Suzi Q, es el documental que aborda y reivindica la extensa trayectoria y la influencia ejercida por la pionera compositora que irrumpió en la escena del rock de los setentas.
por Catalina Manríquez
«Suzi Q» es la historia definitiva y no expurgada de la adolescente de la ciudad de Detroit que redefinió el papel y la imagen de las mujeres en el rock and roll cuando se abrió paso en todo el mundo en 1973. Cantante, compositora, bajista, autora, actriz, presentadora de radio y poeta que en pleno 2022 sigue de gira y grabando nueva música.
Dirigido por los cineastas australianos Liam Firmager y Tait Brady, «Suzi Q» es el filme documental que retrata la aparición de una jovencita proveniente de Detroit, y su irrupción en la masculina escena del rock en la década de los setentas, y cómo su trayectoria fue inspiración para toda una generación de mujeres que recuerdan haber sido impactadas con la prueba en carne y hueso de hasta dónde podía llegar una mujer en el rock luego de verla a ella sobre un escenario.
No cabe duda que, hablar de ella, es hablar de una pionera indiscutible cuyo recuerdo para la mayoría pareciera haber quedado atrapada en su aspecto de prometedora estrella juvenil de los setentas. Pero su historia es la historia de la primera mujer al frente de una banda de rock, en voz y bajo eléctrico; la primera en componer sus propias canciones y en tener un hit internacional, en pleno año 1973.
El documental se encarga de presentar a la música como la pionera e inspiración para toda una generación de mujeres que la seguirían en la próxima década, pero cuyo estado pionero no fue suficientemente reconocido por la industria de la música y el público contemporáneo, especialmente en América del Norte. «Suzi Q» recuerda al público contemporáneo su influencia pionera, su talento candente y una serie de éxitos de rock incandescentes como «Can The Can«, «48 Crash» y «Daytona Demon» que fueron el vehículo para su explosión de estereotipos de género en rock n’ roll, reescribiendo el libro de reglas para la imagen esperada de mujeres en la música rock y llegando a millones de personas en todo el mundo en el proceso.
Sobre la aproximación a la música, Brady, uno de sus directores comenta lo siguiente «Poco a poco se nos ocurrió, durante los más de cuatro años que tardaron en hacer la película, la idea de que el estado de Suzi había sido olvidado en los EE. UU. porque en el resto del mundo todos saben que ella es la primera y una de las más importantes pioneros en el rock ‘n’ roll. Eso influyó en la dirección que tomó la película: se convirtió en nuestra misión corregir la historia. Llegar la película al público estadounidense se convirtió en nuestro objetivo principal, por lo que Liam y yo estamos encantados de que Utopía se lo esté tomando en serio en los EE. UU. En el Reino Unido, Europa y Australia, la película es una celebración: para Norteamérica, la película debería reproducirse como una historia de redescubrimiento», concluye el cineasta.
El registro cuenta entrevistas a la misma Suzi Quatro, a Alice Cooper, Deborah Harry (Blondie), Joan Jett, Cherie Currie (The Runaways), Tina Weymouth (Talking Heads), Donita Sparks (L7), Henry Winkler («Happy Days»), Kathy Valentine (The Go-Go’s), KT Tunstall, miembros de la familia Quatro y muchos más.
This Much I Know to Be True es el documental dirigido por Andrew Dominik, recientemente estrenado en la plataforma de streaming, MUBI, que retrata la cohesión creativa y performativa de Nick Cave y Warren Ellis.
Por redacción Crónica Sonora
Nick Cave protagoniza una nueva entrega audiovisual, esta vez, compartiendo la pantalla con su compañero de banda Warren Ellis, en el filme This Much I Know to Be True, pieza dirigida por Andrew Dominik, cuyo argumento narrativo se centra en el proceso creativo de ambos músicos a partir de la pandemia que los mantuvo lejos de los escenarios y su regreso a los shows en vivo.
De esta forma, el relato se inicia con el acercamiento de Cave a la cerámica como forma casi terapéutica de enfrentarse a la cuarentena y a la suspensión de las giras por tiempo indefinido. Con ese punto de partida para el relato, el documental recorre el encierro y su fin para fijarse en el proceso creativo de la dupla Cave – Ellis para las canciones que forman parte de Ghosteen y Carnage, y la preparación de su gira post pandemia.
De ahí en adelante, y con la inclusión de recursos audiovisuales que trasladan el documental vivencial a la performance musical en estudio, con cuidadas tomas, fotografía e iluminación fundamentales para la narración visual recurrente en el trabajo de los músicos, se sigue el imaginario de sus composiciones que evocan las formas del gospel y la atmósfera de una liturgia espiritual.
Junto con introducirse en el trance creativo y performativo de ambos compositores, el documental pareciera tener la intención de humanizar a los dioses encarnados por sus protagonistas, casi siempre habitantes del limbo del arte, más allá del bien y del mal. En esa cruzada, el documental va y viene, sumando un nuevo registro que continúa la exhibición permanente de Cave, su obra y obsesiones desde los estrenos de 20.000 Días En La Tierra, y One more time with feeling.
Uno de los momentos destacados del documental es la enorme presencia de Marianne Faithfull, leyendo el poema «Prayer Before Work» de May Sarton, presente a lo largo de toda la grabación con Cave a cargo de la línea melódica en «Galleon Ship».
El recientemente estrenado This Much I Know to Be True, es una nueva pieza de fascinación para los ardientes admiradores de la música de Nick Cave, en conjunción con Warren Ellis, uno de sus más antiguos colaboradores. Pero al mismo tiempo, el documental junto con reforzar viejas y conocidas ideas sobre la música del australiano, parece no ser más que una redundancia al respecto.
El documental dirigido por Alison Ellwood, repasó y reafirmó la trayectoria del primer grupo de mujeres que consiguió alcanzar la cabeza de la lista de ventas Billboard.
Por Carmen López
Fueron pioneras, exitosas y excesivas. La historia de The Go-Go’s necesitaba ser contada de manera decente y por fin la directora Alison Ellwood lo hizo en un documental titulado con el nombre del grupo. Estrenado en 2020 después de pasar por el festival de Sundance, el estreno llegó en su momento acompañado por el lanzamiento de una nueva canción, titulada «club zero», compuesta durante el confinamiento, y la primera composición nueva en 19 años.
No es que su biografía, con sus luces y sus sombras, haya sido un secreto hasta ahora. Al fin y al cabo fueron el primer grupo de mujeres que llegó al número 1 de la lista de ventas Billboard con canciones compuestas por ellas mismas y tocando sus propios instrumentos. Pero la retrospectiva más señalada que existía era el episodio de la serie Behind The Music de la cadena VH1 y no emocionó especialmente a las entrevistadas por su tono dramático y sensacionalista.
“Sentimos que esa representación de nosotros era realmente obscena”, declaró la guitarrista y cantante Jane Wiedlin a Rolling Stone. “Pero no es que VH1 nos tratara de manera diferente a los demás. Estoy 100% convencida de que tenían una plantilla: el ascenso, las drogas, las peleas, las caídas y finalmente mostrarles hoy más felices que nunca, incluso si no lo están”.
Sin embargo, cuando Belinda Carlisle vio el documental que Alison Ellwood realizó en 2013 sobre The Eagles, convenció al resto para participar. La historia que se expone no deja de ser la misma que la de VH1 –lo que pasó no se puede cambiar–, pero hay diferentes maneras de contarla y matices que, si se obvian, la pervierten.
Desde el principio
The Go-Go’s se formó en 1978, cuando Belinda Carlisle y Jane Wiedlin, que se habían conocido en el mundillo punk de Los Ángeles, le propusieron a Margot Olavarria formar una banda. La primera había hecho sus pinitos en la música como batería en The Germs, pero adoptó el rol de cantante mientras que Wiedlin se puso a la guitarra y Olavarria al bajo.
Empezaron a tocar en sitios que después serían míticos en la historia del punk como el Masque, en Hollywood. No tenían mucha idea, pero incorporaron a Charlotte Caffey, que sí tenía más experiencia musical –había pasado por The Eyes y tenía formación como pianista– y se convirtió en la compositora junto a Wiedlin. Cuando Gina Schock se hizo cargo de la batería, la banda tomó fuerza y empezó a definir lo que sería su personalidad. Se lo tomaron en serio.
UNITED STATES – JANUARY 01: WHISKY A GO GO Photo of GO-GOs and Belinda CARLISLE and Gina SCHOCK and Jane WIEDLIN and Margot OLAVERRA and Charlotte CAFFREY, Group performing on stage L-R Charlotte Caffrey, Gina Schock, Belinda Carlisle, Jane Wiedlin and Margot Olaverra (Photo by Donna Santisi/Redferns)
Contrataron a Ginger Canzoneri como manager y en 1979 se fueron a Reino Unido de gira con Madness y The Specials. Aquella experiencia que se presentaba como emocionante acabó siendo un tortuoso periplo por salas llenas de skinheads amantes del pogo y de los escupitajos al escenario. A los tres meses volvieron a Estados Unidos curadas de espanto pero con intención de no volver a vivir aquello más.
Cuando Charlote Caffey llegó con We Got The Beat iniciaron el ascenso a la fama aunque primero tuvieron que superar la barrera del sexismo: eran mujeres. Aunque la canción, que grabaron con el sello británico Stiff Record, se había convertido en un llenapistas nadie quería hacerles un contrato discográfico para hacer un álbum. Finalmente, el sello I.R.S apostó por ellas.
En el proceso de grabación despidieron a Margot Olavarria, que no estaba de acuerdo con el New Wave que estaba tomando la banda pero que las demás reconocían como el camino al triunfo. Su lugar lo ocupó Kathy Valentine – que venía de The Textone s– y la banda no volvió a experimentar más cambios de personal.
Su primer disco fue The Beauty and The Beat (1981) y su primer single Our Lips Are Sealed. El álbum llegó al número 1 en la lista de más vendidos de Billboard y se mantuvo seis semanas en el puesto. También consiguieron una nominación a los Grammy en 1982 como mejor artista novel.
El público se volvía loco con ellas, llenaban estadios, las seguidoras las asaltaban diciéndoles que gracias a ellas querían formar una banda y se compraban ropa como la suya. Pero la cara B del triunfo era puro desfase [no es cotilleo, sin esto no se entendería su trayectoria]. Caffey cada vez estaba más enganchada a la heroína y Carlisle a la cocaína. Las drogas eran algo habitual en la escena –sexo, drogas y rock&roll, ya se sabe– pero había quien lo controlaba mejor.
Pese a todo, consiguieron sacar un segundo trabajo titulado Vacation (1982) que, aunque no llegó al número 1, sí entró en el top 10 de las listas de ventas. La canción que dio nombre al disco, estaba firmada por Valentine, que la había compuesto cuando estaba en su anterior grupo. Pero el ambiente dentro de la banda ya era tenso y su manager terminó dejando el trabajo después de haberles exigido que dejasen las drogas en las giras, algo que no hicieron, claro.
Llegaron a grabar un tercer álbum, Talk Show (1984), pero el espinoso tema de los royalties fue prácticamente la estocada final. Jane Wiedlin y Charlote Caffey ganaban más que el resto por ser las compositoras de los temas, algo que sus compañeras consideraban injusto ya que ellas también habían contribuido a formar los temas. Discusiones, litigios y peleas de todo tipo que hicieron volar todo por los aires.
Jane fue la primera en abandonar el barco para empezar su carrera en solitario. Después Charlotte se internó en una clínica de desintoxicación para cortar con la heroína y Belinda hizo lo mismo. La banda acabó separándose definitivamente en 1985.
Las cosas en su sitio
Muchos de los comentarios que se han hecho para definir a The Go-Go’s se han referido más a su estética y actitud que a su valía como artistas. Pese al logro que siempre se menciona de llegar a ser las primeras en conseguir el número 1 con sus propio trabajo, han tenido que aguantar el sexismo de la industria durante toda su carrera. Un ejemplo es el de la portada de la revista Rolling Stone: aceptaron que Annie Liebovitz las fotografiase llevando ropa interior masculina, pensando que sería una imagen divertida. Pero los editores cambiaron completamente el sentido con un titular de carácter sexual. Cuando se quejaron, les dijeron que debían de sentirse agradecidas.
Pero no solo a lo largo de su fugaz trayectoria conjunta demostraron ‘saber tocar’ sino que después de la separación de la banda, siguieron trabajando por su cuenta y cosechando notoriedad. Jane Wiedlin sacó cuatro discos en solitario –con algún hit–, además de hacer algunos papeles en series o programas de televisión.
Belinda Carlisle consiguió éxitos internacionales como Mad About You (incluida en su primer disco Belinda, 1986) o Heaven Is a Place on Earth (Heaven on Earth, 1987) e incluso grabó un álbum en francés, Voila (2007). En 2010 publicó su autobiografía Lips Are Sealed, que fue un bestseller en la lista de The New York Times. Y Charlotte Caffey escribió alguna de las canciones de los álbumes en solitario de Carlisle, además de letras para otros como But for the Grace of God de Keith Urban, entre otras cosas.
Por su parte, Gina Schock montó su propia banda House of Schock y participó en la composición de trabajos de artistas como Miley Cyrus o Selena Gomez. Kathy Valentine se centró en su faceta de productora además de grabar algunos discos con The Delphines y uno en solitario, Light Years, en 2005. El pasado mes de marzo lanzó en Estados Unidos su autobiografía, titulada All I Ever Wanted: A Rock ‘n’ Roll Memoir.
Las reuniones de la banda para tocar en directo han sido constantes desde su descomposición. Además, en 2001 lanzaron el que es su último disco hasta el momento, God Bless The Go-Go’s, casi por amor al arte porque económicamente fue un fracaso. Según explicaron a Los Angeles Times en 2018, ahora además de tener que enfrentarse al machismo, también tienen que hacerlo a la discriminación por edad porque a las mujeres mayores nadie quiere ni entrevistarlas. Pero aunque son conscientes, tampoco están dispuestas a ser las abanderadas de esa lucha.
“Me encanta que Blondie todavía haga discos y que Debbie [Harry] tenga más de 70 años y salga a matar ¿Sería genial portar algún tipo de antorcha? Sí, pero la vida también es importante. Tenemos familias, hay otras cosas que queremos lograr. Y no queremos tocar en una feria estatal en un acto para viejos”.
Ya no hacen giras pero sí conciertos puntuales, aunque puede que el interés que han vuelto a generar con el documental y la nueva canción las lleve de nuevo a la carretera. Mientras tanto, siguen esperando su merecido lugar en el Rock ‘n’ Roll Hall of Fame –la estrella en el camino de los famosos de Hollywood se la otorgaron en 2011–, el reconocimiento ‘oficial’ a un grupo que, con solo tres discos, marcó la historia de la música.
American new wave band The Go-Go’s photographed before taking the stage at Agora Theatre in Cleveland, Ohio on December 1, 1981.
Como parte de nuestra videoteca te invitamos a revisar un documento que registra el origen y la trayectoria de uno de los espacios de música feminista más antiguos, pioneros y sólidos del underground chileno, FEMFEST, el festival que nació en los primeros años del nuevo milenio (2004) para visibilizar y cuestionar una escena musical predominantemente masculina y viciada de lógicas patriarcales como la discriminación, la cosificación, la misoginia e incluso el abuso sexual y físico, logrando abrir un lugar de encuentro autogestivo para proyectos musicales liderados por mujeres y disidencias cuyas miradas y propuestas artísticas apuntaron a la necesidad de instalar un discurso feminista y el enfoque de género en el circuito musical.
Durante dieciséis años como festival y coordinadora, Femfest ha reunido a parte importante del circuito musical subterráneo desarrollado por mujeres y disidencias por bandas como Lilits, Rompehogares, Las Jonathan, Portaligas, Vaso de Leche, Espejos Muertos, Por mi culpa, Ellas No, Horregias entre muchas otras.
Este documental dirigido y producido por Carolina Ozaus, música, profesora y realizadora audiovisual, fundadora del encuentro, recorre en poco más de treinta minutos el hito Femfest como un proyecto que continúa trabajando desde el feminismo la participación de la mujeres en el rock en cada edicón del festival y durante todo el año con la realización de iniciativas de formación y diálogo en torno a la necesidad de un rock y de una música feminista y crítica.
Puedes ver FEMFEST a través de la plataforma brasileña de documentales Bombozilla.comdonde también encontrarás cientos de trabajos documentales sobre la contingencia social y cultural mundial .
Dirección: Carolina OzausAño : 2014Duración: 37 minutos
“Heart of a Dog” es el documental de 2015 escrito y dirigido por la compositora y artista visual Laurie Anderson. Un ensayo audiovisual que reflexiona sobre la vida, el amor, el lenguaje y la muerte.
A través del recuerdo de su amada perra Lolabelle, quien pintaba y tocaba el piano con sus patas, y a quien Laurie y Lou Reed criaron durante toda una vida, el film recorre, en un relato libre y poético, los sucesos personales y públicos que alteraron la vida de la artista como la muerte de Lola, la muerte de su madre y el atentado a las torres gemelas en Nueva York.
El primer largometraje de Laurie Anderson en casi 30 años, luego de «Hogar de los valientes» de 1986, es un trabajo que se configura más allá del homenaje, construyendo una narrativa lúcida-onírica, donde los recuerdos se cruzan con los sueños y con los hechos reales que habitan la memoria y la vida de su narradora, Anderson, quien logra magistralmente transmitir este viaje gracias a una variedad de pinturas, imágenes de archivo de 8 mm (de su infancia) acompañadas de música ambient, efectos sonoros y una monocorde y suave voz en off que replica citas como la de David Foster Wallace «Cada historia de amor es una historia de fantasmas«.
Profundamente personal como universal, rompiendo con las estructuras tradicionales del registro documental, “Heart of a dog”, es una pieza de poesía visual, una suerte de ensayo sobre el dolor del duelo y sobre la búsqueda de aceptación y reconciliación con la muerte y la pérdida. Y cuyas reflexiones pueden ser tan escabrosas, honestas y esperanzadoras como la celebración de una anciana perra que gracias a las señales correctas es capaz de desarrollar nuevas habilidades. Así “Heart of a dog” oscila entre el amor y el amor a la dualidad de la vida. Y entre la desesperación y la desolación de nuestro tiempo; entregando metáforas visuales tan poderosas como la imagen de un halcón lanzándose en picada hacia Lolabelle, obligándola a estar en vigilia ante una posible amenaza, como un paralelo a la paranoia de los ciudadanos de Nueva York tras los ataques terroristas, e incluso, a la posterior partida de Lola.
Una personal reflexión donde se cruzan lo político, lo filosófico y lo existencial. Laurie Anderson entre la lucidez, el despertar constante y el impacto de la vida aporta este trabajo surgido a partir de su historia, nuevamente como una vanguardista, no solo del arte, sino también de eso que llamamos existencia.
Como parte de nuestra videoteca te invitamos a adentrarte en esta pieza documental.
Recuerdos, historias e imágenes que celebran el legado y existencia de David Bowie, conmemorando su nacimiento, un 08 de enero de 1947, y en otro aniversario de su muerte, un 10 de enero de 2016. ⚡⚡
En diciembre de 2016 se anunció el estreno del documental que aborda los últimos cinco años de vida y obra de David Bowie, DAVID BOWIE: THE LAST FIVE YEARS, emitido por primera vez en enero de 2017 por la señal 2 de la BBC, a un año de su muerte.
Dirigido por Francis Whately, el realizador trás FIVE YEARS (2013), el último relato audiovisual sobre Bowie se centra en los álbumes The Next Day y Blackstar, registrados y publicados entre 2012 y 2016, y a través de los cuales se reconstruyen esos últimos cinco periodos de vida y obra del músico inglés, buscando develar su momento personal y artístico. Revelando material inédito y con los testimonios de su círculo más cercano, esta pieza documental establece nuevas interrogantes y reflexiones sobre el cruce entre las temáticas de su trabajo artístico, la enfermedad y la muerte.
Antes de su estreno, uno de los datos más llamativos revelados fue el conocimiento por parte de Bowie, de su estado terminal de salud solo tres meses antes de su muerte, tiempo en el que Blackstar ya había sido grabado y el vídeo para el gran epitafio «Lazarus» ideado, desarmando un sin fin de conjeturas y respuestas esbozadas durante todo un año respecto a las dimensiones de su trabajo final y de como éste suponía una carta de despedida cuidadosamente elaborada y entregada como regalo al mundo. Idea que el mismo realizador desechó más de una vez en diversas entrevistas como al diario inglés THE GUARDIAN: “Aún no sé si él comenzó a trabajar en Blackstar antes de saber que estaba enfermo o después. / La gente está tan desesperada por pensar en Blackstar como el regalo que hizo para el mundo cuando supo que se estaba muriendo pero creo que es muy simplón pensar así. Hay más ambigüedad en esto de lo que la gente quiere reconocer. No creo que él supiera que iba a morir.”
Tal vez ningún período en la extraordinaria carrera de David Bowie despertó más fascinación, más sorpresa y más preguntas que aquellos últimos cinco años retratados en este documental con un tono íntimo y con los testimonios de la gente que mejor lo conoció, sus amigos y colaboradores artísticos entre los que se encontraban Earl Slick, Gail Ann Dorsey, Gerry Leonard, Carlos Alomar, Sterling Campbell, Donny McCaslin, Maria Schneider, así como su inseparable productor: Tony Visconti. Y también los artistas y directores de sus últimos videos que tuvieron la fortuna de participar en los últimos proyectos de Bowie (como Michael C. Hall protagonista del musical ‘Lazarus’) comparten sus impresiones de haber trabajado con Bowie durante su vida y sobre todo en esos últimos cinco años del artista. Lo cierto es, que al mismo tiempo, la vida de David Bowie fue un completo enigma durante esos cinco e incluso últimos trece años, para ser más exactos, desde 2003, fecha de la que data el primero de los seis infartos que sufrió. A eso se sumó una larga pausa musical de casi 10 años, el anuncio de un retiro que no fue y un regreso mayor con The next day, donde ya se dejaba sentir cierta atmósfera reflexiva y de despedida. Fue ese gran regreso desarrollado en esos últimos cinco años donde Bowie no sólo comenzó a producir música de nuevo, sino que volvió al núcleo de su trabajo y se ocupó de definir temas vitales para una nueva etapa en su carrera. Precisamente, a partir de este aspecto el film explora el consistente carácter artístico de Bowie, trazando los temas centrales de sus trabajos finales relacionándolos con el resto de su obra en la cual es posible encontrar su profundo deseo de comunicar sentimientos de espiritualidad, alienación y fama de manera insistente desde los años 60 hasta 2016. Temas y desasosiegos en los cuales radicó su consagración y éxito como el creador de una música que trató la problemática de lo que significa ser humano de una manera que va más allá de la paleta normal de una estrella de rock. Con este entramado la película no es una panorámica de su carrera, sino una exploración en profundidad de momentos clave que muestran como esos temas, enfoques y narrativas fueron coherentes dentro de una cambiante paleta creativa a lo largo de los años.
Intuición, premonición o simplemente visión, esa misma visión que no dudó en aplicar al crear, quien sabe. El relato no acaba. Aquí en la tierra continuaremos elaborando teorías al respecto, simplonas, sentimentales o rebuscadas, porque Bowie además de dejarnos un legado de arte interminable, también nos ha dejado trabajo para hacer. “No había nada predecible sobre David Bowie. Todo estaba diseñado para intrigar, desafiar, desafiar todas las expectativas».
SISTERS WITH TRANSISTORS es la notable historia no contada de las pioneras de la música electrónica, compositoras que adoptaron las máquinas y sus tecnologías liberadoras para transformar por completo la forma de producir y escuchar música en la actualidad.
El documental dirigido por Lisa Rovner, sería estrenado en marzo de 2020 pero la pandemia pospuso su agenda hasta este 14 de noviembre, fecha en la que finalmente llega a las pantallas en el marco de la séptima edición del festival Doc´n roll de Londres, función estreno que será acompañada por la presentación en vivo de la reconocida productora musical Marta Salogni. Luego, el filme comenzará su gira de exhibición por los distintos festivales dedicados al documental musical alrededor del mundo. Búscalo en tu festival de cine documental favorito.
“A las mujeres nos atraía especialmente la música electrónica cuando la posibilidad de que una mujer compusiera era en sí controvertida. La electrónica nos permitió hacer música que pudiera ser escuchada por otros sin tener que ser tomadas en serio por el establishment dominado por los hombres ”.
Laurie Spiegel.
Décadas de invisibilización al aporte determinante en las formas y los medios para la elaboración de la música popular y experimental desde la exploración electrónica hecha por mujeres, es en parte lo que retrata el documental “Sisters with transistors» dirigido por Lisa Rovner y cuyo estreno está programado para este mes de noviembre.
A través de los testimonios de Suzanne Ciani, Laurie Spiegel, Pauline Oliveros, y las figuras de las ya desaparecidas Clara Rockmore y Delta Derbyshire, pioneras en el desarrollo de los dispositivos sonoros que más tarde protagonizarán la explosión de masivos géneros musicales, esta pieza documental se adentra en la génesis de un movimiento eminentemente femenino y feminista en base al desarrollo del sonido y de nuevos contenedores.
SISTERS WITH TRANSISTORS es la notable historia no contada de las pioneras de la música electrónica, compositoras que adoptaron las máquinas y sus tecnologías liberadoras para transformar por completo la forma en que producimos y escuchamos música en la actualidad. La película traza una nueva historia de la música electrónica a través de mujeres visionarias cuyas experimentaciones radicales con las máquinas redefinieron los límites de la música, incluidas Clara Rockmore, Daphne Oram, Bebe Barron, Pauline Oliveros, Delia Derbyshire, Maryanne Amacher, Eliane Radigue, Suzanne Ciani y Laurie Spiegel.
La historia de la mujer ha sido una historia de silencio. La música no es una excepción. Con el contexto social, político y cultural más amplio del siglo XX como telón de fondo, este documental de archivo revela una lucha por la emancipación única, restaurando el papel central de la mujer en la historia de la música y la sociedad en general. Con Laurie Anderson como nuestra narradora, nos embarcaremos en un fascinante viaje a través de la evolución de la música electrónica. Aprenderemos cómo los nuevos dispositivos abrieron la música a todo el campo del sonido, cómo la música electrónica no solo cambió los modos de producción, sino que en su amplia gama de efectos también transformó los términos mismos del pensamiento musical. Sisters with Transistors es más que la historia de un género musical: es la historia de cómo escuchamos y el papel crítico pero poco conocido que juegan las pioneras en esa historia.
Sisters with Transistors será estrenado el 14 de noviembre en el Barbican Theatre de Londres en el marco del séptimo festival Doc’n Roll, cuya proyección estará acompañada de la presentación ne vio de Marta Salogni. Luego, el documental comenzará su gira de exhibición por los distintos festivales especializados en documental musical alrededor del mundo.
“Heart of a Dog” es el documental de 2015 escrito y dirigido por la compositora y artista visual Laurie Anderson. Un ensayo audiovisual que reflexiona sobre la vida, el amor, el lenguaje y la muerte.
A través del recuerdo de su amada perra Lolabelle, quien pintaba y tocaba el piano con sus patas, y a quien Laurie y Lou Reed criaron durante toda una vida, el film recorre, en un relato libre y poético, los sucesos personales y públicos que alteraron la vida de la artista como la muerte de Lola, la muerte de su madre y el atentado a las torres gemelas en Nueva York.
El primer largometraje de Laurie Anderson en casi 30 años, luego de «Hogar de los valientes» de 1986, es un trabajo que se configura más allá del homenaje, construyendo una narrativa lúcida-onírica, donde los recuerdos se cruzan con los sueños y con los hechos reales que habitan la memoria y la vida de su narradora, Anderson, quien logra magistralmente transmitir este viaje gracias a una variedad de pinturas, imágenes de archivo de 8 mm (de su infancia) acompañadas de música ambient, efectos sonoros y una monocorde y suave voz en off que replica citas como la de David Foster Wallace «Cada historia de amor es una historia de fantasmas«.
Profundamente personal como universal, rompiendo con las estructuras tradicionales del registro documental, “Heart of a dog”, es una pieza de poesía visual, una suerte de ensayo sobre el dolor del duelo y sobre la búsqueda de aceptación y reconciliación con la muerte y la pérdida. Y cuyas reflexiones pueden ser tan escabrosas, honestas y esperanzadoras como la celebración de una anciana perra que gracias a las señales correctas es capaz de desarrollar nuevas habilidades. Así “Heart of a dog” oscila entre el amor y el amor a la dualidad de la vida. Y entre la desesperación y la desolación de nuestro tiempo; entregando metáforas visuales tan poderosas como la imagen de un halcón lanzándose en picada hacia Lolabelle, obligándola a estar en vigilia ante una posible amenaza, como un paralelo a la paranoia de los ciudadanos de Nueva York tras los ataques terroristas, e incluso, a la posterior partida de Lola.
Una personal reflexión donde se cruzan lo político, lo filosófico y lo existencial. Laurie Anderson entre la lucidez, el despertar constante y el impacto de la vida aporta este trabajo surgido a partir de su historia, nuevamente como una vanguardista, no solo del arte, sino también de eso que llamamos existencia.
Como parte de nuestra videoteca te invitamos a adentrarte en esta pieza documental.
Estrenado en 2019, la pieza documental de PJ Harvey, A Dog Called Money, retrata el proceso creativo y explora los aspectos más complejos y el contexto social que inspiraron su álbum de 2016 The Hope Six Demolition Project.
Escrito y dirigido por el aclamado reportero gráfico Seamus Murphy, el film documenta los viajes de Murphy y Harvey a través de Washington, DC, Kosovo y Kabul que generaron no solo el álbum, sino también otros proyectos colaborativos, incluido The Hollow of the Hand , un libro de fotos de gran formato que presentó en impreso la poesía de Harvey junto a al trabajo de Murphy.
Harvey y Murphy también trabajaron juntos en 2011, cuando Murphy dirigió vídeos para las 12 canciones de su álbum aclamado por la crítica Let England Shake.
Como parte de nuestra videoteca Crónica Sonora te invitamos a adentrarte en este trabajo documental en el siguiente link