BITTERDUSK: LOS CAMINOS DEL DOOM

Cerca de alcanzar las tres décadas de existencia, entre idas y vueltas, Bitterdusk es uno de los nombres más fuertes y más antiguos de la escena doom metal local. Este 2024, tras editar su cuarto y esperado disco Guardián del Valle, luego de diversas gestiones y una férrea perseverancia, la banda pasó a formar parte del catálogo del reconocido sello de República Checa, Doomentia. Una pieza que terminó por completar el puzzle de la banda para lograr emprender su segunda gira por Europa durante el pasado mes de noviembre, logrando una calurosa acogida por parte del underground europeo y recogiendo gratificantes comentarios sobre su música y performance. La banda actualmente integrada por sus fundadores Leonardo y Fabián Alvarado, en bajo, voz y guitarra respectivamente, junto a Kurt Heyer en batería, y Sebastián Puente también guitarra, cierra el año con una última fecha en vivo, este 13 de diciembre junto a Mourners Lament en MiBar. En entrevista con su bajista y vocalista Leonardo Alvarado repasamos su largo camino, en un año de importantes momentos.
Por Rossana Montalbán
Fotos : archivo banda
Son una de las bandas más antiguas de la escena doom metal local, han estado aquí desde hace más de dos décadas. El trayecto de Bitterdusk es el trayecto de una banda configurada paso a paso, de aprendizaje en aprendizaje, buscando su propia identidad en una escena rigurosamente metalera y rigurosamente doomera. Y hablar de la escena doom en Chile, es hablar de una escena forjada hacia la segunda mitad de los noventa, descendiente específicamente del death- doom, corriente predominante y de gran impacto, que con el tiempo y a través de nombres específicos como Bitterdusk, y algunos otros, fue abriendo el espectro hacia la variante clásica del subgénero .
La banda formada en 1995 ha atravesado los albores de una incipiente escena de doom metal hasta emprender un paulatino desplazamiento hacia el terreno del doom con importantes matices de hard rock, convirtiéndolos en una banda con movimiento, que ciertamente ha pasado por diversos periodos de evidente búsqueda y desarrollo, tanto en lo musical como en las proyecciones y forma de trabajo de la banda, intentando conjugar lo artístico y lo profesional, guardando a su haber importantes momentos como presenciar la primera visita de Paradise Lost en 1995, o abrir la primera visita de Moonspell a Chile, en 1998 junto a Poema Arcanus, siendo parte de lo que muchos creen que fue la primer chispa de la escena doom local. Desde entonces, la banda editó Pantheon – demo EP, en 1997, Spirits en 2002, Santuaria en 2006, Árbol Cósmico 2017, y Guardián del Valle, este año.
De una década a otra, y con más de diez años a cuesta, en 2009, tras serios cuestionamientos de toda índole, Bitterdusk decidió drásticamente disolverse, en principio indefinidamente, pero más temprano que tarde, en 2014, las ganas por retomar la pasión fueron más fuerte; “En 2009 habíamos empezado a componer Árbol Cósmico y habíamos alcanzado a tocar algunos de esos temas. Las tocatas de despedida fueron con Reino Ermitaño y también fuimos a Lima a tocar. Cuando fuimos a tocar a Lima fue una fecha enorme, en un gimnasio lleno, la gente se sabía las canciones. y donde habíamos estado nosotros, y pasa esto cuando nos estabamos separando. Nos preguntamos ¿qué estamos haciendo? De vuelta, en el aeropuerto nos mirábamos con signo de interrogación como preguntándonos ¿de verdad nos queremos disolver??? Quedamos con esa duda en nuestra cabeza, o sea, qué dato nos faltó?, quedamos masticando mucho tiempo esa sensación, no fue fácil», cuenta Leonardo Alvarado, bajista y vocalista de Bitterdusk
«Al reunirnos volvimos con esa idea, con la idea de tocar afuera, y hacerlo seguido, y no dejar de hacerlo, además de sacar un disco pero sacar un disco como corresponde, mostrándolo en otros lugares. Eso nos sirvió. La idea era volver con un disco nuevo, no tocar cosas antiguas, y ahí, entre tanto, fuimos a tocar a varias partes a Perú, a Argentina, y a Europa con material nuevo. Aunque sin duda, sabemos que hay un terreno perdido. Hubo un trabajo que se perdió en esos años que no estuvimos tocando, pero ya era, fue lo que aprendimos, una raya más para el tigre. Si ya hemos pasado tanto, ahora sólo quedaba seguir adelante. Si bien Árbol Cósmico fue un disco accidentado en su comienzo y en su factura, eso nos ayudó a volver y a rearmarnos en todo, nos ayudó a entender cómo funcionaban mejor las cosas ahora», nos relata Leo.
A estas alturas, tras las diversas rutas tomadas por la banda, tal vez, una de las características más decidoras del cuarteto, sea su fuerte aservo metalero siempre presente hasta el día de hoy junto a una marcada veta propositiva que ha buscado imprimir elementos de carácter identitario y localista en su música, intentando reformular un doom metal propio, y no sólo una versión del metal europeo o anglosajón, algo que desde un principio plantea un importante cuestionamiento como también una visión de elaborar un imaginario situado en este territorio.
“Esto es algo que se profundiza poco a poco desde Spirits, y se establece en Santuaria, y tiene que ver con mirarse en el día a día haciendo algo que te llena o no te llena. Cuando hicimos el demo estábamos super convencidos de lo que íbamos hacer pero, a medida que la vida avanza, las cosas te van mostrando otras miradas y vas pasando por distintas experiencias. Desde siempre nos llamó la atención lo existencial hacernos preguntas, sentir las energías, las situaciones, pensar en que algo hay, y vas profundizando en eso. Personalmente al salir de la U, me interesó mucho el tema indígena y su rol en la esencia del arte, algo que abordé en mi tesis, y comencé a investigar sobre el tema porque se me habían acabado los referentes, o todos los referentes eran europeos. Sentía que algo me faltaba y surgió la mirada hacia lo precolombino, y ahí hay otro mundo, ahí todo es menos lineal, si aprendes de cerámica aprendes el universo, aprendes a cocinar y aprendes de la naturaleza. Por otro lado, tratamos de ser super muy poco engrupidos con el tema, y no caer en la apropiación, o la chapita, sino buscando qué es lo que nos mueve de eso…no nos vamos a creer Mapuche, sino que buscamos entender eso desde otra relación no desde la chapita, la bandera o el panfleto, sino desde lo esencial. En un momento me hacia mucho sentido lo del doom mapuche pero se presta mucho para la interpretación europea de turista, también rondaba lo de «Inca metal», pero tampoco convence, y mucho menos el concepto de música de raíz. Por eso para esta gira era importante enfatizar el «Sudamerican Doom Rock», con eso nos ubican en un punto geográfico y en cierta sonoridades, y por último nos ubican desde ahí», explica el bajista.
El sonido de Guardián del Valle.
El cuarteto editó este año Guardián del Valle, un álbum que fue trabajado en varias etapas y de forma tan pausada como detallada para lograr el tinte que la banda buscaba. Además, es el primer disco en el que su baterista definitivo hasta ahora, Kurt Heyer, formó parte de todo el proceso del disco, convirtiéndose en el primer trabajo con su participación total. Un cuarto disco en el que la banda pareciera terminar de redefinir su propuesta y su búsqueda como cultores del sonido pesado y arrastrado sudamericano, mientras que conceptualemente la banda continúa adentrándose en la cosmovisión de los pueblos originarios a la par que consolidó aquellos elementos que dieron forma a su propio sonido basado en la oscuridad, la atmósfera y las bases clásicas del heavy doom, sin dejar de lado secciones progresivas. Todo esto gracias a un dedicado trabajo de estudio realizado durante el último año en Estudios Audiocustom junto a Sebastián Puente, de Nuclear, a cargo del registro y formando parte de la banda quienes además contaron con invitados y colaboradores especiales como Eduardo Poblete de Wooden Veins, Johanna Sánchez, y Marc Grewe, ex Morgoth.
«Kurt llegó cuando estábamos mezclando Árbol Cósmico, él tuvo que tocarlo en vivo. En un momento llegamos a pensar que él volviera a grabar la batería de nuevo pero pensamos en que ya nos habíamos separado unos años, se había ido el baterista, y el disco se había demorado ya bastante, para qué no íbamos a demorar más. Así que mejor desechamos esa idea, y Kurt lo entendió super bien y se acopló a todo lo de la banda. Después de publicar Árbol Cósmico», Carlos de Rey Sombra de se fue, y para la promoción del disco tuvimos que comenzar a buscar guitarrista pero encontramos tecladista, a Johanna Sánchez, que nos parecía una buena elección porque estaba pintada para la banda era comprometida, buena música, en el estilo, y nos preguntamos ¿y que pasa si en vez de guitarra colocamos un teclado? Johanna funcionó super bien en la banda en vivo le dio otro toque a los temas sin perder lo que éramos. Era un cambio no menor, era un cambio importante porque siempre fuimos una banda de guitarras pero una cosa que aprendimos era que ya no íbamos a cometer el error de casarse con integrantes, el que está disponible y en condiciones, toca, y el que no no. Si Johanna era la persona en condiciones que tocara ella. Lo que primó era compromiso más que el sonido. Nos fuimos a Europa con esta nueva formación. Y cuando volvimos de Europa, en verano de 2020, planificando y proyectando el año, Johanna decide partir y dejar la banda básicamente por diferencia de enfoques artísticos y estilísticos, y quedamos los tres y comenzamos a trabajar en Guardián del Valle, y ahí fue cuando llegó la pandemia».
Bitterdusk construyó un álbum de heavy doom rock esencial y propositivo, afirmando un concepto y adquiriendo un manantial sonoro extraído de las viejas escuelas que forjaron su aservo musical como el doom tradicional, el heavy metal clásico o el progresivo, dejando atrás sus primeros años de carácter atmósferico para ir al encuentro de una fórmula doom mayormente amplia, rítmica, tan pesada como penentrante en su intensidad acentuando con ello los momentos de evidente hard rock, entregando así el gran telón para internarse en la cosmovisión de los pueblos originarios y establecer un diálogo interno entre las fuerzas de la naturaleza y el ser humano entre la tierra y el cosmos, conflicto abordado y fabulado a lo largo de todo el disco y en clave de heavy doom actual donde el trabajo de producción realizado por la banda y por su actual guitarrista Sebastian Puente,- reconocido por su historia con Nuclear y Brujería – ha sido otro signo del desarrollo que han alcanzado los Bitter. Pero más allá de esta búsqueda y liberación, pareciera ser que el terreno entre el metal y el rock pesado de raíz doomera aún no está del todo pavimentado para quien desee situarse en ese terreno indefinible para muchos, algo mucho más abierto que la militancia exclusiva.
«Eso es algo que venimos trabajando hace un rato en realidad, que es tener un sonido natural pero que te lo van dando los equipos que quieres usar, que sea ese y no otro, por por eje kurt quería que su batería se escuchara con Room, por eso tiene la bateria que tiene, lo mismo el ampli de fabián con su guitarra y yo con el bajo, son amplis a tubo y queremos sacarle el jugo al tubo, eso que suene rockero pero sea de verdad, eso cno muñequear mucho el brazo y eso como base de todo,con una composición atmosférica y con un sonido bien usado y que responda a la canción, que todo lo que se hace sea en función de eso sino no es así no es necesario, no ponerle por ponerle o porque hay, a veces algo más discreto tiene más onda que algo con guaraca. Eso es lo que nos gusta del rock análogo», enfatiza.
«Lo hicimos desde el primer disco pero nunca fue bien recibido. Muchas veces al principio nos dijeron que éramos Stoner o muy Cathedral. Con Santuaria ni hablar, nos tildaron de Stoner. Y no soy fanático del Stoner, no pongo una serpiente en la carátula, este es otro rollo, si tu lo escuchas te das cuenta. Pero esto es desde siempre, siempre hemos disfrutado el rock, Motörhead, Danzig, Gun´s, The Cult, etc, etc, independiente del estilo de música que uno hace, uno quiere que el instrumento suene análogo, y ojalá grabar en cinta, hay todo un cuento, hay un tipo de sonido y equipos para eso, y sacarles el jugo a ésos equipos, nos gusta mucho esa parte de la composición, y en este disco tuvimos harta pega extra en ese sentido. Fue harta pega extra en este disco, en el caso de Fabian en la guitarra, hizo las dos guitarras del disco, primera vez que hacía dos guitarras. Tuvo que doblar dos guitarras, no una. Kurt también que es autoexigente, en la batería tuvo que sacarle el mayor partido a su sonido, pensando que era el primer disco que grababa con nosotros, y yo en mi doble militancia también, siempre viendo que ambas queden bien y todas esas inquietudes se las íbamos pasando a Seba, y ahi se veia su experiencia grabando bandas, es prácticamente un psicólogo, le llegan músicos en crisis (Risas) . Es un proceso súper necesario para cuajar estas cosas y no siempre se dan las circunstancias. Aquí pudimos masticar mucho todo. Fue un verdadero proceso», apunta.
El vocalista de Morgoth
Sin duda, uno de los momentos más memorables del último larga duración de Bitterdusk, es la participación, inesperada y casi improbable, del vocalista de Morgoth, Marc Grewe, algo que realmente nunca estuvo entre los planes de la banda, pero que fue, poco a poco, en medio del proceso de grabar y trabajar las voces de cada track, visualizándose en la mente de su vocalista Leo Alvarado.
«Quedamos cien por ciento conformes con el resultado del disco, yo creo que quedó como queríamos que quedara. Fue un proceso donde sacamos el mayor partido posible a cada cosa y también hubo cosas se fueron sumando en el camino, cosas que uno agrega, que saca o que deja tal cual. Por ejemplo, la voz de Marc Grewe vocalista de Morgoth, en «Ascensión del Sol Interno» y «Avalancha», pensamos esta parte le viene una voz como el cantante de Morgoth. Y hay voces que dices ¿cómo la vas hacer?! Si bien cacho de técnicas vocales no era algo fácil, entonces comencé a buscar información en google, en Youtube a mirar como podía hacer bien la voz, probando, siguiendo la técnica pero no resultaba. Hasta que un día se me ocurrió buscarlo en Facebook y escribirle. Y me respondió!».
«Como buen alemán fue escueto, y super derecho. Me dijo «prueba con esto y ve si funciona». Fue muy preciso y sencillo. Yo estaba sorprendido por su actitud, sobre todo, uno que lo admira, aunque Morgoth dejó de ser una banda importante a finales de los noventa, pero es importante para los que somos más viejetes en el metal. Bueno, probé los consejos que él me dio, tratando cada paso pero no me resultaba, no quedaba como tenía que quedar. Y un día camino al estudio pensando qué hacer, me dije: ¿y si le pido que lo haga él? total ¿qué pierdo?. Y le pregunté, le dije «sería ideal que lo pudieras hacer tu por esto y por esto, ¿te complica?, ¿los podrías hacer? Y él me dijo,» Ya. Dale. Eso si tendría que costear el estudio». Le dijimos que ningún problema, que cuánto era, le mandamos las lucas, y él nos mandó los audios de vuelta y quedamos maravillados, ¡esto era! Nos mandó eso y unas ideas extras por si las queríamos usar, ¡se pasó!», cierra Leonardo.
El regreso a Europa y su llegada a Doomentia Records
La banda estuvo realizando su segunda gira por Europa durante el pasado mes de noviembre. Una oportunidad buscada por largo tiempo que, finalmente, se concretó con fechas en cuatro países; Alemania, Austria, Bélgica y Rumania. Una aventura transoceánica que fue parte de un premeditado «hacer» permanentemente autogestionado, abriéndose paso en la gran escena global del doom metal.
«Nuestro amigo de antaño Andrés Padilla, hizo el enlace, porque estuvimos buscando sello y contactando gente, y antes de escribir a Doomentia, le pregunté a Padilla ya que los conocía desde hace tiempo, y había que tantear el terreno antes de escribirles, antes de quemar mi carta, y nos dijo «ya, voy a hablar con ellos, por lo que sé estan en otras cosas pero nada se pierde». Así empezaron las conversaciones, el dueño del sello preguntó «qué onda esta banda», lógico porque le interesa vender discos, y el sello decía «pero acá no los conoce nadie» y eso era algo que teníamos que aterrizar porque más allá que haya salido una reseña el año de la pera, eso no bastaba para nada. Y luego escucharon el disco y empezamos a acordar detalles, fue un proceso lento, así como el disco se demoró, encontrar y cerrar con un sello también», sentencia el músico.«La primera gira fue con la idea de salir a tocar afuera, de mostrarse, saber como funcional aunque sea en pocos lugar, pero hacerlo, tener esa experiences y eso a su vez nos hará conocer más lugares para una próxima vez. Y eso es lo que nos ha sirviendo. Si a alguien le sale una gira buena y larga a la primera, maravilloso, hay que aprovecharla. Pero en nuestro caso ha sido un proceso, buscar sello, armar gira y que eso funcione armónicamente. Algunos contactos los conservamos de nuestra primera gira, otros contactos conocidos cada uno por su lado, amigos que organizaban fechas y festivales que finalmente no se hicieron por un tema económico como Hammer of Doom, porque la realidad es que hay un tema económico en Europa y está haciendo funcionar todo distinto allá. Tienen una guerra a su alrededor y están recuperándose de la pandemia aún, lo que no es menor, y hace que no todo sea tan expédito como en otros tiempos», afirma.
La banda regresó de su gira hace algunas semanas, con grandes aventuras y experiencias vividas, sobre todo, el intenso sabor de una calurosa acogida por parte de la audiencia del underground europeo, algo no menor, en ningún caso, para una banda sudamericana, y chilena, cuya patria goza de buena reputación alrededor del mundo en cuestiones de metal. Lo cierto es, que ésta no fue la exepción, y Bitterdusk pudo vivenciar en carne propia la buena recepción e interés en su música, además de llenar las expectativas de los doomers de ésa parte Europa, reafirmando con ello la convicción de salir a tocar fuera del país, a como de lugar, cada vez que se pueda, y cada vez más, porque sólo así nacen las oportunidades.
«Para nosotros siempre ha sido primordial el compromiso, la constancia, el trabajo. La suerte existe pero también hay que estar en el agua para agarrar la ola, tienes que estar ahí, sino es pega perdida. Lo aprendimos cuando nos disolvimos, cuando paramos. Hay que darle y seguir dándole porque el trabajo se pierde rápidamente. En estos tiempos la información circula más rápido que antes pero hay que estar ahí, nada se va a mover solo. El internet no hace la pega sola. No hay que depender de eso. Si nosotros no nos propusiéramos hacer una gira por Europa no estaría pasando porque nadie nos va a venir a buscar para hacerla», cierra Leo Alvarado, bajista, vocalista y fundador de Bitterdusk.
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