SAM PHILLIPS Y SUN RECORDS: La cuna del rock and roll
En Mistery Train, la película de Jim Jarmusch de 1989, una pareja de jóvenes turistas japoneses visitan Memphis para ver en vivo los viejos estudios de Sun Records Company. Ella es fan absoluta de Elvis Presley – Graceland también es parte del itinerario-, mientras que él lo es de Carl Perkins. Un largo viaje de peregrinación para ver con sus propios ojos la meca absoluta e indiscutible del ritmo frenético del rock and roll. Y es que Sun, este sello discográfico fundado por Sam Phillips en 1952, es una marca reconocida en todo el mundo, que tiene entre su catálogo no solo al primer y más honesto Elvis Presley, sino también a Carl Perkins, Jerry Lee Lewis, Johnny Cash, Charlie Feathers, entre muchos otros portentos.
Tal como señaló el periodista y crítico Matt Blitz: “Si el rock and roll es una religión, Sun Studio es uno de sus templos más sagrados. Las paredes de este garaje convertido en estudio de grabación en Memphis resuenan con los ecos del pasado. Aquí es donde Elvis se convirtió en rey, Cash caminó por la línea y Perkins se puso sus zapatos de gamuza azul. Aquí es donde Roy Orbison, B.B. King, Ike Turner y Jerry Lee Lewis comenzaron. Aquí es donde nació el rock and roll”.
Sam Phillips nació en una pequeña granja de Florence, Alabama, en 1923, hijo de un granjero que arrendaba un terreno para trabajarlo. De orígenes muy humildes, Phillips explicó en una entrevista en 2001: “Cuando era pequeño, quería ser un abogado defensor penal, porque vi a mucha gente, especialmente a la gente negra, atropellada”. Sin embargo, el destino lo llevaría por el lado de la música y terminaría transformándose en uno de aquellos empresarios blancos que lanzaron música negra en tiempos en los que la segregación racial era una hermética barrera de odio. Primero trabajando como cazatalentos y productor musical para otros sellos y estudios, Phillips grabó, entre otros, a B. B. King, Howlin’ Wolf, Little Milton, Rufus Thomas y Jackie Brenston, cuyo “Rocket 88”, de 1951, suele ser mencionado en muchas listas como el primer disco de rock and roll.
Phillips no tardó en independizarse para fundar su estudio de grabación propio en 1950, y en 1952 su propio sello discográfico: Sun Records Company. El estudio estaba en una pequeña tienda alquilada en Union Avenue, en Memphis, con el lema: «Grabamos cualquier cosa, en cualquier lugar, en cualquier momento». Por unos pocos dólares, cualquiera podía entrar y hacer una grabación en acetato, generalmente una canción o un mensaje especial para un ser querido. Pero este servicio solo era una forma de hacer dinero para sobrevivir y mantener a flote el estudio mientras grababa a artistas que él mismo descubría y contrataba, como Rufus Thomas, Howlin’ Wolf y B.B.King. Tal como Phillips señaló en una entrevista: “Estaba buscando un terreno más alto, porque sabía que existía en el alma de la humanidad. Y especialmente, en ese momento, el espíritu y el alma del hombre negro”. Phillips sabía que el talento existía, pero también la fuerte segregación de la época, porque, aunque Sun se convirtió en una vitrina para los artistas negros en Memphis, Phillips se dio cuenta de que no importaba cuán grande fuera el éxito y el talento, nunca se vendería a una audiencia más amplia en el país, por lo que llegó a declarar que el éxito económico le llegaría cuando apareciera “un blanco que cantara como negro”.
Y esa persona llegó caminando a su estudio, una tarde cualquiera de 1954. Era camionero, tenía dieciocho años y quería pagar cuatro dólares por grabar una canción o dos como regalo para su madre. Ese desconocido se llamaba Elvis Presley. Y vale decir que por entonces Elvis solo era un gran diamante en bruto, pero sin un estilo fijo ni un camino adoptado. Fue Phillips quien le puso en contacto con su primera banda -Scotty Moore en guitarra y Bill Black en contrabajo, más la incorporación poco después de D.J. Fontana en batería- y fue quien le aconsejó grabar como primer sencillo ese country acelerado y sincopado llamado “That’s all right (mama)”, que sería el debut oficial en disco de Elvis. Con Sun Records, Elvis grabaría cinco sencillos más, incluyendo hits de su primera época más rockabilly como “Blue moon of Kentucky”, “Mistery train” y “Good rockin’ tonight”. El éxito fue tal que la Sun no pudo retener más a Elvis y terminó cediendo el contrato del artista a RCA con solo 35.000 dólares.
Pero Elvis no fue el único éxito de Sun. No olvidemos que Johnny Cash publicó toda su discografía temprana en el sello, al igual que el primer Roy Orbison, Jerry Lee Lewis y Carl Perkins. ¿Qué otro sello puede darse el lujo de incluir en un recopilatorio de su catálogo piezas como “Blue suede shoes”, “Great balls of fire”, “Whole lotta shakin’ go on”, “I walk the line”, “Folsom prison blues”, “Raunchy”, “Domino” y las ya mencionadas canciones de Elvis Presley? Y recordemos que el productor de cada una de esas grabaciones, verdaderas piezas históricas de la música popular del siglo XX, fue Sam Phillips en persona. Su contribución como productor es tan importante que fue inducido al Salón de la Fama del Rock and Roll en 1986 y también al Salón de la Fama de la música Country en 2001, dos años antes de fallecer a los ochenta años.
A partir de los años 60, Sun Records fue perdiendo terreno y dejando de marcar la pauta; sus artistas estrellas habían sido absorbidos por las grandes multinacionales y el rock and roll primigenio ya parecía ser parte del pasado, sobre todo con la invasión británica liderada por The Beatles (cosa curiosa, ya que los Fab Four veneraban y versionaban a los artistas del catálogo de la Sun). Finalmente, Sam Phillips terminó vendiendo los derechos del sello y el estudio cayó en el abandono. Sin embargo, desde los años ‘70 se comenzaron a hacer diversas reediciones de sus álbumes clásicos, incluidos varios “greatest hits” y tras mucho tiempo, el estudio original ha sido recuperado y hoy es un visitado atractivo turístico de Memphis.
Se podría decir que, de alguna forma, ha existido en las últimas décadas un revival de Sun, con series que cuentan su historia, reportajes, discos tributo, como el “Rockabilly Riot, a tribute to Sun Records” de Bryan Setzer, y el compilado en CD y documental “Good rockin’ tonight: The legacy of Sun Records”, quizás el mejor homenaje que se ha hecho a un sello discográfico, donde diversos músicos de primera línea interpretaron éxitos publicados por Sun en los remodelados estudios del sello, que hoy sobrevive bajo la etiqueta. En este compilado destacan figuras como Jimmy Page y Robert Plant, Elton John, Bob Dylan, Eric Clapton, Sheryl Crow, pero, por sobre todos ellos, la magnífica interpretación de Paul McCartney de “That’s all right”, acompañado nada menos que por los músicos originales de Elvis, Scotty Moore en guitarra y D.J.Fontana en batería. Y, ojo, que en el documental podemos ver cómo la canción se graba en una sola toma, tal como varios clásicos que pasaron por la producción de Sam Phillips, como “Blue suede shoes” y la misma “That’s all right”, que fueron captadas en una sola toma, ya que para Sam Phillips, en esa imperfección estaba el verdadero espíritu del rock and roll. Y hoy, a casi setenta años de la creación de Sun Records, no podemos hacer más que encontrarle toda la razón.