KLAMA: REMOVIENDO EL CIRCUITO DE LA MÚSICA EN VIVO
Inaugurado el 13 de enero de 2021 en plena segunda etapa de la pandemia, el bar cultural Klama abrió sus puertas para llegar a convertirse, tras un año de funcionamiento, en un refrescante y coherente espacio pensado y dedicado a la actividad musical en la capital. Música en vivo, ferias discográficas, lanzamientos de libros, revistas, y jornadas culturales son parte de su activa y diversa agenda que busca ser puente entre la producción cultural independiente y sus destinatarios. Precisamente, este fin de semana el bar celebra su primer año de existencia y supervivencia en la era covid con tres fechas en vivo que tendrán por protagonistas a los ya consagrados The Ganjas, a Bruto en formato acústico, y desde Valparaíso a Malamen.
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Enclavado en el corazón del barrio Bellavista, doce meses atrás se abrieron por primera vez las puertas de esta casona que por largas décadas albergó al antiguo Club de Foto y Cine, residencia que se vio interrumpida abruptamente por el Golpe de Estado, convirtiendo a la casona de Santa Filomena 17 en solo una más de las construcciones abandonadas de lo que era el aún residencial sector. Durante las siguientes décadas la vieja pero conservada casona fue adquirida por una de las tantas inmobiliarias que llegaron al prominente barrio bohemio, convirtiéndola en local para restaurantes de todo tipo, pero guardando algunos mitos como aquel que cuenta el hallazgo de unos manuscritos perdidos de Nicanor Parra.
Un nuevo apagón se avecinaba en la historia de esta construcción, la era covid iniciada con una larga cuarentena total en marzo de 2020 dejó nuevamente al espacio sin arrendatarios, y solo varios meses más tarde la apuesta arriesgada de tres gestores culturales, vinculados al circuito del rock underground, logró darle nuevamente vida al lugar. Francisco Yáñez, Christian Spencer y Gustavo Perales, los primeros dos, músicos, integrantes de la banda Bagual, y el tercero, sonidista de la misma, se aventuraron a dar el siguiente paso de lo que ya era una vida dedicada al rock independiente y a la producción de tocatas. Así nació Klama, cuyo nombre se desprende del cancionero de la banda argentina Illya Kuryaki and The Valderramas, titulada “Expedición al Klama hama”, una suerte de alegoría a un espacio imaginario de escape a la realidad, un lugar de libertad, arte, goce y realización. De alguna manera, esas son las premisas de los impulsores tras el proyecto que busca ser puente entre una producción cultural que crece pero que sigue sin encontrar espacio para ser descubierta. “Hay un volumen de cultura circulando al cual la gente no logra tener acceso por falta de espacios, la actividad cultural en Chile no es tan grande, pero nosotros creemos que el problema radica en ese acceso a la oferta. Hay un cantidad importante de sellos independientes trabajando seriamente, pero poca gente consume esos catálogos, y no tiene que ver con que la oferta sea mala, sino con que la gente no tiene acceso a ella, no tiene como conocerla, y ahí está nuestro rol, no somos un sello, somos un puente, un canal”, enfatiza Francisco Yáñez, administrador de Klama.
De ahí su descriptor “bar cultural”, planteando de entrada la actividad musical como lo que es, cultura, en un país donde muchas veces el rock y la música under siguen estando atrapados en lugares comunes y espacios de poco apoyo y precariedad que no permiten el desarrollo de un circuito profesional y autosustentable que le permita crecer sin ser explotado y succionado. Detectando esos vacíos y necesidades, los tres impulsores de Klama diseñaron una forma de trabajo con los sellos discográficos independientes que estuvieran ejerciendo la gestión cultural, ahí estaban Algo Records, Beat Discos, Bym Records, Bombtrack Distro, y Mescalina Discos, además de un listado de bandas cercanas, que dieron forma a una línea editorial diferente y amplia. “Lo que hicimos fue traer la cultura de la calle, y contactarnos con los sellos discográficos que estaban haciendo gestión cultural independiente, Algo Records, Bym Records, Bombtrack, Beast discos, Mescalina y bandas de regiones como Malamel o Adelaida de Valpo, y Apocalipsis Desértica del norte. Música independiente de todos los estilos y géneros, lo que está huérfano, las bandas que quedaban fuera de lugares como Loreto”. Nos cuenta Yáñez.
Por su parte Christian Spencer, encargado de comunicaciones y marketing de Klama, recoge su experiencia como gestor de la plataforma Chilean Fuzz, dedicada a producir tocatas y difundir bandas ligadas al sonido fuzz-stoner-psicodélico en la escena local durante años. “Nosotros funcionamos mucho como productora antes de Klama, armando actividades y tocatas, y no solo con la visión de bussiness, sino que tenemos una visión de la música como arte y cultura para fomentar, y con los conocimientos técnicos necesarios para hacerlo, y eso lo hemos ido aprendiendo en el camino. En pocas palabras somos una productora que tiene un local. Y eso ha sido un aprendizaje importante para mantener una línea editorial diversa, porque venimos más del rock, y hemos tenido la obligación de meternos en otros géneros, conocer rap, pop, jazz, tropical, etc, etc”, relata Spencer.
Un año ha pasado desde que el bar cultural Klama abrió fuegos, un trece de enero de 2021 con la presentación de Omar Acosta, vocalista y guitarrista de BBS Paranoicos y Bonzo, en formato acústico. Desde entonces se realizaron 24 fechas mensuales, más de ciento cincuenta shows anuales, sin olvidar la pausa de la cuarentena, y poco más de ocho mil quinientas personas visitaron el lugar, cifras que para este 2022 buscan superar. Por su escenario de iluminación tenue y púrpura han pasado bandas y solistas como Yajaira, Alectrofobia, América Paz, Luta Cruz, Voodoo Zombie, Jiminelson, Anarkía Tropikal, Huérfanos Salvajes, Icarus, Wild Parade, Perrosky, Aramea, Entrópica, Adelaida, Slowkiss, Casanova, y muchas más. Pero más allá de las estadísticas, la apertura del espacio suscitó desafíos para sus gestores, para las bandas y también para la audiencia, desde la instauración de normas básicas y dignas para un show en vivo que incluyen ficha técnica como exigencia mínima para cada banda, trabajo de iluminación, la consideración de brindar catering y camerinos, implementación de sistema de tickets, y un trato que proporcione el valor de las entradas en exclusiva para lxs musicxs, sin que el local recorte un porcentaje, son parte de una ética de trabajo para profesionalizar en su justa medida el circuito under. “Todo eso es un filtro ligero para quien no se lo tome tan en serio. Para nosotros todos esos temas son importantes, durante mucho tiempo la iluminación nunca fue algo considerado en los espacios de música, muchas veces tocamos en lugares que no le prestaban atención a eso y muchas veces las bandas eran las que se preocupaban de llevar sus luces, si es que, lo normal es que tampoco lleven porque requiere su presupuesto y conocimiento” señala Spencer. “También tiene que ver con el desarrollo del espacio y qué herramientas tienen las bandas para desarrollarse si no se les paga nada y solo se les hace un canje de chelas con suerte luego de tocar” reflexiona Yañez.
Por el momento, la supervivencia ha triunfado, la era covid cerró lugares y mantuvo a otros a media máquina y cautelosos de regresar a los shows en vivo, pero también estimuló a los más testarudos a empezar cuando más se necesitaban espacios para reactivar al golpeado circuito musical y a sus actorxs, así nació el joven Klama, bar cultural, sin prisa, un aire fresco a un pequeño circuito de bares para música en vivo, con todas sus letras y con prioridad. “Llegamos a hacerlo en medio de la pandemia, cuando todos los locales estaban cerrados, los aforos limitaban todo y no sabían cómo reformularse, nosotros decidimos abrir” repasa Christian Spencer. “Fue loco aparecer en un momento así con un lugar nuevo para tocatas, en medio de la pandemia, crisis, incertidumbre y con todo en contra, las lucas, los papeles, la muni, pero testarudamente lo logramos, aprendimos harto, pasamos ya un año completo, la segunda cuarenta fue difícil, pero sobrevivimos, había corazón, amor y convicción y así seguimos” sentencia Francisco Yañez.
Klama festeja su primer año de existencia este 13, 14 y 15 de enero con tres fechas cargadas de significado, este jueves con The Ganjas banda de la casa y una de las más emblemáticas de Algo Records. Ese mismo día, en el escenario interior se lucirán las rimas del rapero Radikal. El viernes con el set acústico de Bruto, y el sábado desde Valparaíso, Malamen, una de las primeras bandas no capitalinas que se presentaron en su escenario.