CICLO DEL ÁNGEL VOL 1 : CUANDO EL PESO DEL ROCK PREVALECE

Tres bandas de peso se dieron lugar el pasado viernes 13 de diciembre, en la fecha inaugural del Ciclo del Ángel Vol 1. Una apuesta impulsada por Red House y MiBar Producciones, quienes lograron finalmente movilizar hacia el centro de Santiago al público de Devil Presley, Yajaira y Dixie Goat, en una acalorada noche en que se remeció algo más que el antiguo teatro.

Por Rossana Montalbán

Fotos: Sergio Mella

Perdido entre las calles del centro de Santiago, un subterráneo de paredes naranjas y grandes espejos, abrió sus puertas con impecable puntualidad. Puntualidad que también funcionó para dejar que la primera banda subiera a escena; Dixie Goat, el trío de hard rock oscuro y denso nacido en 2012, ya con una década de trabajo y bagaje por el circuito local, fueron los encargados de dar inicio a una velada centrada en el arte de los buenos riffs. La banda compuesta por Nico Orcaistegui, Alexis Marín y Felipe Pavéz, partió su última gran fecha del año con la contagiosa Get Lost, de su Black Sun Child, un comienzo marcado por el dinamismo y el beat sabático en su fase más rocanrolera, colocando la primera cuota de rock pesado a la noche. Una noche que, poco a poco, fue creciendo en intensidad y rugido, a medida que sonaban Dancin´on your grave o Widow´s Tear, ambas de su álbum There´s no light without darkness, oscuras y avasalladoras, entre una carretera soleada y una tumba en algún bosque húmedo, algo que caracteriza el sonido y propuesta de la banda que, actualmente, continúa mostrando su tercer LP editado este 2024, Order, Chaos, Life and Death, en el cual los músicos alcanzaron un estadio de mayor movimiento y soltura en su hard rock doomero.

En una posición exigente y desafiante como banda invitada y en su calidad de acto de apertura en la velada, Dixie Goat sirvió el primer trago fuerte de la noche, sin excesos de ningún tipo, pero con una justa cantidad de adrenalina que, el movimiento telúrico ocurrido a esa misma hora en la zona central, sumó al momento en que Dixie Goat remecía el escenario.

Con una intensa agenda de presentaciones en vivo, prácticamente semanales en el último tiempo, Yajaira hizo gala de su poderosa presencia escénica y musical sobre el escenario del Espacio del Ángel. Revisando uno de sus setlist más recientes, marcado por su último álbum de estudio Epopeya, y por la sútil pero evidente adaptación de su repertorio histórico a su actual y permanente exploración sonora, la banda nos introdujo en esta exploración al servicio de un rock pesado esencial pero de grandes dimensiones, tanto en grosor como en detalles que, en su visible manejo, los experimentados músicos logran calibrar y emanar de tal forma que su performance se aprecia prolija y uniforme desde el momento que suena el track homónimo que da nombre al disco, y que hoy es la gran apertura de sus presentaciones en vivo. Algo que también se aprecia claramente al ir hacia atrás, al sonar los antiguos Vidrio Molido o Descontrol, de su primera época, o en lo que vino más adelante con Muerte Astral o Las Cruces, una tras otra, en un ensamble que incrementó la potencia y fluidez excepcional del trío que, a pesar de su seguidilla de tocatas en el último tiempo, se presentó ante una audiencia compenetrada de principio a fin con su set en el que hoy tambien lucen pequeñas variaciones o momentos para solos, y juegos vocales en los coros.

Con Miguel Comegato Montenegro y Samuel Maquieira al frente de la banda, en guitarra, bajo, y voces, junto a su actual baterista Rodrigo Millán, el insigne trío, tras elevar el escenario del Espacio del Ángel, dejó a su paso una humeante estela de misterioso y pesado sonido.

Completando la triada mortal de esta fecha, el bien llamado Hell Rock de Devil Presley tuvo el privilegio de cerrar la noche con una contundente dosis de canciones descarnadas, incorrectas y malditas, en una sala poblada por su irrestricta audiencia hemanada y siempre presente y dispuesta a alentar el demoledor gig que la banda entrega, liderada siempre por Rodro Presley, alma fundadora de la banda desde 1998, y responsable de acuñar ese rock duro y callejero sin concesiones de ningún tipo que sobre el escenario pone de manifiesto su orígen y su lugar único en la escena del hard rock local.

Cerca de las once de la noche, el tercer acto a cargo de El tornado de Lo Errázuriz, y la bien afiatada alineación actual que se luce desde hace años con Rodrigo Onetto, Tomas Kelly y Damian Burton, comenzó su remezón con Belcebú, un clásico de su repertorio perteneciente a su álbum Round 3, para luego avanzar hacia momentos más recientes de la banda como Confiar en nadie o Niña Blanca, dos canciones que perpetúan tanto las fijaciones temáticas como estilísticas de Devil Presley. Así la acalorada noche avanzó al son de las siempre coreadas y furiosamente sentimentales Tajos y Aguardiente, o la antigua Padre Nuestro, entre otras, que terminaron por sacar la última chispa de la noche para finalmente escuchar Perro Rabioso y despedir el paso de los Presley por el Ciclo del Ángel VOL 1.

Con una favorable acogida, la arriesgada apuesta de la fecha inaugural del Ciclo del Ángel Vol 1, sorteó airosamente los obstáculos que suponía una fecha ambiciosa y propositiva que, además de reunir a tres bandas de importante presencia en la escena local, se enfrentaba al contexto de diciembre, y sobre todo, a una sobregirada agenda de recitales internacionales sin tregua, como también a importantes y simultáneas fechas locales de considerable relevancia programadas para ese mismo día como para el resto del fin de semana. A pesar de tales factores en su contra, la primera fecha del Ciclo del Ángel logró sentar su pequeño gran precedente, reuniendo a tres importantes bandas en un espacio diferente a los que usualmente solemos verlas, y al mismo tiempo, en un espacio con grandes atributos que podrían incluso mejorar, invitando desde ya, a una pequeña y no menor expansión del circuito, entregando un nuevo lugar para las bandas y para el público, buscando generar además, fechas de distinto calibre, en el marco de un ciclo de conciertos que, ciertamente, deseamos pueda perseverar y continuar en el tiempo para dejar de ser más que un riesgo y llegue a ser algo seguro.