UN PASO MÁS ALLÁ DEL HEAVY METAL : VENOM Y SU ÁLBUM BLACK METAL
En 1982 Venom publicó el álbum titulado simplemente Black Metal, un disco decisivo para toda la evolución del metal extremo hasta la actualidad. El disco cumplió cuarenta y dos años como una de las piezas pilares para el subgénero creado por Venom. La banda de Cronos se presenta por tecera vez en Santiago el próximo 03 de diciembre en Teatro Teletón.
Por Silvia Norambuena
Más de cuarenta años, que se dice pronto, ya tiene a sus espaldas Black Metal del trío británico Venom Uno de los pilares fundamentales sobre los que se empezó a cimentar buena parte de las corrientes metaleras que irían fluyendo a velocidad de vértigo desde el primer tercio de los 80 hasta esos primeros-mediados de los 90. ¿Uno de los pilares o, dicho de un modo más categórico, el pilar esencial?
Resulta sencillo y, a la vez, engorroso, sentarse a hablar del que fuera segundo lanzamiento en estudio de los de Newcastle. Muchos detalles, muchos matices, una historia muy vasta por el trayecto. Para ello, nada mejor que hacer un pequeño ejercicio de revisionismo histórico y contextualizar lo que supuso el aterrizaje de esta infalible y perniciosa obra musical tanto para los que, a lo largo de los años, os habéis empachado de este disco, como para los novatos con el mismo.
Durante el arranque de esos añorados 80, en Inglaterra, especialmente en sus zonas industriales, la llamada New Wave Of British Heavy Metal ya comenzaba a darse a conocer con una imparable ebullición de bandas de lo más dispares que, aun teniendo cierta idiosincrasia en común, no siempre presentaban rasgos de identidad parejos más allá de una simple coincidencia espacio-temporal y de, probablemente, cierto interés de la industria musical del momento en construir una marca con nombre y apellidos bajo la que catapultar más y mejor a muchas de esas novedosas formaciones.
De este modo, Saxon, Iron Maiden o Diamond Head se daban a conocer con una fisionomía tanto estética como meramente musical reconocible y unos patrones a la hora de crear canciones que guardaban grandes similitudes. Pero ¿y esos primerizos Def Leppard o Praying Mantis con Venom? No hace falta tener el oído especialmente fino para cerciorarse de que poco o nada tenían los primeros con los protagonistas de este artículo.
La irrupción de Venom en la escena de aquel momento, a todos los niveles, fue una revolución para todos aquellos metaleros que demandaban que se subiera un peldaño más en cuanto a voracidad musical. Motorhead, sin la menor duda, mediante discos como Overkill, donde ya se recurría al doble pedal de batería, fue la antesala a toda esa amalgama de ruido que estaba por venir. Al igual que Judas Priest , cuyo gusto por los atuendos de cuero y las tachuelas acabó siendo acrecentado por Venom.
Sobre ambas bases, una parafernalia de lo más intensa y provocativa y un universo musical tan enlodado como virulento, los de Newcastle parieron esa bestia parda y descontrolada denominada Welcome To Hell”en pleno invierno del 81, un año antes de que llegase su Black Metal.
Welcome To Hell, con una llamativa portada cargada de simbología demoníaca, logró llamar la atención de buena parte del público británico que ya frecuentaba esas pequeñas y etílicas tascas británicas ubicadas en los extrarradios para presenciar los shows de un buen puñado de agrupaciones que, en casos muy puntuales y sobradamente conocidos, acabarían tocando años más tarde en salas de gran envergadura e incluso pabellones.
Poco después, también lograría asombrar a unos púberes Metallica, como evidencia de aquella, la banda de San Francisco compuso una canción llamada Whiplash, ubicada en su debut, Kill’ Em All, claramente deudora del Witching Hour de Venom A ellos y a tantos y tantos otros de su gremio y generación, claro está.
Por supuesto, podríamos decir que Welcome To Hell fue ese Anticristo, esa criatura que rompió con lo establecido por sus letras de tinte ocultista y satánico y por el sonido viscoso que presentaban cada una de las canciones que conformaban el álbum de marras. Pero nuestro protagonista, Black Metal, fue la verdadera punta de lanza de toda una revolución sonora que derivaría en el nacimiento del Thrash Metal y, posteriormente, de buena parte del Metal Extremo, principalmente del Death y Black Metal.
Con Black Metal, editado por Neat Records el 1 de noviembre de 1982, la tóxica plasticidad de su música se propagó velozmente por Europa, pero también dejó caer sus pútridos tentáculos más allá del viejo continente, envenenando buena parte de Estados Unidos a lo largo y ancho de la década de los ochenta y primeros noventa.
Agrupaciones de todas partes del mundo, tan solo muy poco después, se hicieron eco de esa imagen virulenta y abrasiva de Cronos, Mantas y Abaddon, donde resaltaban especialmente las enormes muñequeras de pinchos y balas que portaba el citado Cronos en sus brazos mientras salía al escenario a pecho descubierto. Esas jóvenes formaciones, repletas de vástagos de las enseñanzas de Venom, captaron a su vez esa caótica y destructiva nueva dirección musical tan deudora del Hardcore/Punk más hediondo, pero bien combinada con el espíritu del Rock N’ Roll más atolondrado y con la pureza del Heavy Metal.
Sodom, Destruction, Celctic Frost, Slayer, Sepultura, Necrodeath, Vulcano, Possesed, Sabbat La lista es larga, resultado imposible enumerar a todas las bandas que en sus orígenes, le rindieron pleitesía a Black Metal.
El profético título del álbum acabaría gestando su propio género musical, enraizado en la vieja Escandinavia, pero extendido cual epidemia, siempre bajo la atenta mirada de Venom, por el mundo entero.
Dicho género, el Black Metal, con representantes de la talla de Marduk, Mayhem, Darkthrone o Impaled Nazarene, acabaría siendo uno de los que mejor representaría la marca de VENOM por la definición de su propuesta a nivel visual, el uso de pseudónimos en los componentes de las bandas casi por defecto, como previamente habían hecho Cronos, Mantas y Abbadon, y el ímpetu por llevar al extremo sus endiabladas melodías, así como sus amenazantes poses en sus respectivas fotos promocionales. De hecho, muchas de esas agrupaciones acabarian versionando canciones como Black Metal o Countess Bathory principalmente en algunos de sus álbumes de estudio.
Brujería, odas a Satán, senderos abiertos que conducen al averno, mensajes blasfemos, devoción por el ocultismo, gélidas temperaturas. Todo un cóctel de perversidad repartido a lo largo y ancho de cerca de tres cuartos de hora que sentaron cátedra y crearon verdadera escuela hace la friolera de cuatro décadas con piezas como la speedica Black Metal, todo un himno; la siniestra y densa Buried Alive; el Heavy/Punk malencarado de Leave Me In Hell o el inolvidable riff que hizo brotar Don’t Burn The Witch.
Como comenta Mantas sobre la creación del disco: «La gente me decía: ‘No te das cuenta de la importancia de lo que hiciste’. Yo no, porque supongo que estábamos muy cerca de ello. Lo he dicho un millón de veces: era un puto crío componiendo canciones en mi puta habitación viviendo con mi madre, y tuve suerte; a la gente le gustó».
Actualmente Venom sigue liderado por Cronos, mientras que Dunn y el antiguo bajista y vocalista de la banda, Tony ‘Demolition Man’ Dolan, siguen con la escisión VENOM INC. En cualquier caso, a pesar de los divergentes caminos tomados, aquí queda un legado histórico y fundamental: todos somos hijos del polvo y de la tormenta. “Lay down your souls to the gods rock n’ roll!” ¡Felicidades, VENOM!