
DAFNE AVENDAÑO: «PLAZA ROCK ES UN LUGAR PENSADO EN LAS BANDAS Y EN LA AUDIENCIA»
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Dafne Avendaño es productora general del festival de rock psicodélico, gratuito, y al aire libre Plazita Rock, realizado desde 2016 en la comuna de Recoleta. Una iniciativa que además de recuperar el espacio público busca dar con un modelo de producción y gestión sin fines de lucro, que brinde una instancia de calidad y profesionalismo para el rock subterráneo, sus bandas y su audiencia.
No es un secreto para nadie que uno de los grandes talones de Aquiles de la actividad cultural y social en Chile ha sido la negación del espacio público arrebatado y aniquilado durante la larga Dictadura entre 1973 y 1989. Pasajeras, sin continuidad y poco afamadas han sido las instancias de este tipo desde el regreso a la democracia a principio de los noventa, la mayoría de ellas, fugaces y espontáneas iniciativas surgidas, precisamente, en los entornos más inmediatos, los barrios, las comunidades locales, precisamente surgidas de esa necesidad de expresión y encuentro, como también de esa necesidad por enriquecer la convivencia entre unes y otres. Pero en la vereda del frente, otro fenómeno opuesto tuvo lugar con la expropiación del espacio público y las instancias de este tipo por parte de las instituciones generalmente más privilegiadas en términos administrativos y burocráticos, institucionalizando este tipo de iniciativas ya sea desde el Estado o desde empresas privadas. Con este panorama de ires y venires, la plaza pública ha sido hasta nuestro presente un lugar de disputa permanente entre el poder y la ciudadanía, entre las instituciones y las personas, entre el arte y la rutina, entre lo pagado y lo gratuito.
Esa misma plaza pública que ha sido el rincón de los abuelos y las palomas, de la juventud callejera, de los escolares durante o después de clases, el lugar de las parejas enamoradas, el lugar donde juegan las niñas, niños y niñes, el lugar de quien duerme en la banca bajo un cartón o donde habita el perro comunitario, ese lugar donde se celebra y se protesta, el lugar donde se concentran las alegrías y las frustraciones de toda una comunidad, nos reconozcamos o no, en ella. En muchos aspectos pareciera ser que parte de ese habitar y esa búsqueda de encuentro fuera parte de la génesis de un proyecto como Plazita Rock, cuya simple y primordial idea, fue una sola, ocupar y convocar en la plaza del barrio.
Iniciada, casi a modo de experimento, por un grupo de mentes curiosas que quisieron ver qué ocurriría al armar una jornada de bandas en vivo en una plaza de su barrio, el primer ensayo de Plazita Rock antes de ser Plazita Rock surgió en 2016, en una primera e improbable versión que resultó mejor de lo que se esperaba. Una de esas mentes curiosas fue Dafne Avendaño, actualmente productora general del espacio que ya alcanza cinco ediciones.
Dafne es contadora – auditora, gestora cultural y productora de eventos, labores en total convergencia y complemento que hoy le permiten subsistir económica y espiritualmente, como también, en lo concreto, llevar a cabo de manera efectiva la producción de un evento musical, libre y gratuito, donde el ingenio y la capacidad de generar las condiciones colaborativas y logísticas han sido hasta ahora fundamentales para continuar con el proyecto que nació sin pretensiones, ni proyección alguna, siete años atrás.
Pero el germen de todo esto proviene de mucho antes, de un tiempo sin certezas y cero conocimientos, un tiempo lleno de instinto e impulso juvenil. Su primer acercamiento a la noción de producción de eventos se remonta a la seminal época escolar y adolescente, en la que, de alguna forma, para bien o para mal, se esculpe el espíritu. Así lo reconoce ella al repasar su propia historia situándonos en el momento aquel en que organizó una tocata en su colegio, dato crucial que parece darle sentido a todo cuando pensamos en ese primer espacio público, social y de convivencia con otros humanos, la escuela, ideal y utópicamente imaginada también como el espacio de desarrollo y crecimiento para nuestros intereses y talentos. Sin saberlo, aquella tocata encendería la llama de quien más tarde decidió entrar al instituto Arcos para cursar Gestión Cultural y Producción.
“Si me preguntas nunca me imaginé que iba a terminar haciendo esto, pero tengo un recuerdo muy antiguo de cuando tenía dieciséis años, en el colegio organicé mi primera tocata haciendo un poco esto mismo. Después de salir del colegio y entrar a estudiar para obtener algún título, empezó como el cuestionamiento de decidir si me gustaba o no lo que hacía y buscar otra cosa, ahí me enfoqué en la producción y gestión” me cuenta Dafne entre el asombro y la nostalgia.
¿Pero cuánto tienen en común el patio o gimnasio de un colegio con la placita del barrio? Quizás mucho, quizás poco, quizás lo único que tienen en común, sea lo más importante, la necesidad de esparcimiento, de encuentro con otros, y con las formas de vibrar y expresar, el encuentro con lo que hacemos, lo que somos, y también con lo que queremos hacer y lo que queremos ser. Desde ahí no parece raro que la idea de una tocata escolar o una tocata al aire libre en una plaza se perfilen como espacios cercanos y vitales para el circuito musical. Sin ir más lejos, en Estados Unidos existe todo un circuito musical de festivales y bandas escolares. Por otro lado, la cultura de festivales al aire libre de micro producción o festivales locales son ítems, en cierta forma, obligados en cada comunidad. Pero ¿Qué pasa en Chile con los festivales ya sean barriales o comunales? ¿debería cada comunidad gestionar el suyo?
En la idea de Plazita Rock se cruzan varias líneas, en su base, la idea de una tocata al aire libre donde pudieran encontrarse bandas amigas, y público a fin, solo a escuchar y ver música a la salida de sus casas o en un barrio aledaño fue para Dafne y sus compañeros organizadores lo que dio forma al primer ensayo de esta plaza rock, donde todo se resumió a ocupar la plaza del barrio, la voluntad de sus amigas y amigos músicos, y observar la reacción y respuesta del entorno.
“Cuando se nos ocurrió empezar con Plazita Rock éramos más o menos seis personas involucradas en esto, tres parejas amigas. Y lo vimos como algo para pasarlo bien nosotros, nuestros amigos y conocidos que tenían bandas y tocaban, era aprovechar el espacio y armar nuestro propio panorama. Nunca fue algo para que se conociese, ni nada por el estilo. Fue algo muy sencillo en verdad y armado con préstamos, básicamente, usando el mixer de alguien tiene un Mixer, el micrófono de otro y así cada quien aportaba algo. Y por lo mismo nos dijimos ¿y por qué no hacemos algo aquí en la plaza? Tiramos la corriente de la casa de alguien porque estaba muy cerca de la plaza, caminábamos veinte pasos y teníamos corriente para un alargador gigante para enchufar los amplificadores, armamos una tarima de madera y fueron llegando los amigos espontáneamente y ahí se quedaron hasta tarde. Así fue como lo hicimos la primera vez. Así empezamos. Yo creo que muchos otros espacios surgieron de esa forma, muy artesanal, muy piola, sin grandes aspiraciones o proyecciones” señala Dafne.
Dafne y sus amigos habían dado el primer paso, al mismo tiempo que, habían descubierto las posibilidades existentes, y sobre todo, habían vivenciado cual experimento social, la reacción y la respuesta del entorno que osada pero respetuosamente habían intervenido al instalar un pequeño escenario, amplificación y bandas de rock psicodélico en pleno barrio familiar que por el contrario, sorpresivamente, no fue en ningún aspecto, un impedimento ya que la recepción de los habitantes resultó positiva, entusiasta e incluso participativa más allá de la extrañeza inicial. Aquella primera jornada de 2016, donde el boca a boca a través de redes sociales, principalmente Facebook -cuando aún era la principal plataforma de conexión – fue fundamental entre las mismas bandas participantes que quisieron ir y tocar, como también para quienes llegaron ese día a sentarse en el pasto.
Parece evidente, al oír la historia de esta iniciativa, que las buenas intenciones y la ausencia de grandes pretensiones de estos seis amigos y amigas había sido clave para hacer nacer una entretenida instancia, sencilla y efectiva, que lejos de perturbar la llamada paz ciudadana solo buscaba un espacio de intercambio para escuchar una estimulante y novedosa dosis de música en un lugar cercano, donde no hubiera que pagar entrada y a la luz del día, generando un ambiente de cotidianidad y marcado respeto con el entorno, con énfasis en resguardar el lugar y donde lo principal fuera ver y escuchar a las bandas, entrar en el viaje del sonido psicodélico, y compartir. Lejos de ser un Woodstock o un Piedra Roja de cemento, el primer avistamiento de Plazita Rock se acercó más bien a una calmada jornada de música y buena onda, esa que ocurre cuando todas, todes y todos se juntan en la placita.
“La verdad es que nunca pensamos hacer algo grande o que implicara mayor proyección y producción. Fue una ocurrencia para ver si se armaba algo, a partir de mis experiencias y conocimientos previos saliendo del instituto. Pero luego de la segunda edición el mismo 2016 y luego de la tercera nos fuimos dando cuenta que estábamos logrando hacer algo sin grandes recursos y con simple difusión de Facebook. En la plaza había gente que no era necesariamente del barrio. De repente, nos poníamos a conversar con las personas que asistían o alguien que venía a ver tocar a su amigo nos decía que lo había visto por internet, por Facebook. Otra gente llegaba y le había costado llegar porque venía del otro extremo de la ciudad, pero igual llegaba motivada y se pegaba el viaje. Con esas cosas nos empezamos a dar cuenta que la actividad en verdad llamaba la atención, y que la gente lo pasaba bien. Y con eso luego nos empezamos a dar cuenta de los pros y los contras de las primeras placitas para poder mejorar. Como, por ejemplo, la ubicación y el sector que la rodeaba ya que no era muy seguro en la noche y la locomoción tampoco, entonces podías ir de día tranquila, pero en la noche era más complicado. De ese tipo de cosas nos empezamos a preocupar” afirma la productora general.
Tal como relata nuestra entrevistada Dafne, esa loca, espontánea e instintiva idea llamada Plazita Rock, poco a poco fue agarrando fuerza dentro de su esencia autodidacta y autogestiva donde el hacer por hacer fue el primer y único movilizador, y lo que comenzó en una plaza de la comuna de Recoleta, en la Población Venezuela, ante la mirada de vecinos y vecinas, transeúntes casuales que pasaban por ahí, y toda una improvisada producción con alargadores extendidos desde las casas y baños facilitados por un vecino buena voluntad, resultó una alentadora primera aproximación a la noción de producir un micro festival. Por su parte, los conocimientos poseídos por Dafne durante su paso por la carrera de Gestión Cultural y Producción de Eventos fueron decisivos al momento de coordinar todo, centrándose en ella gran parte de las gestiones desde el primer momento.
“Fue ahí cuando comenzamos a pensar en cambiar de lugar y en pedir apoyo en la Municipalidad para ver si podíamos continuar haciendo lo que hacíamos porque lo hacíamos sin permiso de nadie. Aunque a los vecinos del entorno tampoco les molestaba, a ellos les gustaba que se aprovechara el espacio, algunos salían a vender completos y otras cosas. Entonces, era todo muy, muy espontáneo”.
De un encuentro sin nombre en la plaza, nacía con todas sus letras Plazita Rock, y sus tres siguientes ediciones bajo los nombres Earth Cycles en 2016, Electric Vibes de 2017 y Frecuencia Infinita en 2018, ya con una clara línea editorial definida que desde un principio se inclinaba hacia el circuito del rock psicodélico y pesado, convocando y dando un espacio a un circuito en permanente renovación y con un flujo constante de proyectos musicales desarrollando propuestas vinculadas y provenientes del rock lisérgico, pesado, stoner, doom y noise, entre otras sonoridades no tradicionales ni masivas.
El punto de inflexión tuvo lugar con el avistamiento de la tercera edición en 2018, decidiéndose a buscar un nuevo sector y recinto para poder llevar a cabo la tocata que ya era un festival. Con esa decisión vino de forma inseparable la necesidad de articularse como una organización cultural para poder solicitar apoyos de la Municipalidad. En esta nueva formulación la capacidad de coordinación aplicada por Dafne como impulsora central, favoreció la buena acogida por parte del municipio quien dio cuenta del formato de trabajo diligente y articulado del equipo organizador liderado por Dafne. En el ánimo de mejorar la experiencia de música al aire libre, la relación con la Municipalidad y la Corporación Cultural de Recoleta dio buenos frutos logrando apoyar con equipamiento, mesas de sonido, baños y la facilitación de un nuevo recinto; el club deportivo del cementerio general.
“El hecho de cambiarnos de lugar nos abrió la perspectiva. El hecho de tener mejor conexión, en un lugar tranquilo sin vecinos donde podías meter más bulla. Y en ese momento empezamos a trabajar con la Corporación Cultural de Recoleta y lo hicimos para tener todo en regla administrativamente y evitar posar por problemas desagradables de permisos como que llegara carabineros por el volumen de la música y te suspendieran el evento, por ejemplo, no queríamos llegar a pasar por eso. Y cuando agarramos el ritmo de manejar el papeleo de la parte administrativa con la municipalidad por un lado y con el cementerio por otro, decidimos dejar todo ok. Habíamos logrado conseguir un lugar privilegiado y con buenos accesos que no nos podíamos farrear, entonces dijimos démosle, y comenzamos a buscar bandas que tuvieran más bagaje en el under y que pudieran traer más público, que tuvieran su cuento ya armado, aunque en general no buscamos bandas conocidas ni que tuvieran muchos seguidores en las redes porque en realidad eso no es indicativo de nada, sino con la idea de llegar a la gente que estuviera interesada, a los amigos de las bandas, siempre con el afán, hasta el día de hoy para mí, que las bandas tocaran con público y no con el afán de hacernos conocidos, sino que pensando en las bandas, en el público como centro, y que cada quien traiga a sus amigos, a su familia, a sus primos, guardando ese espíritu y funcionando así, todavía se necesita funcionar así, eso es lo que trato de transmitirles a las bandas, que esto lo hacemos todos, no esperen que porque se hace un afiche bonito la gente va a llegar automáticamente, no es así»,afirma.
Plazita Rock daba otro paso en su singularidad como una actividad cultural y musical en la comuna ya conocida por su interés en el desarrollo de instancias gratuitas como, por ejemplo, el célebre festival de músicas del mundo Womad, realizado precisamente en el mismo club. “El acercamiento con la Corporación cultural surgió para la tercera versión y fue algo positivo, la acogida fue super buena, nos prestaron unos de los mejores baños químicos full equipados, que tenían de todo. Antes el baño lo prestaba un vecino y la verdad es que eso ya no podía seguir. Nos prestaron mesa de sonido, y otros implementos. Se dieron cuenta de que no éramos tan desordenados y que sabíamos lo que queríamos hacer, que hacíamos las cosas con tiempo, sabíamos lo que necesitábamos y que teníamos clara nuestra idea y les gustó bastante esa idea porque no había ni hay hasta ahora iniciativas de este tipo en la comuna, la mayoría son iniciativas dedicadas al folclore, a la danza, al cine. Y hasta ahora ha sido una excelente relación y una excelente experiencia”.
“A los vecinos les gustaba mucho. Creo que eso se atribuye a que el rock hace un filtro inmediato, no llega todo tipo de público, sino que llega uno muy específico. Y con rock psicodélico o experimental aún más. Siempre tratamos de hacerlo agradable para el entorno. Pudieron pasar alteraciones, pero no ocurrió. Sabíamos que al utilizar un recinto como este iba a ser una preocupación el control de un evento gratuito donde todos llegan y entran. Sobre todo, si es un recinto privado, porque es un recinto privado, ni siquiera es arrendado, sino que prestado. Yo soy muy quisquillosa con eso y mi idea es que ojalá que no le saquen ni una hoja, ni un árbol, ni un arbusto. Cuidarlo al máximo. Y eso hemos tratado de hacer desde el principio y así ha sido, se ha mantenido un ambiente de buena onda y tranquilo sin desmanes ni desorden, cada quien disfruta y respeta el espacio. Es un público que no anda haciendo desórdenes o desmanes. Ha sido bastante buena la experiencia hasta ahora en ese sentido y no creo que vaya a cambiar mucho”, señala.
Del mismo modo que nos ha reiterado la esencia con la que surgió Plazita Rock, Dafne nos comenta que nunca le ha parecido relevante el hecho de ser una mujer en el mundo del rock u organizando un festival, aunque ante nuestra insistencia al decirle que no podemos, ni queremos pasarlo por alto, nos dice que tenemos razón por un lado, pero que no quiere que se hable del festival por el hecho de ser organizado por una mujer sino más bien “Lo que pasa es que me gusta que se hable del festival, y de las bandas, y que se hable de lo que se hizo, no busco que se diga que lo hace una mujer, creo que si se habla del festival se hable porque les gustó y porque estuvo bueno, y si lo hiciste bacán seas hombre, mujer o perro debe dar lo mismo, lo que importa es que se hizo bien, igual cuando contacto a cada banda desde Plazita Rock todos creen que hablan con un hombre, me da mucha risa eso”.
A pesar de la reticencia de nuestra entrevistada, la presencia de sus coproductoras, Catalina González y Darling Briceño ambas, parte del equipo central de producción junto a Dafne, hacen que por Plazita Rock pase inevitablemente un componente de género, consciente o inconsciente, influyendo en las formas de trabajo y en la ética de la gestión cultural – musical de predominancia masculina, sin ir más lejos, por ejemplo, visibilizar la presencia de mujeres en la producción de eventos de rock, es algo que puede contribuir a disputar el sentido común – que anteriormente Avendaño retrataba en anécdota -, cuando permanentemente se da por hecho que la organización está a cargo de otro hombre, reforzando la vieja idea de que la mujeres muchas veces son vistas como intrusas o como rarezas en terrenos como este. “Yo creo que no saben qué decir cuando ven que es una mujer la que está detrás de una instancia como esta, como que se cortan. Esta vez fue súper directo esa parte porque todo el trato con las bandas lo manejé yo, y parece que para ellos es más fácil tratar con hombres. Igual siempre está el prejuicio de que una no cacha nada. Yo tampoco soy la más experta, no soy música, ni conozco todo su aparataje técnico, lo mío es la producción. Pero siento que es más cómodo para ellos tratar con hombres. No puedo hablar de reacciones malas sino más bien de sorpresa e inesperada. En la parte técnica se ve eso, porque también es más frecuente que haya hombres a cargo” comenta Avendaño.
Otro punto que sale a flote en nuestra conversación es la presencia de mujeres en las bandas y en la audiencia, presencia que, en particular, en el circuito psicodélico es visiblemente minoritaria, a pesar de ser una escena joven en relación a otras escenas de rock subterráneo, cuyo rango etario se encuentra entre los 30 y los sub 30.«La participación de mujeres sigue siendo muy baja en el circuito psicodélico, prácticamente no hay bandas con mujeres. No sé que pasa ahí. Sería importante que se aventuraran y hubieran bandas de mujeres o con más integrantes mujeres haciendo este estilo. En el público creo que hay más, es más compartido pero aún estamos por lo bajo, yo diría que las mujeres somos un cuarenta por ciento y los hombres cincuenta por ciento del público».
El camino realizado por esta organización cultural poseedora de personalidad jurídica desde 2017, puede ser visto, sin duda alguna, como una formidable experiencia de desarrollo de gestión cultural para la actividad musical, donde la voluntad, el trabajo mancomunado, los objetivos claros y el conocimiento especifico, pueden hacer crecer una idea hasta convertirla en una iniciativa con significativo potencial y proyección colectiva, ya que de alguna forma, en estos cinco años, Plazita ha ido siguiendo y transmitiendo el pulso del circuito de rock subterráneo, noise, psicodélico y stoner por cuyo incipiente reducto han pasado bandas como Gangrena Surf, Los Tábanos Experience, Ruido Blanko y Sonic Dealer, entre otras de perfil completamente emergente, operando como un valorado primer escenario que puede permitirles a los recién iniciados acceder a más oyentes, y vincularse con todo un circuito. Sin lugar a duda, un movimiento clave para hacer escena e impulsar desde una esquina el trabajo de una banda.
“La primera versión fue “Quien quiere participar” – risas – el segundo fue un poco más selectivo, pero tampoco hubo mucho filtro. Las primeras veces pusimos avisos en Facebook y cayeron bandas que querían tocar. Llegaron Los Tábanos o Bruha, una banda que tocaba en esos años. Ahora fuimos escogiendo más con pinzas, primero definiendo qué tipo de rock íbamos a mostrar, descartando rock tirado para el metal, rock tirado para el punk, y dijimos rock psicodélico que también era el estilo más afín con nuestros gustos, y con lo que nos identifica”, agrega Dafne.
El festival registra su propia evolución y sus propios hitos, y la vinculación con la Corporación Cultural de la comuna ha sido uno de ellos, vínculo que se constituye como su primer apoyo formal y que luego de tres años, en esta quinta edición, les brindó la posibilidad de acceder a un pequeño financiamiento a través de fondos concursables del Ministerio de las Culturas y las Artes. “En esta versión contamos con una pequeña financiación obtenida a través de fondos mediados por la Corporación, reconocimiento que va para ellos por habernos considerado, y por hacernos formar parte de esa convocatoria junto a otras organizaciones. Esta nueva edición viene con una renovación de imagen, cambió todo, creo que un hay un salto entre lo que fue y se puede ver en redes sociales, y lo qué es ahora. De dónde viene y a dónde se pretende ir”. Enfatiza la gestora cultural.
Entre 2019 y 2020 el festival planeaba llevar a cabo su cuarta versión, bajo el nombre Ritual Ancestral – Sonidos Magnéticos con bandas confirmadas como Vago Sagrado, Demonauta, Ruido Blanko y Dominios Perdidos, entre otras, junto a una feria de sellos discográficos que incluía a ETCS Records, Aullido Records, Cisterna Bizarre, y C.F.A. La fecha programada para el 9 de noviembre de 2019 se postergó debido a los acontecimientos enmarcados en el estallido social, con vistas a marzo de 2020, cuando el mundo, totalmente des previsto, no imaginaba la llegada de una pandemia que pondría en suspenso todo.
RETOMANDO EL RUMBO
Con dos años transcurridos entre aforos limitados, mascarillas y restricciones de todo tipo, finalmente Plazita Rock pudo retomar el rumbo y regresar con una quinta versión en un contexto cargado de ansias y en plena reactivación del circuito musical. Una reactivación que ha sucedido como avalancha con el término de las prohibiciones, dando paso a una copada agenda de tocatas y festivales por doquier. Precisamente, parte de las bandas de esta quinta edición eran parte de las ediciones no realizadas. “Algunas de las bandas que forma parte de V Dimensión son las bandas que estaban programadas para la versión 2019/2020 y que no pudimos realizar por el estallido social y luego por la pandemia. O sea que estaban pendientes desde ese momento y ahora se dio la oportunidad de que estuvieran presentes. Además, esta quinta versión, tiene un nexo con el nombre por eso se llama V Dimensión” cuanta Dafne.
LA CURATORÍA
Uno de los procesos vitales de toda programación musical y artística, es la curatoría, y la forma en que ésta se lleva a cabo, de acuerdo a lo que se quiera proponer y mostrar. Observar, escuchar y leer son siempre parte del proceso. Y en el caso de la música, poder presenciar a las bandas en vivo como también escuchar detenidamente su material grabado resulta fundamental y básico. “Usualmente lo que hago es ir a ver a las bandas en vivo y revisar detalladamente las redes sociales en busca de bandas que puedan estar haciendo algo relacionado a lo que estamos mostrando. Siempre estoy mirando perfiles, buscando afiches y material para escuchar, aunque no esté grabado en la mejor calidad pero que haya algo para oír, aunque sean dos canciones grabadas. En esta ocasión toda la selección de bandas pasó por mí. Algunas de ellas ya estaban contempladas y ya conocía su trabajo como La Experiencia del Espíritu Cósmico, a ellos los conocimos por Ruido Blanko también del litoral, que han estado dos veces en los primeros placita. Fuimos a verlos, conversamos, y quedamos. Para mí fue interesante verlos con un rock psicodélico más prendido, muy al estilo del boom de psicodelia australiana que hoy es conocida como King Gizzard & The Lizard Wizard. Me gustó mucho lo que vi, creo que en 2019 no había otra banda que sonara así».
“Otra banda que descubrimos para esta edición fue a Trakum, ellos son de Concepción y los descubrí por redes sociales, ellos son bien interesantes, tienen su propio sonido y son unos cabros super mateos en la música y para tocar, están haciendo algo muy interesante no se si pueden comparar con algo. Tuve la oportunidad de verlos en vivo con Agudos Gritos Tape aquí en Santiago. En el caso de Dinastía Moon tuve la oportunidad de verlos en vivo en Klama, con dos baterías y el Citar. Dominios perdidos son de Santiago y era una de las bandas que iban a estar en la edición que no pudimos hacer. Oscar Hidalgo es muy virtuoso en guitarra, fue otra banda que me sorprendió harto al verla, y que creo que sobre sale bastante. Red Valley de Rancagua con su stoner instrumental, se acercaron a nosotros y luego con el ajuste del line up pudimos sumarlos, aceptaron unirse y tocar. A Satanic Waves los descubrí en el festival SpaceTrip, luego llegué a escuchar el disco y me pareció muy bueno de principio a fin, no le sobra nada a ese disco, después de eso quise contactarlos pensando que podía ser complicado porque eran de Pucón pero si les ofrecía transporte podía resultar y resultó. Tomi Sombra marcó la diferencia, para mí fue una gran sorpresa conocer su música, en el estilo de Marc Demarco, solista folk relajado con una onda completamente distinta a las bandas del cartel. Eso me gustó. Su presencia refrescó el line up para no hacerlo tan cargado a una misma línea porque no tienen que ser todos iguales y tocar todos lo mismo”. Afirma la productora
Como es posible apreciar, Festival V dimensión llegó con un cartel marcado por una significativa descentralización, con solo dos exponentes santiaguinos y el resto, provenientes del litoral, la zona central, y el sur del país. Algo no menor, que le otorga valor agregado si hablamos en términos de impacto y expansión de un circuito ¿Qué posibilidades de desarrollo tiene un circuito musical sin intercambio? probablemente muy pocas. “Creo que el circuito está disperso y hay que hacer que se encuentre. No es solo uno, sino que cada región tiene el suyo, y estas bandas lo demuestran, creo que hay que juntarlos, mostrarlos y hacer lazos entre cada uno” recalca Avendaño.
En rigor, siete han sido los años de trabajo de Plazita Rock, desde aquel primer ensayo en 2016. Siete años en que Dafne como fundadora y productora a cargo, ha observado las debilidades y virtudes del circuito musical subterráneo sobre todo del circuito de música en vivo carente de espacios, condiciones, buenos tratos y financiamientos. Siete años en los que ella ha aprendido y aplicado la autogestión, empapándose de una escena que brota por todas partes con sonidos y propuestas en permanente renovación y elaboración. “Creo que en general hay super buena música, buenas bandas haciendo cosas interesantes, quizás no todos son muy conocidos, ni pueden llegar a hacerlo, no me molesta esa idea, es casi como una selección natural, no todos pueden ser igual de conocidos o consagrados, el que sobresale más lo logra o el que tiene más suerte, no sé, muchas cosas influyen que no siempre tiene que ver con que la banda sea buena o mala. A lo mejor hay gente que necesita ser más visibilizada. Creo que hay una sobreoferta de bandas y producción musical, no creo que nadie conozca todo lo que hay. Y los espacios son reducidos siempre. Creo que ahí la medalla se la gana Woodstaco que ha logrado hacer un gran espacio para las bandas y ha hecho crecer algo que empezó sin recursos. Después de Woodstaco ha habido un cambio totalmente porque ahora hay gente se atreve a hacer nuevos festivales con camping al aire libre y no se han quedado pegados en la idea de que se necesitan grandes recursos para poder generar un espacio. En ese sentido es bacán lo que hicieron inspirando en términos de producción, de música y de gestión de nuevos espacios”.
Levantar instancias de música en vivo gratuitas y de corte no masivo en Chile, en condiciones de calidad y con parámetros profesionales, ha sido y es una cruzada en la que pocos sobreviven, sin embargo, el impulso persiste y no se extingue en un circuito subterráneo local que crece en los distintos territorios a lo largo del país, diversificándose, y otorgando espacio para cada propuesta y para cada modelo de colaboración y de sustentabilidad que se atreva a ir en busca de aquella fórmula que permita encender luces y mantenerlas encendidas.
“Mucha gente me pregunta sobre la posibilidad de llegar a cobrar entrada y dejar de hacerlo gratuito. La verdad es que en el estado actual es complejo porque hay mucha negociación con cada proveedor, aquí nadie cobra o nadie cobra lo que debería cobrar, sino que nos acomodamos, y eso se puede hacer porque es gratis, quizás no le hacemos un favor a cada servicio que nos apoya, pero el contexto aquí es underground, nadie gana dinero, se ganan otras cosas, y todas las bandas son under – under, esto no es Lollapalooza, y la idea es que siga siendo gratis».
«El rock y el under siguen siendo una tarea compleja para todos en Chile, en todo sentido, desde que una banda llegue a lograr notoriedad, o agotar entradas, aunque sea en un bar, o que se vendan todos sus discos, eso es algo que consiguen solo algunas bandas en casos muy puntuales. Y eso es porque hay una sobre oferta por eso el festival apunta a cierto tipo de bandas, desde mi punto de vista, no creo que un festival con una banda punk, de metal, de jazz, funcione tanto, es bueno y diverso, pero creo que no es efectivo para la banda que necesita ganar públicos que escuchen su música o lo que sea. Lo que sirve es juntar a las bandas similares entre sí, es más productivo, lo haces crecer en público y compartirlo, creo que eso es lo que puede ayudar a crecer el rock. Juntemos a los similares, potenciémoslos, porque hay mucho. Aquí está el under y ese es mucho público, es una oportunidad para cada banda, sello, organización o medio que forma parte, todos ganamos público. En plaza somos un grano de arena más que forma parte de toda la gente que está haciendo cosas. Creo que es necesario enfocarse en nichos pequeños, nuestro objetivo es convocar y consolidar audiencias. Para allá vamos». Cierra Dafne Avendaño Productora General.
■ EQUIPO Y CRÉDITOS ■
▪︎ Idea original, investigación y edición : Rossana Montalbán
▪︎ Entrevistas y textos: Rossana Montalbán
▪︎ Diseño gráfico: Mp4 Comunicaciones
▪︎ Fotografía: retratos originales realizados por Crónica Sonora
▪︎ Revisión y corrección : E. Mauricio M
Fotos festival ediciones anteriores: Archivo Plazita Rock
Fotos bandas V Dimensión: Juan Manuel Aburto.
● UN PROYECTO DE CRÓNICA SONORA.CL QUE CUENTA CON EL APOYO DE CORE STGO GOB.REGIONAL METROPOLITANO – SECRETARIA GENERAL DE GOBIERNO DE CHILE●
●FINANCIADO POR EL FONDO DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL
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