¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE DISCOS? : MALDIGO LO PERFUMOSO

Cuando pensé en escribir para Crónica Sonora una columna de música, lo primero que se me ocurrió fue agarrar un árbol genealógico y dejarlo sin agua, mirarlo de afuera y verlo disecarse y que se pareciera a esos mapas antiguos con manchas de café desde el bisabuelo hasta ese pelotudo anti aborto que existe siempre en una familia y habla de los que aún no nacen.
Mi idea era empezar con Nick Cave y llegué a escribir de casi todos sus discos, desde Boys Next Door a los Birthday Party a los Bad Seeds y todo cambió cuando llegué al Let Love In, cambié de opinión.
Hacer una columna que se trate de discografías completas es algo que me parece muy necesario pero es algo que hoy no me interesa. Obvio que es bacán leer a esa gente obsesiva que te escriba de todo y de todo y de absolutamente todo y aunque algunos crean que la adultez se trata de escribir cada vez más o que dejar de reincidir, es como jugar mejor al scrabble, hoy partiremos con una nueva columna. Esto para mí es respeto, para otros se llama narcisismo.
Suele suceder en demasiada gente esa cosa rara de que tratar de explicar cómo chucha llegaste a algo, es una especie de sinónimo del narcisismo. Y yo ya estoy tan pero tan cansado de explicar estupideces que me pondré a escribir de nuevo. Esta columna se va a tratar de discos que para mí, han cortado en 2 pedazos la historia de una banda o mejor dicho, que han reescrito la historia de una banda. Vamos a partir con el Let love In.
Nick mirando al cielo, 2 pezones en rojo y Let Love In tatuado en su pecho. ¿Por qué poner el Let Love In para empezar una columna llamada maldigo lo perfumoso?
Bueno. No me interesa hablarles de toda la época berliniana de Cave porque para eso existe Wikipedia pero en Berlín saca sus primeros cuatro discos y entre medio se separa de Anita Lane y empieza a escribir su primera novela, y deja Berlín y se muda a Sao Paulo y entre el 90 y el 91 graba The Good Son y nace Luke, el hijo que tuvo con Viviane Carneiroque y aún ni llegamos a hablar del Let Love In.
Saca el Henry´s Dream en el 92 y se va de Brasil y se muda a Londres y se la pasa todo el 93 con la gira del Henry y en el 94 nace el Let Love In.
Hablemos de la importancia del Let Love In, descontando que mil años después las campanitas de «Red right hand» se hicieron famosas por Peaky Blinders. Lo primero que podemos decir de esta nueva dirección que toman las obsesiones de Cave, es que no es casual que el disco parta preguntando en la canción uno «Do you love me?» y termine en la 10 con la misma pregunta. Let Love In parte en la 1 con “Do you love me?” y el final del disco termina con «Do you love me?» part 2. Es como pensar que George Michael cuando le llamó al Listen without prejudice vol 1, sabía que no habría un vol 2.
Si Lacan decía que una carta ya llegó a destino al ser escrita, o que toda verdadera pregunta debe contener en sí misma el hecho de no ser respondida, el Let Love In es esa pelea entre Eros y Thánatos y Sisifo haciendo de cupido. Si alguna vez Jarvis Cocker deletreó el «Feeling called love» para hablar de “eso” llamado amor es porque deletrear es demostrar el límite de la metáfora y lo real de la letra. De la misma forma, Nick Cave deletrea «Loverman».
L is for LOVE baby
O is for ONLY you that I do
V is for loving VIRTUALLY everything you are
E is for loving almost EVERYTHING that you do
R is for RAPE me
M is for MURDER me
A is for ANSWERING all of my pryers
N is…
«A is for answering» dice Nick Cave mientras se reinventa a sí mismo, se calza la sotana de crooner y le pregunta a los astros, a los sabios, a los libros sagrados y a los analistas lo que tampoco respondió Carver: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?