KIRA ROESSLER : MÁS ALLÁ DE BLACK FLAG
Kira Roessler tocó bajo en Black Flag entre los años 1984 y 1986, precisamente en el periodo más inventivo de la banda. Después de eso, la vida musical de Roessler continuó desarrollándose en distintos proyectos, uno ellos, junto a Mike Watt de Minutemen, manteniendo una vinculación artística con sus orígenes en la escena punk underground de la costa oeste. En 2021 la bajista publicó su primer álbum solista, titulado simplemente Kira.
Por Rossana Montalbán
No resulta raro ver a menudo notas de prensa que hablen de la recordada bajista de Black Flag o, de la mujer llamada Kira Roessler que tocó en la influyente banda de hardcore punk angelina. No, no resulta raro seguir viendo cientos de notas de internet y publicaciones de redes sociales con la imagen de una joven de rostro dulce y fragil, señalada como figura desconocida en la Herstory del punk. De alguna forma, pareciera que el nombre de Kira Roessler fuese permanentemente citado como si ella casi no existiera, como si su vida hubiese sido reducida a los dos años que tocó bajo en la venerada banda punk, todo eso bajo una serie de adjetivos y apelativos que aspiran a justificar un discurso que necesariamente no es el de ella, ni tampoco el de su tiempo, inmortalizando su aspecto juvenil de principio de los ochenta como si esa joven se hubiera quedado así para siempre.
Lo cierto es, que Kira Roessler-nacida un 12 de junio- fue efectivamente, una inquieta adolescente que habitó desde muy temprano, junto a su hermano Paul Roessler, integrante de la banda The Screamers, la naciente y efervescente escena punk de Los Angeles, California, epicentro histórico de la oleada que cambió al rock y a la contracultura para siempre.
Formando parte de la banda punk DC3, los miembros de Black Flag la escucharon tocar y la invitaron a reemplazar al miembro fundador Chuck Dukowski. De ahí en adelante, Roessler participó como bajista en cinco álbumes de estudio de la banda, Family Man , Slip It In , Loose Nut e In My Head, y permaneció con ellos hasta completar la gira del álbum In My Head, en el otoño de 1985. Todo esto en tan solo dos años (1984 a 1986), años en los que su forma de tocar quedó impresa, en alguno de los discos ineludibles de la historia del hardcore punk, donde la banda explora sus propios límites de manera institiva para dar vida a estructuras musicales no habituales dentro del estilo, yendo y viniendo entre influencias dispares y amplias, con elementos derechamente provenientes del heavy metal o la no wave, donde velocidad, pesadez y densidad se unen en una gran estampida.
Transición vital que es posible apreciar desde My War en adelante, disco tildado en su momento como«mierda experimental», calificativo poco amable pero al mismo tiempo cercano a lo que la banda comenzó a abordar desde ahí, y que continúa en los siguientes discos, precisamente, los discos en los que Roessler ejecutó el bajo, siendo ella y su estilizada forma de tocar, una de las variantes que permitieron a la banda ir en nuevas direcciones y poner en marcha su propia génesis de estilos y nuevos cruces, tan raros como largamente citados.
Su vida en Black Flag fue tan corta como intensa, tan crucial como irrelevante, tan iniciática como discreta, en un tiempo sin mayores aspiraciones que hacer ruido, salir del tedio y romper las reglas de todo. Suficiente. El periodo de Roessler en la banda ha sido llamado el periodo experimental de Black Flag, el periodo impredecible e incluso el periodo que mayor impacto tuvo posteriormente en estilos de rock pesado como el doom, el sludge, o el metal alternativo. Pero el estilo implantado por la bajista en ese entonces ya tenía serios antecedentes al haber tocado incluso en una banda de rock progresivo Waxx y también en Sexsick, The Visitors, y The Monsters, y haber formado junto a Patt Smear (Germs, Nirvana/ Foo Fighters) la banda Twisted Roots, momentos en los que ya había adquirido una compleja forma de tocar pero cargada de visceralidad.
Los años siguientes, luego de ser expulsada de la reputada banda, sin motivos claros, entre el desgaste y ciertas incomodidades entre Ginn y Rollins, vieron a Kira graduarse de Ingeniera en UCLA, y formar un inusual dúo junto a Mike Watt, dos bajistas, tocando bajo y cantando en un mismo lugar. Algo raramente visto. El dúo nacido a partir de la tragedia de Minutemen, los referentes del xxxxxx, cuando su vocalista D -Boon murió abruptamente en un accidente automovilísitico, dejó a Watt a la deriva y en libertad para improvisaciones musicales de alto rango junto a la bajista que por esos días había regresado a su ciudad de origen en Connecticut, desde donde vía tapes y correspondencia mantuvo ensayos y un fluido trabajo de jamm junto a Watt hasta que en 1986 el dúo se constituyó formalmente con Roessler regresando a California para comenzar a grabar su primer disco y tocar en vivo.
Dos nació de una forma espontánea, estimulado por las circunstancias y por la química musical entre Roessler y Watt – en esos días ya convertido en su esposo -quienes fieles a su visión musical fueron capaces de insertar una inusual conjunción, tan minimalista como profunda en cuanto a sonido experimental, bajo a bajo, de frente a frente, y a veces uno adelante, y otro atrás, en permanente cambio de lugar, en el que ambos protagonizan el centro del sonido como una banda completa, en una suerte de power dúo rítmico-arítmico.
Así suena Dos en su disco debut homónimo de 1986, con once extraños tracks, entre el punk, la experimentación y un minimalista indie, de pulsiones juguetonas, nerds y ácidas, aliñadas con la voz de Roessler. Manera que rápidamente sigue fluyendo cuando en 1989 editan Número Dos, su segundo disco que incluye un grueso set de versiones propias de Billie Holiday, Patsy Cline, Sonic Youth y Selena.
Bajo, bajo y voz, y a veces solo Bajo y Bajo, la siguiente discografía del dúo continúa explorando las posibilidades de ese sonido y de ese protagonismo. ¿Por qué el bajo debería ser menos principal? o como ellos mismos han dicho «¿por qué la batería y la guitarra se interponen en nuestro camino?». Continuando con esa premisa y experimento en 1989 en Uno con Dos, en 1996 con Justamente Tres, y en 2011 con Dos y Dos, donde ambos bajistas proponen conversaciones entre sus bajos y creando paisajes de dinámica de graves, por ejemplo.
La continuidad de Dos persiste a modo regular y estable, sin prisas ni desesperación por figurar o mostrarse, ensayando y tocando anualmente cada tanto, y rara vez saliendo de gira. Mientras que Kira Roessler, se sigue tomando todo con la calma de una singular bajista y compositora del underground más verídico, como cuando en 2021 publicó su primer disco solista, una íntima versión de su impronta, su bajo y su voz, firmado simplemente como Kira.
No cabe duda de que su presencia en la influyente banda punk sigue siendo exaltada en esta vuelta cuando la reivindicación de las mujeres y disidencias en la historia ha pasado a ser una cuestión puesta en la sobremesa casi a nivel ambiental, buscando establecer referencias en lo que a su rol en la historia de la música como del punk, ha sido. Siendo, en el caso de Roessler, su participación en el periodo más libre de la Bandera Negra, una suerte de tótem en ese relato, quizás demasiado usado, pero absolutamente necesario de recordar y remarcar como uno de los pasos de su quehacer musical a contracorriente, un quehacer naturalmente alejado de ese brillo que le otorga la mitificación de haber sido la mujer que tocó el bajo en Black Flag.