ESPECIAL WOODSTACO FEST

LA FIESTA CÚLMINE DE WOODSTACO: EL FESTIVAL QUE SENTÓ PRECEDENTES

LA FIESTA CÚLMINE DE WOODSTACO: EL FESTIVAL QUE SENTÓ PRECEDENTES

Hace algunas semanas se celebró la gran despedida de Woodstaco Fest, tras catorce años como uno de los escenarios principales para el rock independiente hecho a pulso. Tres jornadas de música en vivo a destajo y momentos memorables que de forma implicita sentaron precedentes y dejaron huella en cada asistente y en cada músico y música que ahí estuvo presente.


Créditos fotos: Lilith Dunkel – Archivo oficial Woodstaco / Paulina Cárdenas – Cobque Rock / Daniel Pérez -Nighttimebird / Diego Mena/ Lucas Urenda /Archivo Crónica Sonora.


El campo abierto y la montaña nos esperaban para reencontrarnos con la que ya sabíamos que sería la última fiesta de una larga historia que había comenzado catorce años atrás. Pero la travesía era el inicio de la fiesta, al momento de armar el bolso, de subir al bus, al auto, o de salir a la carretera en busca de un aventón, en cada parte la experiencia Woodstaco comenzó a tomar forma por sí misma. Una vez en ruta, el largo viaje y la sensación de dirigirse a donde el diablo perdió el poncho, e incluso, bordear el camino hacia la tétrica Colonia Dignidad no hicieron más que incrementar esa exquisita y también escalofriante sensación de alejarse del mundanal ruido para perder la señal de los aparatos y para perderse entre senderos, matorrales, montañas y ríos como si transitáramos de un mundo a otro, a otro tiempo, a otra dimensión, aquí mismo pero más allá, cual película fantástica, cual película de época, esa misma época añorada un poco en esta suerte de Woodstock chileno.

La jornada musical aún no daba el arranque mientras unos tras otros, mochileras y mochileros improvisados – me incluyo – equipados con todo lo necesario para tres días de música, tierra, cielo y rio, continuaban su propio montaje ante la presencia de los más relajados e inspirados bañistas de estanque y verde sombra, instalados desde muy temprano prendiendo ya las asaderas, llenando melones y aromatizando el ambiente de una ardiente tarde de sol sin tregua que hizo sudar a cada citadino y citadina devenida en campista de última hora.

Cuatro escenarios dispuestos, enclavados, en estratégicos puntos del Camping El Trapiche de San Manuel aguadaban ya desde mediodía para recibir a todas y todos los visitantes. En el centro de todo, el escenario Rock en plena cancha. A un costado del sendero principal, Woodstaquito. En medio del bosque Blesstaco, y al otro lado del rio, el escenario Enjambre. Cuatro epicentros de sonidos, estilos y ritmos, cada uno de ellos rodeados de stands de comida, oficios, talleres, exposiciones y los correspondientes servicios de seguridad y auxilio, como enfermería o bomberos, extendidos hasta la plaza central conectada con las distintas zonas para acampar.

Pero El Trapiche seguía poblándose cuando faltaba cada vez menos para que la música desbordara la montaña como estaba anunciado a partir de las 16 horas comenzando con la inauguración oficial de la fiesta, en el bien bautizado Blesstaco, escenario enclavado al otro lado del puente, cruzando la laguna, en medio del bosque, bajo un colorido y psicodélico sendero de banderines, luces y hojas que sirvieron como la mejor puerta de entrada a uno de los rincones más psicotrópicos y alucinógenos en cuestión de sonidos y estilos, y cuyo cartel venia integrado por bandas como Vorágine, Cola de Zorro, Como Asesinar a Felipes, Solteronas en Escabeche, Los Jerjeles. Spiral Vortex, Dinastía Moon, Yinyer, Slow Voyage entre otras, dando forma a una amplia panorámica del rock alternativo, psicodélico, retro, experimental y progresivo. Pero que inició el ruido con uno de los pocos exponentes del metal extremo presentes en el festival, Blood River y su black death melódico encargado de los primeros fuegos de la gran jornada con una presentación a todo decibel y brutalismo mientras la muchedumbre poco a poco se fue congregando en el sector para practicar el headbanging y sintonizar con la estridencia del metal menos amable en un comienzo sin medias tintas.

Al otro lado del río, también entre los árboles, en la profundidad del inmenso bosque, el escenario Enjambre fue otro punto de encuentro para sonidos tropicales, bailables y de raíz folclórica, con las esperadas apariciones durante el fin de semana de nombres como Tata Barahona, Nano Stern, Juanito Ayala y Mc Millaray.

A campo abierto, en el centro del recinto, se lucía a primera vista el escenario Rock, recibiendo a todas y todos los campistas del rock and roll, que llegaban y llegaban unos tras otros, dándo la bienvenida como queriendo decir “prepárense para la música que aquí va a sonar”, porque así de imponente se avistaba el escenario principal de las tres jornadas por donde pasaron 12  bandas por día, y cuyo sonido y calidad técnica, amplificación, fidelidad, iluminación y ambientación otorgaron el espacio y condiciones ideales para un espectáculo musical redondo y de calidad en el que cada una de los artistas sonó con la potencia y nitidez que siempre se aspira, pudiendo muchas de ellas, mostrar a cabalidad sus cartas y credenciales, sacando a relucir todo aquello que habitualmente se pierde de vista en los escenarios pequeños del reducido circuito de bares y salas en la capital y otras ciudades del país.

Precisamente, dicho escenario nos convocaba para su apertura a las 18 horas con la presentación de Cacería, calentando motores para los primeros entusiastas del mosh, y a continuación el regreso de los magallánicos Camino de Tierra, presentándose nuevamente en el festival, eran los encargados de encender la primera gran llama de una calurosa tarde en que el sol no dio tregua alguna pero la cerveza y los chapuzones ayudaron a refrescarse, cuando el quinteto patagónico llegaba encima de la hora, con el vértigo del rock and roll bajando de la camioneta para subirse sin pausa alguna al escenario y no demorar el itinerario que por minutos parecía cambiar de orden y adelantar al siguiente acto, lo que no alcanzó a ocurrir con la irrupción de los músicos y su equipo técnico justo a tiempo, dando paso al poderoso rock pesado, garajero, y crudo como el frio de su natal Punta Arenas. Porque así se hizo notar la fuerza del ventisquero del extremo sur con una férrea aura punk en letras y líneas rítmicas que han sido durante dos décadas sellos ineludibles de su rock forjado desde la descentralización y con un profundo sentimiento enraizado en su territorio hasta el día de hoy. Con estas cartas sobre la mesa, el grupo puso su firma en un set de 45 minutos de evidente poderío sobre el escenario, armando la estampida con el primer gran baile polvoriento de la tarde dejando en lo alto la representación del rock hecho en Magallanes.

El intenso calor continuaba azotando la primera parte de la tarde cuando en el escenario Rock llegó el turno de las esperadas Derrumbando Defensas, provenientes desde la ancestral tierra de Wallamapu, otra vez con énfasis en la descentralización y en el anunciado incremento de presencia femenina, el escenario rock continuaba cumpliendo con la presentación de la banda de hardcore metal integrada por mujeres músicas más antigua de la escena local. Con doce años en la espalda el cuarteto debutó con un demoledor set que rápidamente enganchó a la audiencia presente, atrayendo nuevos y nuevas oyentes que atentamente apreciaron la performance de la banda repasando su discografía y principalmente su más reciente y aplaudido álbum editado en 2022 Sistema Criminal, y del cual sonaron en todo su esplendor las aplastantes “Alza tu voz”, “Latinoamérica” e “Industria asesina”, en versiones que mostraron con solidez el sonido que la banda ha venido amasando desde su primer disco y donde las líneas de guitarra afilada y definida, propias del subgénero, han ido alcanzando un reconocible perfeccionamiento al servicio de su propia impronta, impronta que en arrolladores cuarenta y cinco minutos de pesadez y velocidad en clave feminista y antiespecista, sacaron chispas y sacudieron el imponente escenario principal que para ese momento se avistada rodeado de mosh, caídas libres y una incipiente y mixta nueva fanaticada. Con un evidente bagaje en las ligas del ruido estridente, los escenarios under del sur y el espíritu del hazlo tu misma, las Derrrumbando Defensas marcaron con su presencia una poderosa entrada para las primeras horas de festival, y por sobre todo, sentaron un significativo precedente para la presencia de mujeres en la música extrema.

Las horas transcurrieron cargadas de información y estimulación entre un escenario y otro, sumergidos en el paisaje natural y en los sonidos emergiendo de cada rincón. Las caminatas se sucedieron de allá para acá y de acá para allá entre los cuatro epicentros y las visitas a la carpa o al respectivo puesto de bebestibles para recargar el vaso y continuar con la fiesta que recién empezaba su bloque nocturno. Para ese momento, por el escenario Rock habían pasado los populares 2X con un concurrido y aclamado show que dio por inaugurada la avalancha humana en medio de la cancha, seguida de una prendida velada ska OI a cargo de Altoids, sirviendo como la mejor previa para uno de los actos afuerinos cabeza de cartel, la banda punk rock argentina Flema en un recital propiamente tal que protagonizó la noche de viernes.

Entrada la noche, los sonidos espesos llegaron desde Pucón con Satanic Waves sorprendiendo a más de algún despistado o despistada en desconocimiento del poderoso trio de doom rock atmosférico, cuyo gig removió por completo el escenario central alcanzando gran clímax para dar paso al bloque de trasnoche, recorriendo su habitual set list compuesto por su bien comentado primer disco They burn, Satanic Waves se anotó una de sus presentaciones más memorables hasta ahora en un escenario que les entregó el marco perfecto en sonido y ambiente para mostrar su lograda y elaborada propuesta de doom rock con tintes progresivos de acabadas terminaciones que los ha puesto en el mapa global del género, y que la noche de viernes los hizo fugurar como una de las olas de sonido más pesadas del cartel.

La noche se hizo madrugada con la aparición de The Polvos y su nube supersónica proveniente directamente desde Concepción justo cuando el reloj marcaba la una y algo, para comenzar a cubrir el campo abierto y húmedo de Woodstaco Fest, repasando su álbum debut Darkness Emotion, y también mostrando parte de las nuevas composiciones de su segundo disco actualmente en pleno proceso de postproducción, el quinteto de experimentados músicos penquistas dio vida a un contundente show de explosivo space rock made in Chile, donde guitarras, pedales y efectos de Synth levantaron el vuelo de una ruidosa nave impulsada desde la base por una cruda, detonante y cadente batería que junto al bajo funciona como el piso sólido de este gran muro de profundidades y olas sonoras que van y vienen onduladas y difuminadas formando esa gran masa de sucio y psicodélico garage que tema tras tema continuó el vuelo intenso con cada uno de los miembros de la banda compenetrados y adueñados del escenario, y cuyas siluetas parecían desvanecerse entre el humo y las luces al mismo tiempo que su música inundaba todo el predio. De esa forma The Polvos, dejó su segunda huella en la historia del festival, esta vez alcanzado un evidente estado de gracia que los hizo ver como la banda de largo oficio musical que es, cerrando de gran forma el auspicioso ciclo de su primer larga duración.

La fría y húmeda noche del viernes en la montaña avanzó con la gloria y con el furor de la primera jornada de fiesta y del reencuentro tras dos años sin festival – ¿te lo puedes imaginar? – una fiesta simultánea ocurriendo en cada rincón, en cada show, en cada escenario, y con cada sonido. Al amanecer la música electrónica no dejó de sonar en el inextinguible sector de Blesstaco acompañando a los cientos de woodstaquianos y woodstaquianas que habían hecho la noche día, mirando el amanecer en el rio o en el bosque, sin perderse de nada más que de ellos mismos, embriagados por la fiesta woodstaquera.

La mañana de sábado se oía silenciosa como después de la bomba con algunos firmes sobrevivientes por aquí y por allá cuando la mayoría había caído solo por algunas horas para pronto retomar el jolgorio con el calor ya sacándonos de las carpas a media mañana – por suerte, porque no era momento de dormir más de lo necesario . La fiesta volvía a despertar, y a las 12 del día con un sol inclemente pegando sobre el escenario rock, Cianuro desde Concepción fueron los encargados de la siempre difícil tarea de abrir los fuegos, entregando la cuota requerida de estridencia y pesadez para despertar a todo Woodstaco con metal – punk de vieja escuela thrash, crudo y directo, que rápidamente levantó la moral de la trasnochada audiencia con una presentación de significativo impacto para esa hora, donde se escucharon temas como Rechazado, Es la Ley, Resistencia, La revolución de la inconsecuencia y odio a la sociedad.

Lo que siguió durante la jornada de sábado en el escenario central del festival, fueron bandas como Mar Lunar, Sulfato de Miranda, Los Makana repitiendo su pasada woosdtaquera con rock and roll y blues. Satánicos Marihuanos desde Perú plantando la bandera de Necio Records y del under limeño, presentes en ediciones anteriores del festival con bandas como El Jefazo, y que esta vez también trajo consigo a Cholo Visceral.

A las dieciséis horas del sábado llegó el turno del dúo de riot wave lesbofeminista Diavol Strain, debutando en el festival tras un exitoso 2022 de giras nacionales e internacionales, y un significativo crecimiento en la circulación de su música. Con este piso no menor, la banda se plantó en Woodstaco en una ardiente tarde de sol sin tregua para cubrir la jornada de oscuros y fríos sonidos, donde lo maquinal dialoga con las cuerdas orgánicas del bajo y la guitarra, en un set de 45 apretadísimos minutos a contratiempo tras el desajuste de todo el timing del día, recorriendo sus dos álbumes Todo el caos habita aquí y Elegía del olvido. Elegía del horror, frente a una interesada audiencia de viejas y viejos seguidores apoyándoles, pero sobre todo de curiosos y receptivos auditores que estaban ahí descubriéndoles mientras a cada segundo el dúo envolvía todo el ambiente de atmósfera y lamentos a través de piezas como “Nacidas del fuego”, “Destino Destrucción”, “Herz der niemand”  y ”El ansia”, que bien presentaron las grandes temáticas que atraviesan las líricas de la banda disidente, cada una de ellas interpretadas con la precisión y concentración que las músicas suelen lucir y donde resaltan los principales rasgos de su estilizada propuesta donde reinan el bajo grueso, tenso y prominente, y una guitarra de alta resonancia arropada en efectos y pedales conformando un envolvente follaje de cuerdas evaporadas, a ratos etéreas y otras veces intensamente shoegaze, que lucieron con especial fuerza en esta oportunidad en medio de la seguidilla de rock pesado y punk rock, trayendo gélidos y grises ruidos a la montaña de Parral. De alguna forma, Diavol Strain fue una de las poderosas novedades de esta edición insertando la música subterránea oscura, abriendo el paso para el circuito dark local de seguir el festival. Verlas en un escenario de estas características resultó tan alentador como promisorio para enriquecer una programación enfocada al rock y a la música alternativa, como también para ejercer ese llamado enfoque inclusivo LGTB en vitrinas musicales de esta índole.

Para este momento el timing del escenario se ha desplazado casi una hora por banda, apretando lo tiempos al máximo entre show y show, mientras la jornada avanzaba con total normalidad y goce musical. A las 20 horas fue el turno de Cler Canifrú y banda, reafirmando el aumento de la presencia de mujeres en el festival. La guitarrista y cantante, puso sobre la mesa su repertorio de rock bien armado y radial, dando espacio para mostrar reversiones de algunos clásicos acertadamente interpretados y ejecutados, siempre con sus credenciales de virtuosa y talentosa guitarrista principal.

La noche del sábado fue el momento para recibir y apreciar la nueva formación de Electrodomésticos, con Carlos Cabezas como único miembro original, acompañado de la emblemática baterista tras reunirse la banda, Edita Paz. Y en bajo, como nueva integrante, la fundadora de la banda punk rock Lilits, Masiel Reyes, son quienes hoy dan vida a la emblemática banda y con quienes sobre el escenario entregaron un set de sesenta minutos principalmente basado en su etapa reciente y sus últimos discos, sin mirar tanto al pasado glorioso, centrándose en el ahora de un sonido alejado de la vanguardia y la oscuridad de antaño, y cada vez más cerca de un cuidado y reposado electro pop rock de alta gama y sello propio, plasmado en temas de importante circulación como “En tu mirar”, “Detrás del alma”, “Has sabido sufrir” y otras. Pero más allá de este aceptado plan actual, uno de los momentos álgidos fue para la gran audiencia presente el fabuloso emblema de la música sintetizada de aires industriales nacida en los ochenta “El frio misterio”, cerrando la esperada y aplaudida performance de Los Electro en Woodstaco Fest.

Fiebre de sábado por la noche, la segunda y última, bajo el estrellado cielo de la montaña, noche de luna casi llena iluminando todo Woodstaco, reflejada en  la laguna hizo del paisaje una postal memorable.

A Electrodomésticos le siguió otra de las bandas más esperadas del cartel rock del festival, y también una de las más sólidas y potentes de su generación, Hielo Negro, la banda madre del llamado Rock Patagónico, radicada en Santiago, se reencontró con el festival en su calidad de pioneros y pilares del rock pesado local de las últimas dos décadas, estelarizando la segunda y última noche, reafirmando su lugar tras haber dado forma desde finales de los noventa a un rock de raíz pesada basada en el hard y el blues rock, vertientes para ese entonces poco exploradas en la música local aún menos con ese énfasis distintivo enmarcado en cierta identidad regional. Con esa impronta ya conocida por toda la audiencia presente, el trio puntarenense regresó a Woodstaco Fest con un contundente show que sacudió los cimientos del escenario principal con esa ya lograda forma de hacer sonar finos y delgados riffs, gruesas líneas de bajo, y una batería de cuidada y estricta precisión que hablan entre sí con maestría y fuerza para alcanzar y entregar momentos de rock and roll incendiario como en Cabo Negro o Locomotora del Rock, y también para descender a momentos de espesor a medio tiempo como en Noche Gris o Viento Sabio, canciones que fueron coreadas de principio a fin por la muchedumbre hielera ovacionando en cada segundo e inmersos en el goce del ruido infernal, entre el frio, la tierra, el humo y el whisky, mientras la banda continuaba luciendo arrolladora en su performance y ejecución enérgica basada en la esencia pura del rock and roll sucio y directo, sellando uno de los grandes reencuentros de la despedida de Woodstaco.

Tras Hielo Negro, vino el momento de la fabulosa banda de los hermanos Guzmán, Los Revoltosos, con su blues punk de inoxidable raíz rocanrolera, tomando el escenario central por asalto rápidamente con muy poco espacio entre ellos y sus antecesores, manteniendo el pulso de la noche en alto cuando el frío se dejaba caer sobre la cancha y el sabor a alcohol calentaba las entrañas, la banda liderada por Jando y Klein Guzmán no hizo más que dar una clase de oficio musical de años y años sobre el escenario sacando lustre a las cuerdas de la guitarra y del bajo, ambas piezas distintivas del sonido construido por los ex Profetas y Frenéticos y pilares de Los Peores de Chile, que a finales de los noventa, tras el naufragio de la famosa banda punk continuaron el camino explorando sus seminales inclinaciones musicales donde convergen el punk rock, el blues, el rock and roll de viejo cuño y el rockabilly, convirtiéndose desde su aparición en una de las bandas destacadas del mencionado subgénero en su versión criolla. Con esas credenciales, la presentación de Los Revoltosos se perfilaba como otro trago fuerte para el segundo trasnoche del fin de semana, y claro que lo fue, con un set donde brillaron las guitarras en bandolera de alma rebelde, callejera y sentimental, uno tras otro cada tema, como parte de un ágil set que en ningún momento bajó el infeccioso ritmo, mucho menos para el momento del cierre, honrando la memoria de su viejo amigo Pogo y el legado de su banda madre haciendo sonar Síndrome Camboya entre el clamor, los aplausos y las muestras de afecto de toda la enardecida audiencia que coreó y se sacudió en un hermoso mosh de tierra y sudor, tras haber recibido una indiscutible dosis de descarga rocanrolera para continuar con la larga noche.

Mientras todo esto ocurría, al otro lado del puente, en Blesstaco, desde media tarde los sonidos habían ido del indie rock de Yinyer a la psicodelia espacial de los uruguayos Las Cobras. Del acid funk de los afamados Cómo Asesinar a Felipes, a la fiebre afro sónica de Los Jerjeles. Del rock progresivo de raíz de las longevas Solteronas en Escabeche, o el folk electroacústico de Fósil, a las variantes psicodélicas de Spiral Vortex y de Dinastía Moon, que con el desplazamiento de los horarios terminó cerrando a las 3 am, quizás de la forma más ad hoc y efervescente, la última noche en el escenario más ecléctico del festival.

La tercera y última jornada de Woodstaco comenzaba con un inevitable sabor a despedida y el deseo profundo de que esta fuera una edición más y no la final, mientras que algunos visitantes ya iniciaban el éxodo cuando aún quedaban varios cartuchos por quemar y bandas que escuchar, como por ejemplo Slow Voyage quienes hicieron su aparición sobre el escenario Blesstaco a la una de la tarde para iniciar el despegue a las tierras del shoegaze y la neopsicodelia noventera con su habitual muralla de guitarras expansivas transitando entre la fiesta madchesteriana y el acid rock de largo viaje, rodeados de frondosos árboles y en medio del bosque sonando con gran nitidez, en las últimas horas de Woodstaco la banda angelina armó una contagiosa estación de crudo y distorsionado psych rock sellando el encuentro a plena luz del día con su ya infaltable neo dub The Last Sunset, en su volátil y extendida versión con la audiencia entregada al ritmo y al delay.

Varios elementos saltan a la vista, al presenciar y vivir Woodstaco Fest en ésta, su fiesta cúlmine, y sobre todo al mirar todo su trayecto en retrospectiva. Uno de ellos, es esa forma austera, artesanal y, por sobre todo, realista y estrictamente musical que impera en el hacer del festival, una forma que está al servicio de él, no como evento o atracción, sino como un encuentro donde lo que prima es la música. Entender ese sencillo punto, es algo que pocas veces ha ocurrido en el contexto chileno al momento de desarrollar un festival musical de ROCK con mayúscula, independiente y de carácter subterráneo en el país del lucro indecente y de los booms al estilo jurel tipo salmón- dicho eminentemente chilensis-. Ese sencillo – pero muy difícil de lograr- aspecto quizás sea una de las grandes respuestas para comprender la consolidación alcanzada por el festival en sus catorce años de vida, y su consiguiente huella en la escena local y en todos sus públicos receptores.

Lejos de toda clave neoliberal, toda una hazaña para un evento cultural en Chile, Woodstaco supo mantener el foco de su origen, estableciendo todo un entramado donde primara la experiencia musical directa y de calidad, sin grandes adornos, ni parafernalias más que el elocuente y gigantesco paraje natural, escenario de escenarios en todo esto, y con él, el sonido, la música, el arte, las bandas, los músicos, las músicas, las y los equipos técnicos, y las audiencias.

Cocinado a fuego lento, paso a paso, Woodstaco llegó a ser lo que fue en estos catorce años, un festival musical de rock, no solo como un mero y manoseado  título, sino que desarrollando esa idea y ese concepto dentro de sus posibilidades, de acuerdo a las características reales de un país como Chile y de una escena local como la que aquí existe, donde la industria sigue siendo solo un grandilocuente nombre, y no un hecho. Y por ello, un festival de estas características no puede sustentarse más allá de lo que ya se ha sustentado sin convertirse en un recuerdo de sus primeros años y en otro ejemplo de comercialización excesiva y descriteriada. El festival se despide en lo alto, y ciertamente con la sabiduría suficiente para bajar el telón antes de vender el alma al diablo y perder el rumbo. El precedente ya ha sido sentado.

¡NOS VEMOS EN WOODSTACO!

¡NOS VEMOS EN WOODSTACO!

Hoy se da inicio a la últina edición de Woodstaco Fest, el festival que tras catorce años levantó un nuevo escenario para toda la escena local independiente.

La anunciada última fiesta de rock y camping, da su punta pie inicial esta tarde desde las 18 horas en el camping Trapiche de Parral .

Crónica Sonora estará presente en la gran despedida, con despachos en vivo desde backstage y escenarios, tomando el pulso del festival. SI NO PUDISTE ASISTIR SIGUE LAS HISTORIAS DE INSTAGRAM.

A continuación te entregamos las coordenadas de la jornada y los horarios tentativos de cada banda y escenario,

Desde las 12:00 horas se abrirán las puertas del recinto, y las horas fijadas por la producción son 𝗿𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝗹𝗲𝘀 𝘆 𝘀𝘂𝗷𝗲𝘁𝗮𝘀 𝗮 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗼𝘀 por eventualidades.

EL ÚLTIMO VALS DE WOODSTACO FEST

EL ÚLTIMO VALS DE WOODSTACO FEST

A solo horas para el inicio de la gran despedida de Woodstaco Fest hacemos un repaso por el origen y presente del festival que abrió un significativo escenario para la escena local por más de una década. Y te invitamos a seguir los despachos en nuestras historias de IG , en vivo desde Parral, este viernes, sábado y domingo en distintos bloques.


Por Rossana Montalbán


Hace tan solo unas semanas atrás el ya emblemático Festival Woodstaco anunció la noticia que, tarde o temprano, anuncia toda instancia nacida y crecida en autogestión y formas de financiamiento alternativo o semi estatal en nuestro territorio. Esa noticia era el término del festival y la realización de su última edición este recién iniciado 2023.

El poco sorprendente pero siempre decepcionante anuncio no dejó indiferente a nadie pero, sobre todo, reafirmó una serie de cuestiones relacionadas a la actividad musical y artística no masiva y no estrictamente comercial en Chile. Cuestiones que fueron fuertemente debatidas y promovidas en busca de mejoras en el borrador de nueva constitución desechada el 4 de septiembre de 2022, balde de agua fría que sacudió convicciones y sueños de un futuro más equitativo y justo, y la posibilidad de vivir de la actividad musical y cultural en menor grado de precariedad, tanto para trabajadores como para audiencias.

Mencionar ese suceso político que fue el fracaso de una nueva constitución y lo que ahí se buscó cambiar, puede servir como una pequeña clave para comprender el escenario y la realidad a la que se enfrenta un festival creado en total pulsión autogestiva que pasó de ser el punto de reunión para unos a ser el espacio de muchos y miles, porque sabemos que así nacen y nacieron emblemáticos festivales que terminaron siendo máquinas industriales y epicentros del mainstream.

Primero para unos cuantos amigos y bandas, Woodstaco nació en la cordillera de Curicó en 2008 en un impulso de mero esparcimiento, música al aire libre, lejos del mundanal ruido y cerca de la naturaleza. Una suerte de pequeño Piedra Roja o como bien lo dice su nombre una versión propia y personal de Woodstock, solo para los más aperrados y aperradas, almas libres dispuestas a caminar kilómetros, a prescindir del baño, a tocar en un escenario improvisado, a llevar lo puesto y disfrutar del barro al son de distorsionados y crudos riffs de rock and roll, blues, rock psicodélico.

Para 2011 ese Woodstaco inicial e improvisado, anunciado de boca en boca, ya comenzaba plantearse más como festival y menos como un encuentro amistoso espontáneo, pasando a ser un festival incipiente para la escena local, cuyo atractivo radicaba precisamente en esa idea tantas veces acariciada y añorada de un festival de verano, un festival de rock, como aquellos del primer mundo, o más bien algo que se acercara, en alguna forma, a eso, que desde acá,  audiencias y bandas, buscaron. Entonces Woodstaco se convirtió en un festival de tres días y dos noches. Es decir, en toda una experiencia de música y convivencia, en pleno verano y naturaleza. Por esos años, en aquella seminal etapa Woodstaco se instaló en paisajes como Rauco, San Rafael, La Montaña de Teno, y por ahí pasaron bandas de hard rock, blues, rock, rockabilly, cuya música poblaba la escena más subterránea y cruda del rock independiente como Polvareda, Los Gatos Negros, El Arbusto Rodante, Los Makana, Los Bandoleros, entre otras.

La fuerza de una instancia genuina como Woodstaco simplemente siguió su curso, creciendo, y ya para 2013 fue transformándose en uno de los escenarios preferidos de una diversa escena musical independiente, convocando cada vez más bandas de diferentes corrientes y subgéneros, nombres emergentes, y nombres de larga historia. Su cartel y su poder de convocatoria crecieron y con ello, año tras año, su desarrollo como instancia musical y cultural también, avanzando de una microproducción a un producción mediana y creciente en términos técnicos, logísticos para escenarios, equipo de trabajo, y espacio para bandas, artistas y público asistente, todo eso sin perder su esencia como lugar de esparcimiento musical y procurando que aquellos esfuerzos y mejoras no se vieran reflejadas en su entrada aún.

Tal como el caudal de un río que no detiene su flujo,  entre 2015 y 2019 vino el gran boom de Woodstaco, consolidándose en varias formas, desde su orgánica interna, encabezada por su fundador Matías Burgos, articulador de bajo perfil y la mente tras el proyecto que, para ese momento ya se constituía como organización cultural logrando obtener apoyo de fondos estatales, el apoyo municipal y regional posicionándose como un evento cultural para la zona de Parral, escenario del festival desde 2019. En este periodo Woodstaco experimenta un desarrollo completo en sus diferentes ámbitos, en su línea editorial, en su propuesta programática para más de dos escenarios, y todo un entramado en función de un festival donde lo principal sigue siendo la música rock en su amplia y diversa expresión, además de sonidos del mundo, experimentales y latinos en la naturaleza, dando espacio a talleres de reciclaje, artes manuales, diseño independiente, talleres infantiles y más, desplegando una importante producción técnica y profesional para las bandas y los miles de asistentes. El festival alcanza sus propios hitos. Y a nivel mediático logra una significativa cobertura en la mayoría de los medios especializados, en medios regionales e incluso en algunos de alcance nacional. Pero más allá de estos aspectos relevantes, la consolidación de Woodstaco ha sido en muchas formas la consolidación de su audiencia y la permanencia de un público fidelizado, buena parte de él testigo y asistente de sus primeros días, que continuó siendo parte del ritual cada año, siendo el pilar y el alma del festival hasta hoy día. Para este momento han pasado por el festival Los Peores de Chile, Fiskales Ad Hok, Hielo Negro, Yajaira, Tsunamis, Los Ex, Akinetón Retard, Perrosky, La Floripondio y Sol y Lluvia.

Lanzamiento Woodstaco 2023

En febrero y marzo de 2020, se llevó a cabo la última versión del festival en el viejo mundo pre pandémico, aplazado por los acontecimientos desprendidos del estallido social y en sintonía con la demanda constituyente, una edición que reafirmó la importancia del encuentro con bandas como The Ganjas, Aguaturbia, Panteras Negras, Benjamín Walker, Pascuala Ilabaca, Pentagram, Tata Barahona, Mediabanda, y que en aquella oportunidad contó únicamente con exponentes nacionales, atendiendo a las demandas del país y el fuerte compromiso con la circulación de músicos y músicas de locales. Así brillaron los escenarios Rock, Enjambre, Blesstaco y Woodstaquitos albergando rock, psicodelia, punk, metal, funk, ritmos latinos, pop, música del mundo y la electrónica, además de proyecciones de películas y otros espectáculos, destacando la inclusión de una parrilla de música de raíz ancestral, latinas y del mundo con un 75% de bandas lideradas exclusivamente por mujeres.

Con la llegada de la pandemia y la larga pausa, dos años transcurrieron sin poder llevar a cabo Woostaco, una larga espera que se acabó en 2022 cuando fue confirmada su edición 2023. Pero con el correr de los meses y la gran apertura de los eventos musicales también vinieron las interrogantes sobre cómo mantener un evento musical de tal envergadura sin encarecer su entrada o recurrir a otro tipo de financiamientos y esfuerzos que garanticen una cadena de trabajo remunerado para un equipo humano a cargo de todo el despliegue. Eso por un lado. Mientras que por otro, al observar el panorama actual, post pandemia, podemos aventurarnos a pensar que la gran avalancha de eventos musicales nacionales e internacionales, quizás enlenteció la venta de entradas para esta nueva edición, como también pudo poner en evidencia que el público aún es reticente a pagar grandes sumas por eventos de factura y contenido local.

Pero lo único cierto, es que sin un financiamiento base, sin el apoyo de fondos estatales tras no adjudicarse el Fondar 2023 para festivales de música, la producción del festival en boca de su fundador y a través de sus redes sociales oficiales dieron a conocer la noticia, en tono sobrio y realista, sin grandes lamentos ni reclamos, simplemente atendiendo el contexto real de la actividad cultural en el incierto Chile actual, donde el arte sigue a la deriva y el financiamiento para proyecciones en el tiempo sigue siendo esquivo. Con esa incertidumbre clara- ¡vaya contradicción!- Woodstaco bajará el telón este mes de enero, y lo hará en grande, con su versión más amplia hasta ahora donde se presentarán bandas como Electrodomésticos, Cómo Asesinar a Felipes, Hielo Negro, Cler Canifrú, Los Revoltosos, Derrumbando Defensas, Diavol Strain, Los Jerjeles, Dinastía Moon, Yinyer, The Slow Voyage, y todo un extenso cartel de casi cien artistas de diversas corrientes sonoras y trayectorias, junto a un aumento en la presencia de mujeres músicas.

Habiendo demostrado que el hacer por hacer puede llegar muy lejos, y la ética de trabajo autogestivo, no comercial puede ser viable y sustentable para las y los trabajadores de la música, al menos por unos cuantos periodos, dando cuenta de que es posible dar vida a diferentes modelos para el desarrollo de festivales de música local, el Woodstock chileno de nuestro tiempo dice adiós, antes de vender el alma al diablo, y antes de perderse entre la multitud, dejando huella y, ciertamente, siendo referente para nuevos festivales de corte rock underground, quedando en la retina de la música independiente de la última década, pero también dejando en el aire la inevitable pregunta de cómo sustentar la cultura no oficial y cómo sobrevivir sin el fortuito y siempre esquivo modelo de concurso neoliberal de los fondos de cultura que hoy por hoy solo garatizan pan para hoy hambre para mañana.

WOODSTACO FEST celebrará sus 14 años de historia el 13, 14 y 15 de enero de 2023 en el Camping Trapiche San Manuel, en la comuna de Parral. En un alucinante entorno de vegetación nativa a orillas de las aguas del río Perquilauquén, se reunirá a casi un centenar de bandas de diversas vertientes musicales ante un público que acampará bajo la luna y las estrellas.

ENTRADAS SIN RECARGO AQUÍ

WOODSTACO 2023 : SE ACERCA LA ÚLTIMA FIESTA

WOODSTACO 2023 : SE ACERCA LA ÚLTIMA FIESTA

Hace tan solo unas semanas atrás el ya emblemático Festival Woodstaco anunció la noticia que, tarde o temprano, anuncia toda instancia nacida y crecida en autogestión y formas de financiamiento alternativo o semi estatal en nuestro territorio. Esa noticia era el término del festival y la realización de su última edición este recién iniciado 2023. 

El poco sorprendente pero siempre decepcionante anuncio no dejó indiferente a nadie pero, sobre todo, reafirmó una serie de cuestiones relacionadas a la actividad musical y artística no masiva y no estrictamente comercial en Chile. Cuestiones que fueron fuertemente debatidas y promovidas en busca de mejoras en el borrador de nueva constitución desechada el 4 de septiembre de 2022, balde de agua fría que sacudió convicciones y sueños de un futuro más equitativo y justo, y la posibilidad de vivir de la actividad musical y cultural en menor grado de precariedad, tanto para trabajadores como para audiencias.

Mencionar ese suceso político que fue el fracaso de una nueva constitución y lo que ahí se buscó cambiar, puede servir como una pequeña clave para comprender el escenario y la realidad a la que se enfrenta un festival creado en total pulsión autogestiva que pasó de ser el punto de reunión para unos a ser el espacio de muchos y miles, porque sabemos que así nacen y nacieron emblemáticos festivales que terminaron siendo máquinas industriales y epicentros del mainstream.

Primero para unos cuantos amigos y bandas, Woodstaco nació en la cordillera de Curicó en 2008 en un impulso de mero esparcimiento, música al aire libre, lejos del mundanal ruido y cerca de la naturaleza. Una suerte de pequeño Piedra Roja o como bien lo dice su nombre una versión propia y personal de Woodstock, solo para los más aperrados y aperradas, almas libres dispuestas a caminar kilómetros, a prescindir del baño, a tocar en un escenario improvisado, a llevar lo puesto y disfrutar del barro al son de distorsionados y crudos riffs de rock and roll, blues, rock psicodélico.

Para 2011 ese Woodstaco inicial e improvisado, anunciado de boca en boca, ya comenzaba plantearse más como festival y menos como un encuentro amistoso espontáneo, pasando a ser un festival incipiente para la escena local, cuyo atractivo radicaba precisamente en esa idea tantas veces acariciada y añorada de un festival de verano, un festival de rock, como aquellos del primer mundo, o más bien algo que se acercara, en alguna forma, a eso, que desde acá,  audiencias y bandas, buscaron. Entonces Woodstaco se convirtió en un festival de tres días y dos noches. Es decir, en toda una experiencia de música y convivencia, en pleno verano y naturaleza. Por esos años, en aquella seminal etapa Woodstaco se instaló en paisajes como Rauco, San Rafael, La Montaña de Teno, y por ahí pasaron bandas de hard rock, blues, rock, rockabilly, cuya música poblaba la escena más subterránea y cruda del rock independiente como Polvareda, Los Gatos Negros, El Arbusto Rodante, Los Makana, Los Bandoleros, entre otras.

La fuerza de una instancia genuina como Woodstaco simplemente siguió su curso, creciendo, y ya para 2013 fue transformándose en uno de los escenarios preferidos de una diversa escena musical independiente, convocando cada vez más bandas de diferentes corrientes y subgéneros, nombres emergentes, y nombres de larga historia. Su cartel y su poder de convocatoria crecieron y con ello, año tras año, su desarrollo como instancia musical y cultural también, avanzando de una microproducción a un producción mediana y creciente en términos técnicos, logísticos para escenarios, equipo de trabajo, y espacio para bandas, artistas y público asistente, todo eso sin perder su esencia como lugar de esparcimiento musical y procurando que aquellos esfuerzos y mejoras no se vieran reflejadas en su entrada aún.

Tal como el caudal de un río que no detiene su flujo,  entre 2015 y 2019 vino el gran boom de Woodstaco, consolidándose en varias formas, desde su orgánica interna, encabezada por su fundador Matías Burgos, articulador de bajo perfil y la mente tras el proyecto que, para ese momento ya se constituía como organización cultural logrando obtener apoyo de fondos estatales, el apoyo municipal y regional posicionándose como un evento cultural para la zona de Parral, escenario del festival desde 2019. En este periodo Woodstaco experimenta un desarrollo completo en sus diferentes ámbitos, en su línea editorial, en su propuesta programática para más de dos escenarios, y todo un entramado en función de un festival donde lo principal sigue siendo la música rock en su amplia y diversa expresión, además de sonidos del mundo, experimentales y latinos en la naturaleza, dando espacio a talleres de reciclaje, artes manuales, diseño independiente, talleres infantiles y más, desplegando una importante producción técnica y profesional para las bandas y los miles de asistentes. El festival alcanza sus propios hitos. Y a nivel mediático logra una significativa cobertura en la mayoría de los medios especializados, en medios regionales e incluso en algunos de alcance nacional. Pero más allá de estos aspectos relevantes, la consolidación de Woodstaco ha sido en muchas formas la consolidación de su audiencia y la permanencia de un público fidelizado, buena parte de él testigo y asistente de sus primeros días, que continuó siendo parte del ritual cada año, siendo el pilar y el alma del festival hasta hoy día. Para este momento han pasado por el festival Los Peores de Chile, Fiskales Ad Hok, Hielo Negro, Yajaira, Tsunamis, Los Ex, Akinetón Retard, Perrosky, La Floripondio y Sol y Lluvia.

Lanzamiento Woodstaco 2023

En febrero y marzo de 2020, se llevó a cabo la última versión del festival en el viejo mundo pre pandémico, aplazado por los acontecimientos desprendidos del estallido social y en sintonía con la demanda constituyente, una edición que reafirmó la importancia del encuentro con bandas como The Ganjas, Aguaturbia, Panteras Negras, Benjamín Walker, Pascuala Ilabaca, Pentagram, Tata Barahona, Mediabanda, y que en aquella oportunidad contó únicamente con exponentes nacionales, atendiendo a las demandas del país y el fuerte compromiso con la circulación de músicos y músicas de locales. Así brillaron los escenarios Rock, Enjambre, Blesstaco y Woodstaquitos albergando rock, psicodelia, punk, metal, funk, ritmos latinos, pop, música del mundo y la electrónica, además de proyecciones de películas y otros espectáculos, destacando la inclusión de una parrilla de música de raíz ancestral, latinas y del mundo con un 75% de bandas lideradas exclusivamente por mujeres.

Con la llegada de la pandemia y la larga pausa, dos años transcurrieron sin poder llevar a cabo Woostaco, una larga espera que se acabó en 2022 cuando fue confirmada su edición 2023. Pero con el correr de los meses y la gran apertura de los eventos musicales también vinieron las interrogantes sobre cómo mantener un evento musical de tal envergadura sin encarecer su entrada o recurrir a otro tipo de financiamientos y esfuerzos que garanticen una cadena de trabajo remunerado para un equipo humano a cargo de todo el despliegue. Eso por un lado. Mientras que por otro, al observar el panorama actual, post pandemia, podemos aventurarnos a pensar que la gran avalancha de eventos musicales nacionales e internacionales, quizás enlenteció la venta de entradas para esta nueva edición, como también pudo poner en evidencia que el público aún es reticente a pagar grandes sumas por eventos de factura y contenido local.

Pero lo único cierto, es que la producción del festival en boca de su fundador y redes sociales dieron a conocer la noticia, en tono sobrio y realista, sin grandes lamentos ni reclamos, simplemente atendiendo el contexto real de la actividad cultural en el incierto Chile actual, donde el arte sigue a la deriva y el financiamiento para proyecciones en el tiempo sigue siendo esquivo. Con esa incertidumbre clara, Woodstaco bajará el telón este mes de enero, y lo hará en grande, con su versión más grande hasta ahora, habiendo demostrado que el hacer por hacer puede llegar muy lejos, y la ética de trabajo autogestivo, no comercial puede ser viable y sustentable para las y los trabajadores de la música, al menos por unos cuantos periodos, como también dando cuenta de que es posible dar vida a diferentes modelos para el desarrollo de festivales de música local. El Woodstock chileno de nuestro tiempo dice adiós, antes de vender el alma al diablo, y antes de perderse entre la multitud, dejando huella y, ciertamente, siendo referente para nuevos festivales de corte rock underground, quedando en la retina de la música independiente de la última década.

WOODSTACO FEST celebrará sus 14 años de historia el 13, 14 y 15 de enero de 2023 en el Camping Trapiche San Manuel, en la comuna de Parral. En un alucinante entorno de vegetación nativa a orillas de las aguas del río Perquilauquén, se reunirá a casi un centenar de bandas de diversas vertientes musicales ante un público que acampará bajo la luna y las estrellas.

ENTRADAS SIN RECARGO AQUÍ

EN GRANDE: MÁS DE NOVENTA BANDAS SON PARTE DE WOODSTACO 2023

EN GRANDE: MÁS DE NOVENTA BANDAS SON PARTE DE WOODSTACO 2023

95 nombres componen el esperado cartel de Woodstaco Fest 2023, line up donde la presencia de artistas emergentes y consagrados también se condensa con un aumento en la presencia de bandas lideradas por mujeres.

 


Por redacción Crónica Sonora

Fotos lanzamiento por Juan Manuel Aburto


Festival Woodstaco dio a conocer el line up de bandas que formarán parte de su versión 2023, a realizarse el 13, 14 y 15 de enero en el Camping Trapiche San Manuel, en la comuna de Parral, región del Maule. El anuncio se llevó a cabo el pasado el pasado 26 de agosto en bar cultural Klama junto a la presentación en vivo del dúo riot wave Diavol Strain, una de las bandas que encabeza el cartel del escenario rock.

Son casi un centenar los artistas que se presentarán a lo largo de los tres días y dos noches del evento en los cuatro escenarios temáticos: Rock, Enjambre, Blesstaco y Woodstaquitos. Ahí se reunirán sonidos de diversos géneros que abarcan desde el heavy metal, la psicodelia y el blues hasta ritmos latinoamericanos, el folclore y la música electrónica, entre muchos más.

Dentro de las bandas convocadas para la decimotercera versión del festival, se encuentran los consagrados Electrodomésticos, Cler Canifrú, Diavol Strâin, Cómo Asesinar a Felipes, Hielo Negro, MC Millaray, Flor de Guayaba, Tata Barahona, 2X, Derrumbando Defensas, Nano Stern, Fuente De Barro, Carolina Holzapfel Trío, Juanito Ayala, Tambobrass, Los Makana, entre muchos otros. La lista completa se encuentra al final de esta nota.

Junto con anunciar un line up más nutrido de números familiares e infantiles en el escenario Woodstaquitos, donde estará el popular títere rockero de Bullicio Puppets, Jack Distortion; el festival sorprendió con el regreso del espacio de música electrónica, “Woodstaco Psy”. Este tendrá lugar en ambas noches en el escenario Blesstaco, con DJ’s de Psytrance y otras vertientes.

De esta forma y con un aumento de bandas con presencia de mujeres respecto a años anteriores, además de la participación de músicas y músicos de cada región de Chile, la organización de Woodstaco apuntó el interés en progresar en dirección a un line up cada vez más descentralizado, heterogéneo, inclusivo y amplio.

En cuanto a la venta de entradas, la productora informó que la primera preventa finalizará el 7 de octubre, tras lo cual se dará inicio a la segunda etapa. Para más detalles sobre precios, compra y disponibilidad, se puede acceder a www.woodstaco.cl.

El lanzamiento del line up de Woodstaco 2023 contó con la presentación estelar de Diavol Strain con un extenso set list recorriendo sus, hasta ahora, dos larga duración Todo el caos habita aquí y Elegía del olvido. Elegía del horror, en una suerte de adelanto a lo que será su show en el festival como parte del escenario central rock, junto a nombres como Electrodomésticos y Cler Canifrú.


Lanzamiento Woodstaco 2023
GALERÍA FOTOGRÁFICA: LANZAMIENTO WOODSTACO 2023

GALERÍA FOTOGRÁFICA: LANZAMIENTO WOODSTACO 2023

Lanzamiento Woodstaco 2023


Diavol Strain en vivo

Viernes 26 de agosto en Bar Klama

Fotografías por Juan Manuel Aburto para www.cronicasonora.cl


 

 

SE ACABA EL MISTERIO : WOODSTACO PRESENTA LINE UP OFICIAL

SE ACABA EL MISTERIO : WOODSTACO PRESENTA LINE UP OFICIAL

Tras meses de espera, este viernes 26 de agosto Woodstaco Fest presenta el line up oficial de su edición 2023. El lanzamiento se realizará en bar cultural Klama con la presentación en vivo del dúo riot wave Diavol Strain.

por redacción Crónica Sonora


 

Tras meses de espera y luego de realizar las distintas convocatorias para bandas pertenecientes a todas las regiones del país, Woodstaco Fest, ya tiene fecha y hora para anunciar su esperado line up oficial para su edición 2023 programada los días 13, 14 y 15 de enero en el Camping Trapiche San Manuel de la comuna de Parral, en un alucinante entorno de vegetación nativa a orillas de las aguas del río Perquilauquén, donde se reunirá a decenas de bandas de diversas vertientes musicales ante un público que acampará bajo la luna y las estrellas.

Celebrando sus catorce años de existencia el Woodstaco Fest se alista para una edición aniversario que, tras dos años de eventos suspendidos por la pandemia, promete ser una total e inolvidable fiesta de música en vivo y naturaleza teniendo como escenario la región del Maule.

Con 16 bandas ya confirmadas, pertenecientes a todas las regiones del territorio, Woodstaco Fest dará a conocer este viernes 26 de agosto, en bar cultural Klama, su line up oficial con las bandas más destacadas y consagradas del circuito musical local independiente que encabezaran esta esperada edición aniversario.

La cita es a partir de las 18 hrs en Santa Filomena 17, con la presentación en vivo del dúo riot wave Diavol Strain y fiesta post show con DJ Sindikato Pendrive.

ENTRADAS DISPONIBLES AQUÍ

 

WOODSTACO FEST:16 BANDAS Y 16 REGIONES, ÚLTIMOS DÍAS PARA VOTAR

WOODSTACO FEST:16 BANDAS Y 16 REGIONES, ÚLTIMOS DÍAS PARA VOTAR

La convocatoria para escoger las 16 bandas que representaran a cada una de las 16 regiones del país en la edición 2023 de Woodstaco Fest, se cierra este lunes 01 de agosto.

Por redacción Crónica Sonora.


 

Buscando desarrollar escenarios e instancias con un marcado interés en la descentralización del circuito musical independiente, el 4 de julio pasado Woodstaco Fest abrió el llamado a votar por una selección de bandas pertenecientes a cada región del país, en un formato transparente, público y democrático que fuera decidido a través de la votación del público asistente y seguidor del festival. La convocatoria para escoger a una banda de cada región del territorio que estará presente en la edición 2023 de Woodstaco Fest, llega a su fin este lunes 1 de agosto.

 

Con una preselección que agrupa a diferentes bandas por región, los votantes han tenido la oportunidad de decidir por su preferencia . Entre los nombres que forman parte de la preselección en la región Metropolitana se encuentran La Golden Acapulco, Montoyas, Psychoband, Astropoetas, Dolorio y Los Tunantes, Camaleones, Chinotown y Gusano de Troya. Una variada selección que abarca rock experimental, punk rock, indie pop, hard rock blusero y más.

Por su parte la región de Valparaiso cuenta con una preselección compuesta por bandas como Rosa Moribunda, CabroWacho, Ruido Blanko, Immergé, Légamo, Tanque Rudy, entre otras.  En cuanto a la zona norte del país, los nombres que aparecen son Sequía, Humanotone, Paralaje, Rey Atlas y Pájaros de tierra, en Coquimbo. El norte grande, en la región de Atacama, de Kontra sangre, Cogoyotes y Melindroso.

La lista con diversos proyectos musicales provenientes de distintas ciudades, climas, realidades y sonidos, es amplia y busca mostrar el circuito de bandas existentes en cada región ¿Cuáles son tus favoritos?

Conoce los listados completos por región AQUÍ

TOCATAS PRO WOODSTACO: C.A.F EN PARRAL

TOCATAS PRO WOODSTACO: C.A.F EN PARRAL

Con la destacada banda Cómo Asesinar a Felipes, comienzan las fechas en vivo pro Woodstaco, este 15 de julio en la ciudad de Parral.

Por redacción Crónica Sonora.


 

Continuando con su ya tradicional serie de tocatas para recaudar fondos y difundir el festival en los meses previos a su realización, comienzan las fechas Pro Woodstaco, este 15 de julio en el teatro municipal de Parral con las bandas Cómo Asesinar a Felipes y Radio Pakal a las 19:00 hrs. Entrada Gratuita.