ESE OSCURO ROCK: THE SISTERS OF MERCY SE PRESENTA EN SANTIAGO

ESE OSCURO ROCK: THE SISTERS OF MERCY SE PRESENTA EN SANTIAGO

Originalmente anunciado en 2019, tras tres años de suspenso, el largamente postergado recital de The Sisters of Mercy, tendrá lugar este viernes 16 de junio en Club Chocolate. Una muy esperada fecha para los amantes del rock gótico en su más esencial escuela, una escuela que la banda de Andrew Eldritch ayudó a forjar desde principios de los ochenta, dando paso a la variente más cruda de la era post punk.


Por Rossana Montalbán


Largo ha sido el camino de una de las bandas que consolidó la idea del rock gótico a mitad de los ochentas, cuando el género aún transitaba más cerca del post punk sin llegar al cruce completo entre la vieja escuela del rock clásico o el heavy rock, una unión que terminó por completarse cuando aparecieron en escena bandas como Fields of Nephilim, Sisters of Mercy, y The Mission, esta última descendiente de la segunda, probablemente, la más fundamental cuando se trata de situar el abc del sonido de ese oscuro rock.

Sisters of Mercy se abrió pasó entrada la nueva década de los ochentas, como cultores de un sonido que puso sobre la mesa a la vieja escuela del hard rock y el garage citando a nombres como Motorhead o Stooges para resituarlos en una masa de oscuridad e imaginario de poetas malditos y cruda melancolía que, rápidamente les otorgó un carácter sobresaliente entre el ya reconocido sonido post punk y puramente gótico en los inicios de ese decenio, estilos cargados de guitarras volátiles, teclados, imaginario tenebreso, encajes y maquillaje, mientras que Sisters of Mercy lucían como unos desaliñados rockeros glam salidos del cementerio después del holocausto, y sonaban como una fuerte explosión de guitarras nacidas entre penumbras.

Esos elementos fueron adquiriendo mayor prominencia a medida que su avance discográfico se hacía latente desde la publicación de sus primeros sencillos y la aparición de álbum debut First and Last and Always de 1984 y, sobre todo, hasta la aparición de su tercer disco Vision Thing donde la banda destaca como viejos artífices de un rock con olor a muerto. Rock, sobre todo rock, porque así mismo se autodefinió la banda antes de cualquier apellido, y de ahí su potencia y esqueleto fundamental que se funde en los elementos del goth y la poesía romántica como por ejemplo al evocar a Leonard Cohen, a partir de quien toman su nombre a propósito de la misma canción del cantautor canadiense.

A todo eso sumó también su origen británico colocando dentro de ellos los elementos de una amplia escena post punk que se tornaba goth en ciertas partes, otorgándoles la atmósfera más recargada y cliché de lo típicamente gótico mientras que al mismo tiempo parecían encontrar un fuerte simil e influencia de bandas estadounidenses como The Gun Club.

Pero uno de los rasgos más distintivos de la banda fue la voz barítono, cavernosa y profunda de Andrew Eldritch, quien marcó desde entonces una escuela en el género y otros estilos hasta el día de hoy, uno de ellos, su siguiente conversión, el metal gótico, por ejemplo, perceptible en bandas como Paradise Lost, Type of Negative o Cradle of Filth, quienes además rindieron culto a la banda interpretando el tema No time to cry.

A la aparición de su álbum debut en 1984/1985 con Warner Music para distribución internacional, le seguió una mayor visibilidad, y una inesperada partida de miembros como su bajista Craig Adams y su guitarrista Wayne Hussey, fundador de The Mission. Pero con ello, vino la inclusión de la bajista de The Bags, Patricia Morrison y con su llegada, la época dorada de la banda como ese referente de fantasías góticas, mientras que su música se alzó como el santo grial del rock oscuro, cuadro en el que Morrison jugó un papel principal como el par femenino de Eldritch en la imágen que la banda explotó durante ese periodo, imagen potenciada por la popularidad de su single más famoso Lucretia My Reflection, de su segundo disco Floodland de 1987, trabajo con el que terminaron de definir el género en su magnitud, y donde pueden oirse la inclusión de una instrumentación basada en sintetizadores y secuenciadores al servicio de un sólido peso sombrío donde priman las composiciones repetitivas plagadas de estribillos, letras introspectivas que se coronan con acompañamientos vocales proporcionados por la New York Choral Society, aportando aires profanos en determinados momentos del disco.

La triada dorada de la banda se completa con su disco de 1990 Vision Thing, ya sin la presencia de Patricia Morrison en bajo, y mucho menos la de su explotada imagen que, a pesar de ello, no le pagó ni ragalías correspondientes, ni le entregó los créditos de su visible aporte musical y visual a la banda, motivos reales de su rápida partida y no otros.

Con Vision Thing se abrió la década de los noventa, una muy distinta para toda la banda, entre una y otra reformulación, la originaria pulsión rock de la banda se consagró en totalidad en este tercer trabajo, resaltando por las estructuras simples pero contundentes con sabor a whisky y carretera, hard rock desde el pantano, dejando atrás el esquema gótico exgerado y sus viejas glorias.

Desde entonces la agrupación nacida en Leeds, ha fluctuado en idas y venidas, apariciones y desapariciones, y ningún nuevo disco de estudio. Por estos días, sus cuarenta años de historia son la excusa para salir de gira y presentarse por segunda vez en esta capital luego de tres años de suspenso y reprogramación, que se terminan este viernes 16 de junio, con un necesario repaso a ese congelado y oscuro rock, con todas sus letras y con todas sus cuerdas.


Sisters of Mercy se presenta por segunda vez en Santiago, este viernes 16 de junio, en Club Chocolate (Ernesto Pinto Lagarrigue 192, Barrio Bellavista).


Entradas a la venta a través de EVENTRID, y sin recargo, en tiendas The Knife, Rockmusic y House Tatto Rock (Eurocentro y Portal Lyon), pagando en efectivo.

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cronicasonora2

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