EN RECUERDO DE

HEMEROTECA : PRINCE ESTABA PROHIBIDO

HEMEROTECA : PRINCE ESTABA PROHIBIDO

 

PRINCE 1958 – 2016

«Prince estaba prohibido en mi intolerante y cristiano hogar. Estaba escondido entre Richard Pryor – a quien no podíamos escuchar por nada del mundo y unas revistas porno bien guardadas. En el colegio secundario, mis padres me daban 30 o 40 dólares en un sobre, y con eso me compraba una tarjeta que cubría un mes de almuerzos en la escuela. Era noviembre de 1982, y agarré mis 36 dólares y compré 1999, de Prince; What time is it?, de The Time, y el álbum de Vanity 6. Me morí de hambre todo el mes.»

Ahmir Thompson, The Roots, 
Revista Rolling Stone 2004.

 

 

ANITA LANE, FINAL DEL VIAJE

ANITA LANE, FINAL DEL VIAJE

La cantautora australiana Anita Lane, formó parte de los inicios de The Birthday Party y Nick Cave and The Bad Seeds como compositora y permanente colaboradora. Su trabajo solista se desarrolló lejos de la multitud y en constante diálogo con quienes fueron sus compañeros creativos dando forma a un evocador cancionero.

Por Rossana Montalbán

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Descrita por el fotógrafo Bleddyn Butcher como una influencia catalizadora y decisiva para la confianza creativa de Nick Cave en sus primeras incursiones artísticas, la cantautora australiana Anita Lane, además de compañera sentimental, fue cómplice y mentora de una serie de canciones e ideas que fueron magistralmente plasmadas en los proyectos musicales Birthday Party y The Bad Seeds.

El dueto creativo que formó con Nick Cave en los inicios de ambos proyectos dio lugar a composiciones como «A dead song» y  «From Her to Eternity», la canción principal de su álbum debut de 1984, donde Anita es autora de la letra. Lo mismo ocurrió con «Stranger Than Kidness» coescrita junto a Blixa Bargeld para el cuarto disco de la banda «Your Funeral my trial», editado en 1986. La canción, quizás una de las más poderosas de ese primer periodo, es una romántica y retorcida canción de amor, asfixiante y tierna a la vez, que mantiene al filo del drama y la tragedia sin llegar a ella.

Pero la vida musical de Anita Lane fue mucho más que alentar y desafiar la pluma cantautora de Cave como la notable escritora de letras que fue. En 1988 publicó su EP debut Dirty Sings, editado bajo Mute Records, un disco esencialmente explorador compuesto de cuatro canciones con la colaboración de Nick Cave en órgano en «Lost in music» de Sister Sledge, Mick Harvey como productor y Thomas Wydler ex-Die Haut en batería. Un trabajo deslumbrante donde las pistas sobresalientes corresponden a los temas solistas de Anita,»If I Should Die» y «Sugar in a Hurricane», donde la cantante invoca el espíritu de Nancy Sinatra, Nico y Marianne Faithfull.

Su trabajo en solitario continuó con la publicación de su primer LP Dirty Pearl de 1993,  originalmente grabado en 1982 cuando trabajaba con The Birthday Party, Nick Cave and The Bad Seeds, Einstürzende Neubauten y Die Haut, un material creado como parte de su colaboración permanente con dichos proyectos guardado por años en un cajón junto al resto de las canciones exclusivamente compuestas para el álbum coproducido por Blixa Bargeld.

A menudo adoptando el papel de la cantante asustada inspirada en las formas e interpretaciones de Nancy Sinatra, Francoise Hardy o Jane Barkin, grabó para el lado b del sencillo The World’s a Girl,  su versión del dúo Je T ‘de Serge Gainsbourg y Jane Birkin.  Coronando la exploración de este género Birkiano/Gainsbourgiano, Lane se unió al álbum tributo a Serge Gainsbourg  producido por Mick Harvey, Intoxicated Man, editado en 1995, una participación que fue el preámbulo para lo que fue el segundo disco del músico titulado Pink Elephants, editado en 1997. Un año antes, en 1996, también había retomado su permanente idilio creativo con Nick Cave para el disco Murder Ballads y el tema «death is not the end».

El nuevo milenio la encontró editando el disco Sex O’Clock de 2001, un disco en el que afina una diversidad de influencias entre lo retro y R&b, nuevamente acompañada de su compañero creativo Mick Harvey, en música y arreglos, y cuyas melodías lentas y elegantes recuerdan a los primeros momentos de Tom Waits , y las cuerdas y trompetas agridulces adornan lánguidas canciones que retrotraen inevitablemente al Serge Gainsbourg de principios de los setenta. Pero sobre todo, resulta imposible no quedarse atrapada con su versión para el himno de protesta antifascista «Bella Ciao» y la versión para «Home Is Where the Hatred Is» de Gil Scott-Heron, dos atrapantes evocaciones en el fiel estilo de Anita Lane.

La mañana de este 28 de abril, Mute Records dio a conocer la noticia sobre la muerte de Anita Lane, a la edad de 62 años, sin mayores detalles, y con el pesar de cada uno de sus compañeros artísticos que recordaron los días de música y rosas junto a ella.

 

 

 

UN CHANGO COQUIMBANO: ADIÓS CUTU

UN CHANGO COQUIMBANO: ADIÓS CUTU

La compositora e intérprete coquimbana Natalia Corvetto, despide a quien fuera uno de sus primeros mentores en el puerto pirata, lugar donde el reconocido jazzista y su familia introdujeron el jazz y alentaron el desarrollo local de éste abriendo espacios para músicxs emergentes y consolidados gestionando festivales y encuentros en la ciudad como en sus alrededores.

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ADIÓS CUTU 

Por Natalia Corvetto

Ha pasado una semana ya desde que el “Cutu” nos dejó y aún parece imposible de creer. Un chango coquimbano que será por siempre una leyenda en la cultura chilena nos llena de orgullo a todos los coquimbanos y a todos a quienes pudimos compartir música y escenario junto a él. Hablar y escribir de Cristián Cuturrufo no es solo hablar de un excelente jazzista nacional, virtuoso y empoderado artista del escenario que como él no habrá ningún, no existió, ni existirá en Chile alguien que con solo el sonido de su trompeta podía hacer bailar a la gente, armar trencitos de alegría, jolgorios indescriptibles que solo los que disfrutamos sus shows podemos describirlo. 

Sin embargo, hablar de Cuturrufo es hablar de un ser (gestor) cultural que entregó a su puerto y a su comunidad un capital cultural invaluable.

Yo descubrí el jazz por un amigo del colegio que amaba ir al club de jazz de Coquimbo y me regaló un cassette pirata  de “Ella & Louis”. Y eso fue gracias al club, un club de jazz que administraban los hermanos Cuturrufo, unidos por el amor a la música y al jazz. Eso hizo Cutu por nuestra cultura, por nuestra comunidad, nos entregó una música que solo viajando a la capital podríamos escuchar, él acercó la cultura al puerto. Acercó el Jazz a personas que ni siquiera conocían la palabra “jazz”. Y no solo eso fue generoso con sus colegas y con los músicos que como yo nos sentimos con la fuerza y el coraje para subirnos a un escenario porque aprendimos de él. 

Recuerdo haber ido a una jam en “El Perseguidor”, yo estudiaba con Moncho Romero y tenía varios standards  estudiados, me invitó a cantar y me dijo- ¿cuál?- Yo le dije “Blue Monk”, miró a los músicos y les dijo “Bésame mucho”. Ahí quedé yo, menos mal me lo sabía y Cutu me dijo después “Bien Natalia, las cantantes tienen que partir por lo suyo primero”. Luego ya instalada en Santiago me invitó junto con mi banda a una noche en el Festival de Jazz de Las Condes, no tuve miedo, pese a que la prensa hablaba de las dos únicas figuras femeninas del certamen (Camila Meza y Melissa Aldana) y ahí estaba yo, invitada por Cutu porque él era así: generoso y facilitador de espacios y oportunidades no solo para los que estaban arriba si no a los que como yo comenzaban una carrera. Y eso es invaluable y sé que cada colega tiene una anécdota por contar.

Cuento los días para que acabe la pandemia para que todo Coquimbo salga en caravana a despedirlo y el puerto huela a fritanga en una gran despedida que llegue hasta Santiago y a la comunidad ecológica de Peñalolén, donde también está su hogar. Porque Cutu es ya una leyenda.

INSTANTÁNEAS DE RUIDO Y PUNK: UN RECUERDO DE HUEVO OLEA

INSTANTÁNEAS DE RUIDO Y PUNK: UN RECUERDO DE HUEVO OLEA

En memoria del guitarrista, miembro fundador de DTH y Enfermos Terminales, César Huevo Olea, fallecido la madrugada del 17 de junio 2020, a causa de Covid 19, indagamos en los recuerdos de su vital paso por el underground local a través del testimonio de Cristóbal Durán, bajista y fundador de Alternocidio entre los años 1995 – 1997, banda integrante de la seminal escena hardcore de finales de los 90s.

 

 

Hace un par de días falleció el Huevo, César Olea. Se lo llevó el COVID-19, ese virus infame que todavía parece un fantasma. Compartí más de una vez con él, junto a lo que fue su banda más longeva, Enfermos Terminales. Si mi memoria no me engaña, la primera vez que los vi fue en 1996. Debe haber sido probablemente su primera (o a lo sumo, segunda) tocata. Fue en alguna parte de La Florida o en Gran Avenida, si mal no recuerdo. Pero de eso ya van cerca de 25 años. Sólo puedo recordar la potencia que transmitían en esos primeros días, una banda que sin duda fue fiel a esos primeros gestos, luego de pasadas más de dos décadas. El Huevo era un puntal en eso, qué duda cabe. Si bien Patán y Mery, los vocales de Enfermos, le daban el primer plano a ese sello inconfundible con su dupla de voces, tal como en tantas bandas de crust o del anarcopunk que escuchaba por ese entonces (Extreme Noise Terror o Nausea, las primeras que se me vienen a la cabeza…), todo el basamento de Enfermos se sostenía en las seis cuerdas. Y eso era tremendo. Tuve la suerte de compartir escenario con ellos muchas veces en esos primeros años, en distintos lugares y en ocasiones diversas, junto a tantos otros como Silencio Absoluto, Disturbio Menor, Donfango, Nada de Público, o Redención 9-11. Pero para mí Enfermos fue, desde la primera vez que los vi, algo así como el epítome del hardcore-punk por estas latitudes. Era difícil no escuchar en ellos a Circle Jerks, Black Flag de los primeros días, o incluso algún dejo al GI de Germs. Y me atrevería a decir que en buena parte esa era la mano del Huevo.

 

Archivo banda

Yo ya sabía que ese sonido venía de alguna parte. A principios de los 90 había caído en mis manos, como a tantos y tantas, esa joya infame de D.T.H., Vómito Social. Con su horrible carátula fotocopiada, y 6 temas en unos 10 minutos, era el primer ataque grindthrash que escuché en Chile, y ahí era la voz del Huevo la que arreciaba, con total violencia. Fue como si se tratara de la primera impresión que me produjo el From Ensalvement to Obliteration, ese pedazo de extremidad que curiosamente Napalm Death había arrojado ese mismo 1988. Digo todo esto para recordar, y recordarme a mí mismo, que el Huevo fue uno de esos pocos eslabones entre esas camadas del Hardcore y del punk de la generación de los 90, y los cultores de los sonidos extremos en esta parte del mundo en esos oscuros años 80. El Huevo fue eso, sin duda, y eso me producía verlo en el escenario con una polera de Agnostic Front o de Corrosion of Conformity. Era como traer el Rock Shop del último tramo de los 80 en medio de una tocata de 1998, era mantener esa fuerza y ese amor por los tarros.

Esa es la instantánea que quisiera conservar del Huevo, en el escenario, como un gran conector entre los 80 y los 90, y mucho más acá, cuando supo seguir dándole a Enfermos Terminales una modulación y un sello distinto, manteniendo esa furia que vi en él y en el modo en que sentía la música. Esa instantánea es la que muchxs de nosotrxs podremos revisitar una y otra vez, para volver a sentir esa pasión que veíamos en él y que queríamos reconocer como nuestra. 

Cristóbal Durán R.

Bajista de Alternocidio

Formación 2018  – Foto por Karolina Guajardo. Poesía Beats y rock and roll.

BETTY WRIGHT: MATRIARCA SOUL

BETTY WRIGHT: MATRIARCA SOUL

Una de las exponentes del soul más laboriosas de su generación. Recordada por su altísimo registro vocal, inspiradora de divas actuales como Beyonce o Mariah Carey. Betty Wright fue de esas intérpretes contundentes en trayectoria, influyente para las generaciones posteriores y cuyo estilo aportó elementos renovadores al soul de su época y a la nutrida escena de la cual formó parte en el Miami de los 70s y 80s.

Considerada una pionera en abrir nuevos espacios para las mujeres en la industria musical, fue la primera artista femenina en conseguir un disco de oro con su propio sello discográfico, gracias al tema «No Pain, No Gain» que compuso, cantó y publicó bajo Miss B Records. Pero la nutrida carrera de Betty Wright, recogió su primer gran éxito cuando en 1971 lanzó «Clean Up Woman», una canción que combinaba elementos de funk, soul y R&B. La canción registra también varios hitos tales como alcanzar el número dos en las listas de R&B, donde permaneció durante ocho semanas. Vender más de un millón de copias y haber sido disco de oro el 30 de diciembre de 1971. A nivel de resonancia, sigue siendo hasta el día de hoy una de las canciones más sampleadas del cancionero R&B/Soul, formando parte de hits tan reconocibles como «Real Love» de Mary J. Blige, producida por P.Diddy.

Betty Wright editó su primer álbum a la edad de 14 años, mientras cursaba la secundaria. Titulado «My First Time Around», el disco contiene otra de sus canciones más importantes “Girls Can’t Do What the Guys Do», un directo mensaje feminista en una época de importantes avances para los derechos de la mujer. En pleno 1968, la equidad de género era tema primordial para cierto R&B. Ese sería el comienzo de una trayectoria musical tan impecable como consecuente. Desde entonces, Betty fue forjando un estilo único como cantante y su música fue adquiriendo la categoría de género en sí misma, plasmando su visión de mundo y su carácter como artista.

La joven Betty destacaba por su mirada como mujer en la música y también por su asombrosa y versátil voz. Desde un susurro profundo y arrastrado hasta el tono de un agudo silbato eran parte de su amplio registro vocal, lo que la instaló como una las cantantes más increíbles que hayan aparecido en la música negra durante los últimos 50 años. Así de versátil fue también su capacidad interpretativa entregada por su herramienta vocal que le permitió interpretar soul, r&b, reggae, jazz, y rock.

Ya consolidada como una de las figuras más relevantes de la música afroamericana de los años 70, Wright continuó nutriendo su trabajo con diferentes colaboraciones, tanto como cantante, compositora y arreglista. En 1977, Wright descubrió a Peter Brown y cantó “You Should Do It” y “Dance With Me” en el exitoso LP “A Fantasy Love Affair”. En 1978 interpretó un dúo con Alice Cooper en la canción “No Tricks” y un año después, abrió para Bob Marley en el Survival Tour.

En los ochenta continuó su imparable trabajo grabando canciones como“What Are You Gonna Do With It” de Stevie Wonder. En 1983 lanzó el álbum “Wright Back at You” con temas de Marlon Jackson de los Jackson 5. En 1985 formó su propio sello discográfico, Miss B Records, publicando el álbum “Sevens” en 1986. En 1988 fue la primera artista femenina negra en obtener un álbum de oro para su propio sello, con el disco “Mother Wit” de 1987.

Paralelamente a su permanente trabajo como cantante estelar y productora musical de su sello, Wright participó a lo largo de su carrera como vocalista de apoyo junto a un amplio abanico de destacados músicos como David Byrne, Peter Tosh, Gloria Estefan, Jimmy Cliff, Stephen Stills, entre muchos otros.
El nuevo milenio la encuentró más activa que nunca manteniendo su incesante conexión con las nuevas generaciones de músicas mujeres. Una de ellas, la talentosa e innovadora Erykah Badu, probablemente una de sus más fervientes admiradoras y discípulas, y a la cual acompañó en su disco del año 2000, Mama’s Gun.

Tal como lo fue desde sus primeros días, su voz también se convirtió en un elemento primodial y recurrente en el mundo del hip-hop. Nuevamente en plena sintonía con el panorama musical, Betty hizo apariciones en los registros de Diddy, Nas, y Rick Ross. También cantó la melodía de los Rolling Stones «Playing With Fire» en la canción Tha Carter III de Lil Wayne. En 2016, colaboró con Kendrick Lamar y Big Sean en la canción «Holy Key». Finalmente, su último trabajo no haría más que confirmar tanto su legado, influencia y vigencia como artista mayor, colaborando con The Roots en lo que llevo por nombre «Betty Wright: The Movie» publicado en 2011.

Betty Wright ha dejado una huella imborrable en generaciones que aprendieron con ella y con su trabajo no solo a cantar o componer, sino a ser esa artista autodeterminada por su propio talento y control del mismo, sobre todo reformulando el lugar de la diva esclava de sus propios éxitos y fracasos y en vez de eso ser voz, imagen, música, creadora y colaboradora con otros, abrazando la vida musical como un espacio de acogida, intercambio y herencia que hicieron de ella, una auténtica matriarca del soul.

IN MEMORIAM: FLORIAN SHCNEIDER 1947 – 2020

IN MEMORIAM: FLORIAN SHCNEIDER 1947 – 2020

A los 73 años de edad ha muerto Florian Schneider, cofundador junto a Ralf Hüter de Kraftwerk,una de las bandas más influyentes de la historia de la música popular del siglo XX.

Fue un 11 de julio de 1970 cuando Schneider junto a Ralf Hütter y Charly Weiss, conformados como Kraftwerk , debutaron sobre un escenario. Desde entonces Schneider y Hütter empezaron a colaborar en su propio estudio de grabación llamado Kling Klang, lugar que vería nacer su álbum debut homónimo, seguido por “Kraftwerk 2” (1972), y por “Ralf und Florian” de 1973.

La formación como cuarteto se consolida con Ralf, Karl Bartos, Wolfgang Flur y Florian dando paso a su periodo más brillante en el que serán editados los discos “Autobahn” (1974), “Radio-Aktivität” (1975), “Trans Europa Express” (1977), “Die Mensch-Maschine” (1978), y “Computerwelt” (1981). Periodo fundamental que sentaría las bases de la gran revolución de las máquinas en la música popular.

Para la década de los 80´s , la banda es reconocida mundialmente como los padres fundadores del sonido procesado y de la vanguardia, creadores de la matriz del synth pop, la música industrial y el dance entre otros subgéneros. Es en esa misma década en que los pioneros reaparecen con  tres trabajos de incipiente aires pop. Uno de ellos, el emblemático single “Tour de France” (1983), el disco “Electric Café” (1986) y “The Mix” (1991), regrabación de canciones clásicas.

Luego de una década retirados de l producción discográfica, Schneider y Hütter reorganizan la banda en 1999, editando con la llegada del nuevo milenio “Expo 2000”, single oficial de la Exposición Universal de Hannover. Para ese entonces, la música popular ha viajado años luz en torno a los avances introducidos por los músicos alemanes. Su huella es intergaláctica.

“Tour de France Soundtracks” publicado en 2003,  y el registro en vivo “Minimum-Maximum” de 2005 quedarían como los últimos trabajos de KRAFTWERK con la participación e inventiva de Schneider, quien en 2009 anunciaría oficialmente su alejamiento de la banda para enfocarse en sus proyectos musicales en solitario. Proyectos que verían la luz en 2015 cuando Schneider publica junto a Dan Lacksman (Telex) el tema “ Stop Plastic Pollution”,​ una canción para la iniciativa Parley for the Oceans, destinada a concienciar sobre fragilidad de los océanos.

Este 06 de mayo, se dio a conocer a través de un comunicado oficial firmado por Hütter, la confirmación del fallecimiento de Schneider, despedido una semana antes por su círculo íntimo, luego de haber atravesado un fulminante cáncer.

El músico alemán, no solo será recordado por su vital papel como cofundador de la influyente y seminal banda a finales de los 60s, sino como uno de los inventores del krautrock y de la música electrónica en su más pura orgánica, abriendo nuevas posibilidades de creación sonora en base al uso de máquinas desde entonces hasta nuestros días.