HIELO NEGRO : EL PACTO QUE SE MANTIENE
Hielo Negro tiene un nuevo disco llamado Pacto de Rock, álbum número diez que viene a reafirmar todo aquello que la ha hecho ser, desde hace veintisiete años, esa banda de rock pesado, visceral y vivencial de marca propia.
Por Rossana Montalbán
Fotos banda Aldo Benincasa /Cubo Cubillos
Hielo Negro nos entrega un nuevo álbum cuyo título Pacto de Rock, directo y alusivo guarda la mística real que solo la convicción y la pasión por hacer música rock como forma de vida, como oficio y como arte pueden expresar. Un nuevo disco cuyo sonido crudo como el viento de Punta Arenas, reaviva el fuego intenso prendido y dispuesto a acompañar el recorrido auditivo por una vasta herencia hard rock largamente amasada durante casi treinta años.
El trío conformado por Marcelo Palma en guitarra, Pablo Naverrete en bajo y Memo Barahona en batería, se anota este décimo trabajo – sucesor de El Gran Camino de 2014- luego de todo un ciclo de cambios y preparación en el que la banda de orígenes australes fue trabajando la composición respetando sus propios tiempos artísticos, esperando que cada canción saliera cuando tuviera que salir, al mismo tiempo que mantuvo como siempre su permanente actividad en vivo, presentaciones en la capital y a lo largo del país que sirvieron, como suele ocurrir, para financiar este trabajo editado de forma independiente y autoproducido por los tres músicos.
El sonido de Hielo Negro es un sonido que pocos trabajan en el hard rock local, un sonido desprovisto de maquillaje, y al mismo tiempo robusto, donde líneas melódicas prominentes coexisten con la rudeza de la descarga directa entre instrumento y amplificador. Y así lo quiso dejar plasmado la banda, grabando el disco en vivo en Estudio Lautaro con la asistencia de Pablo Guiadach, y con la posterior mezcla realizada en el estudio de su bajista Pablo Naverrete, permitiendo que ese sonido viviente y en estado puro, permaneciera.
Reforzando su propio imaginario donde reinan inagotables tópicos del rock and roll bajo la idea central que cruza el disco, desde su título y canción homónima que, brilla concisa, pesada y pegadiza operando como la entrada a este sendero de vivencias y creencias en torno a una vida consagrada al rock, guiando el recorrido hasta que nos hace deternernos en el conjunto de tracks conformado por Dragón Negro, Holocausto o la doomera Clavo mi cruz, proporcionando quizás algunos de los momentos más altos de este camino que acaba en la última parada de nombre Costanera, poderosa y cadente instrumental protagonizada por la guitarra.
El pacto hecho hace casi tres décadas recobra vida y renueva la sangre a través de estos diez tracks y de este set de riffs con el sello de las cuerdas de Palma y Navarrete, y la batería exacta y experimentada de Barahona, ritmo y riffs que dialogan con su propio cancionero histórico dando vida a un nuevo y ciertamente reconocible tramo de rock pesado.
Sellando este pacto con su audiencia la banda tendrá su noche estelar este viernes 26 de abril en el familiar e histórico Bar de René, lugar que ha albergado a la banda y su música desde sus primeros días en Santiago décadas atrás.
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