Records. Pero la nutrida carrera de Betty Wright, recogió su primer gran éxito cuando en 1971 lanzó «Clean Up Woman», una canción que combinaba elementos de funk, soul y R&B. La canción registra también varios hitos tales como alcanzar el número dos en las listas de R&B, donde permaneció durante ocho semanas. Vender más de un millón de copias y haber sido disco de oro el 30 de diciembre de 1971. A nivel de resonancia, sigue siendo hasta el día de hoy una de las canciones más sampleadas del cancionero R&B/Soul, formando parte de hits tan reconocibles como «Real Love» de Mary J. Blige, producida por P.Diddy.
Betty Wright editó su primer álbum a la edad de 14 años, mientras cursaba la secundaria. Titulado «My First Time Around», el disco contiene otra de sus canciones más importantes “Girls Can’t Do What the Guys Do», un directo mensaje feminista en una época de importantes avances para los derechos de la mujer. En pleno 1968, la equidad de género era tema primordial para cierto R&B. Ese sería el comienzo de una trayectoria musical tan impecable como consecuente. Desde entonces, Betty fue forjando un estilo único como cantante y su música fue adquiriendo la categoría de género en sí misma, plasmando su visión de mundo y su carácter como artista.
La joven Betty destacaba por su mirada como mujer en la música y también por su asombrosa y versátil voz. Desde un susurro profundo y arrastrado hasta el tono de un agudo silbato eran parte de su amplio registro vocal, lo que la instaló como una las cantantes más increíbles que hayan aparecido en la música negra durante los últimos 50 años. Así de versátil fue también su capacidad interpretativa entregada por su herramienta vocal que le permitió interpretar soul, r&b, reggae, jazz, y rock.
Ya consolidada como una de las figuras más relevantes de la música afroamericana de los años 70, Wright continuó nutriendo su trabajo con diferentes colaboraciones, tanto como cantante, compositora y arreglista. En 1977, Wright descubrió a Peter Brown y cantó “You Should Do It” y “Dance With Me” en el exitoso LP “A Fantasy Love Affair”. En 1978 interpretó un dúo con Alice Cooper en la canción “No Tricks” y un año después, abrió para Bob Marley en el Survival Tour.
En los ochenta continuó su imparable trabajo grabando canciones como“What Are You Gonna Do With It” de Stevie Wonder. En 1983 lanzó el álbum “Wright Back at You” con temas de Marlon Jackson de los Jackson 5. En 1985 formó su propio sello discográfico, Miss B Records, publicando el álbum “Sevens” en 1986. En 1988 fue la primera artista femenina negra en obtener un álbum de oro para su propio sello, con el disco “Mother Wit” de 1987.
Tal como lo fue desde sus primeros días, su voz también se convirtió en un elemento primodial y recurrente en el mundo del hip-hop. Nuevamente en plena sintonía con el panorama musical, Betty hizo apariciones en los registros de Diddy, Nas, y Rick Ross. También cantó la melodía de los Rolling Stones «Playing With Fire» en la canción Tha Carter III de Lil Wayne. En 2016, colaboró con Kendrick Lamar y Big Sean en la canción «Holy Key». Finalmente, su último trabajo no haría más que confirmar tanto su legado, influencia y vigencia como artista mayor, colaborando con The Roots en lo que llevo por nombre «Betty Wright: The Movie» publicado en 2011.
Betty Wright ha dejado una huella imborrable en generaciones que aprendieron con ella y con su trabajo no solo a cantar o componer, sino a ser esa artista autodeterminada por su propio talento y control del mismo, sobre todo reformulando el lugar de la diva esclava de sus propios éxitos y fracasos y en vez de eso ser voz, imagen, música, creadora y colaboradora con otros, abrazando la vida musical como un espacio de acogida, intercambio y herencia que hicieron de ella, una auténtica matriarca del soul.