AGITANDO EL PAÑUELO: CUANDO LA CUECA SE TRANSFORMÓ EN PROTESTA.
“En un tiempo fui dichosa/ apacibles eran mis días,/ mas llegó la desventura/ perdí lo que más quería”. Estos versos forman parte de la desgarradora «Cueca sola” compuesta por la folclorista Gala Torres, fundadora del grupo folclórico de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, una composición creada en homenaje a su hermano Ruperto Torres Acevedo, secuestrado en 1973. Convirtiendo al tradicional baile en una lugar de manifestación y memoria.
Por Rossana Montalbán
Fue un 8 de marzo de 1978, en el marco del acto para conmemorar el Día Internacional de la Mujer, cuando el conjunto folclórico de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), debutó sobre el escenario del Teatro Caupolicán. La intervención artística dio vida a uno de los símbolos más potentes y representativos en la defensa de los derechos humanos volviéndose uno de los momentos más desoladores en los actos conmemorativos por los asesinatos y crímenes del Golpe de Estado.
LA CUECA SOLA COMO ARTE POLÍTICO
Falda negra, camisa blanca y en su pecho colgada la fotografía de su familiar desaparecido, así se representaba sobre el escenario el drama de millones de mujeres cuyas vidas habían sido trágicamente fracturadas por la dictadura militar. Utilizando la cueca como lenguaje musical y reduciendo los códigos festivos, coloridos e interactivos del baile y del canto, se dio forma a una puesta en escena austera logrando crear un desgarrador cuadro de luto inconcluso, soledad y desasosiego.
La performance resultó tan estremecedora como directa, hasta ese momento ninguna imagen y ningún discurso habían logrado retratar de manera tan asertiva la tragedia de un pueblo. Las mujeres de la A.F.D.D habían iniciado un rito de denuncia artístico y social en el cual el canto, la música y la danza fueron utilizadas como las armas agitadoras de la memoria.
Concebida inicialmente como un canto, Gala Torres tomó la estructura tradicional de la cueca e introdujo una letra de denuncia y lamento, llevando el género a un nuevo lugar de expresividad pero sobre todo convirtiéndolo, por primera vez, en un instrumento para la reivindicación de la memoria y la justicia, constituyéndose como una composición pionera.
En un tiempo fui dichosa
apacibles eran mis días,
mas llegó la desventura
perdí lo que más quería.
Me pregunto constante,
¿Dónde te tienen?
Y nadie me responde,
y tú no vienes.
Y tú no vienes, mi alma,
larga es la ausencia,
y por toda la tierra
pido conciencia.
Sin ti, prenda querida,
triste es la vida.
—”Cueca sola”, Gala Torres.
Los primeros años de la dictadura fueron de negación, desdén y silencio, las organizaciones de derechos humanos no lograban el eco que sus denuncias pedían y con frecuencia eran puestas en duda con titulares como «los presuntos detenidos desaparecidos». Una vez más, esa urgencia fue lo que impulsó a la A.F.D.D en su búsqueda hacía nuevas formas de denuncia, con Gala Torres como principal ideóloga del conjunto y de «La cueca sola», la autora sabía que su mensaje no estaría del todo entregado si no se acompañaba de la danza.
Reformular esa danza significaba una disposición corporal diferentes a las habituales en la cueca. Para ello, la agrupación folclórica de la A.F.D.D. trabajó con dos de sus integrantes, Gabriela Bravo y Violeta Zuñiga, quienes fueron dos de las emblemáticas bailarinas encargadas de seguir el esquema de una cueca bailada al viento, sin sonrisas, ni coqueteos, agitando un pañuelo lleno de lagrimas. Con «La cueca sola», el tradicional baile dejaba de ser esa danza de conquista y celebración entre dos entusiasmados participantes y se presentaba como una dolorosa y lúgubre escena sobre la pérdida y sobre la historia política y social del país.
«La cueca sola» como forma de protesta política y como manifestación musical artística por la memoria, la justicia y los derechos humanos, no solo aportó a las elaboraciones conceptuales y multidisciplinarias del arte político sino que fue capaz de traspasar los límites del mismo con una resonancia masiva cuyo impacto alcanzó la música popular de célebres exponentes alrededor del mundo como al compositor, bajista y cantante británico Sting, quien homenajeó a «La cueca sola» con la canción “They Dance Alone” en su disco «Nothing like the sun» de 1987, y en su visita a Chile en 1990, en el marco del concierto Amnistía «Desde Chile un abrazo a la esperanza», cuando más de veinte miembras de la agrupación desfilaron sobre el escenario con la foto de sus familiares desaparecidos.
Pero el ímpetu y la búsqueda de justicia a través de esta acción de arte político gestada por las históricas Anita Rojas, Tania Toro, Mireya Rivera, Violeta Morales, Violeta Zúñiga, Doris Meniconi, Norma Mattus y Gala Torres continuó amplificándose cuando en 1988 protagonizó parte de la franja electoral de NO, en una secuencia que denunció, por primera vez en la televisión chilena, la existencia de los detenidos desaparecidos.
A 45 años de la primera cueca sola, el conjunto sigue activo y persiste en el tiempo por sobre los cambios políticos, las investigaciones y exhumaciones, incluso cuando la muerte ha llevado consigo a varias de sus integrantes históricas como la fundadora Gala Torres en 2002 y la inolvidable Violeta Zuñiga en 2019, quienes fallecieron sin conocer el paradero de sus familiares. Para cada una de estas mujeres la música y la danza fueron la protesta más consistente e imperecedera contra el olvido y la injusticia.
La música del conjunto folclórico de la A.F.D.D. ha quedado hasta ahora registrada en los casetes Canto esperanza (1999, Alerce) (CLIC ACÁ) y De homenajes y recuerdos (2009, Municipalidad de Maipú). Y «La cueca sola» sigue siendo una de las piezas más invaluables del arte político del Chile reciente .