Screaming Lord Sutch : el primer teatro del rock & roll

Screaming Lord Sutch : el primer teatro del rock & roll

 

 

En el último artículo de esta humilde columna, hablamos (bueno, hablé) sobre el concierto de los Cramps en el hospital psiquiátrico Napa State en 1978 y, de paso, del estilo de la banda, esa mezcla entre rock and roll-garage con estética del terror de serie B y del sexo masoquista. Pero, como siempre ocurre en el mundo del arte, siempre hay fuentes de inspiración. Los Cramps no fueron los primeros en incorporar el horror, los monstruos y la teatralidad al rock and roll. Mucho antes existió Screaming Lord Sutch, un artista prácticamente desconocido en nuestro país, pero dueño de una historia tan disparatada que vale la pena conocer.

Todo comenzó a finales de la década de 1950 en Inglaterra, cuando David Edwards Sutch -su nombre real- abandonó su trabajo de fontanero y limpiador de vidrios para formar una banda de rock and roll, The Savages, quienes tocaban versiones de Little Richard, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis y, por supuesto, de Screaming Jay Hawkins, máxima inspiración de Sutch, al punto de añadir el mote “Screaming” a su propio nombre artístico. Jay Hawkins, para quienes no lo recuerdan, es el autor e intérprete, entre muchas otras piezas de colección, de “I put a spell on you” (1957), hit que sería versionado después por decenas de artistas, desde Nina Simone hasta The Animals y Creedence Clearwater Revival. En sus actuaciones en vivo, Jay Hawkins era toda una rareza y una provocación: se vestía en cuero rojo, pieles, se enganchaba huesos y colmillos de la nariz y orejas, usaba estrafalarios sombreros y bastones, gritaba y se movía como un chamán de una tribu poseída por el blues y el rock and roll (recordemos que además era negro y estamos en los Estados Unidos de los años 50). “Screaming” Lord Sutch recogió la teatralidad (y los gritos) de Jay Hawkins, les agregó una estética medio vampiresca y las llevó al extremo, creando un personaje que en vivo era una mezcla entre terrorífica e hilarante, de dudoso gusto, bordeando lo grotesco, pero ciertamente pura dinamita.

Screaming Lord Sutch -quien también se autodenominó Tercer Earl de Harrow, a pesar de no tener conexión familiar alguna con la nobleza- fue no solo uno de los primeros en incorporar de manera tan explícita el horror al rock and roll, sino además uno de los primeros en usar el pelo realmente largo. Junto a su banda The Savages fueron importantes también por ser pioneros en darle al rock and roll un tono más oscuro y sucio, lo cual sería recompensado con la admiración de toda una legión de futuras estrellas del rock que más adelante serían la banda de soporte en las grabaciones de Sutch. Pero no nos adelantemos. 

Las actuaciones en vivo de Lord Sutch eran todo un espectáculo. Solía aparecer con la cara pintada de un blanco mortuorio, con capa y sombreros de copa, gritando tanto como cantando, a veces desafinado o fuera de tiempo -el vozarrón de su inspirador Jay Hawkins no fue una de sus cualidades-, acercándose al público para asustarlo, mezclando el rock and roll con la provocación teatral, siempre basada en el terror y en lo macabro. Basta con ver el video de alguna de sus actuaciones en los primeros años 60 para ver la expresión confundida de los espectadores, que no saben si reír, llorar, gritar o qué, mientras el intérprete se pasea frente a ellos, bracea con su capa y grita como si fuera un verdadero monstruo. En otros momentos del show, Sutch se mueve como un poseído, bota los atriles de los micrófonos, golpea los amplificadores, se cuelga de las vigas del techo. Una locura. Recuerden que estamos hablando de la época en que los Beatles publicaban “A Hard Day’s Night” y los Rolling Stones recién publicaban su primer elepé. En lo estrictamente musical, sus presentaciones eran una mezcla entre clásicos rocanroleros, como “Great balls of fire” de Jerry Lee Lewis, “Roll over Beethoven” de Chuck Berry, “Jeannie Jeannie” de Eddie Cochran y “Long Tall Sally” de Little Richard, con composiciones propias, como “Monster rock”, “Rock-A-Billy Madman” y “Murder in the graveyard”, donde mezclaba lo macabro con el más puro sinsentido, lo que le fue dando una fama de personaje excéntrico y, por qué no, derechamente loco. 

English musician Screaming Lord Sutch performs live on stage with The Savages at an outdoor pop concert in Hayes, Middlesex on 4th June 1963. (Photo by Robert Stiggins/Express/Hulton Archive/Getty Images)

Su primer single, producido por Joe Meek -también productor de Tom Jones, The Saints y Gene Vincent, entre muchos otros- , fue “Til The Following Night”, divertida canción que nos recuerda musicalmente a Little Richard, por el protagonismo del saxo y del piano, aunque llena de gritos de horror y sonidos macabros, más una letra con marca registrada, la más pura mezcla entre horror y absurdo: “Cuando la sombra de la noche cae/ Y la luna brilla intensamente/ En el centro de un cementerio/ En medio de la noche/ Salgo de mi gran ataúd negro hasta la noche siguiente/ Mientras los murciélagos están volando/ Y los gatos están suspirando/ Y los zombies están bailando/ Y los esqueletos brincando/ Me meto en mi gran ataúd hasta la noche siguiente”.

En 1963 llega su single “Jack The Ripper” -con Jeff Beck a la guitarra- y gracias al cual se convierte en un músico reconocido. Esta canción, versionada por muchos artistas, desde los White Stripes hasta The Horrors, era el punto cúlmine de sus presentaciones en vivo, ya que Sutch interpretaba a Jack el detripador (a su manera), con motosierras o hachas de juguete, y era perseguido por el escenario por policías con martillos, también de juguete. Al año siguiente llegan dos nuevos singles, los divertidísimos “She´s fallen in love with the monster man”, un tema que cuenta con coros femeninos y la potente guitarra de Jimmy Page, que participa también en “Dracula´s daughter”, uno de mis singles favoritos de este alienígena del rock and roll: “Era tarde una noche/ cuando la luna brillaba/ Estaba pasando el cementerio/ Cuando un mordisco en la mejilla me dejó débil/ Ahí es donde conocí a María la vampira/ Cuando miré a mi alrededor, estaba tirado en el suelo/ Con una gran cosa negra encima de mí/ Nos vamos a casar o terminarás muerto/ Ella dijo, ¿ahora me amas?/ Los labios son azules, los ojos son rojos/ Una risa como agua borboteando/ Pero no puedo resistir ese beso apasionado/ Estoy enamorado de la hija de Drácula”.

Para la segunda mitad de los 60 el show de Sutch ya había dejado de ser novedoso; el rock and roll se había transformado en algo mucho más peligroso que un frontman disfrazado de sombrero y capa, y sus canciones eran consideradas simpáticas, pero naif, más cercanas a Los Locos Addams que al verdadero horror. Fue entonces cuando sus viejos admiradores, que ahora estaban en la cresta de la ola, le dieron una mano. Por ejemplo, Sutch fue invitado a tocar en el Toronto Rock and Roll Revival de 1969, festival a estadio lleno donde se presentaron los más grandes exponentes del rock and roll más clásico, como Bo Diddley, Jerry Lee Lewiis, Chuck Berry, Little Richard (además de John Lennon y la Plastic Ono Band, que tocaron temas como “Blue suede shoes”, “Dizzy miss Lizzy” y “Yer blues”). En 1970 aparece el álbum Lord Sutch and Heavy Friends, grabado con la participación de grandes nombres del rock como grupo de apoyo: Jimmy Page, John Bonham, Noel Redding, Jeff Beck o Nicky Hopkins, entre otros. Este disco fue seguido por Hands of Jack the Ripper, un disco en vivo de 1972, junto a Ritchie Blackmore, Keith Moon y Noel Redding. Ese mismo año fue invitado al The London Rock and Roll Show, otro festival al estilo Toronto, rescatando a los grandes del rock and roll, con presentaciones de Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, Bo Diddley, Bill Haley y Little Richard. Para la ocasión, cómo no, Screaming Lord Sutch dio un espectáculo parafernálico: apareció en el escenario dentro de un ataúd blanco, con capa, sombrero y la cara pintada, con supuestos cuerpos humanos y armas caricaturescas. El show fue bien recibido -a juzgar por las caras sonrientes de la audiencia-, pero ni siquiera esta vitrina y el hecho de ser respetado por los grandes estaba ayudando a que Sutch lograra lo que siempre buscó: ser tomado en serio. Es más, pese al desfile de estrellas que acompañaron a Sutch, sus canciones fueron prohibidas por la BBC (que las tachó de “basura”), al igual que sus presentaciones en vivo, dejándolo fuera de la galería de grandes nombres del rock and roll. 

Pero el inquieto Sutch no iba a dejar de llamar la atención así como así. Al margen de sus actividades como showman y músico, y a través del National Teenage Party, se presentó como candidato a las elecciones parlamentarias de 1963, donde obtuvo 208 votos. El año siguiente volvió a intentarlo, cosechando 518 votos. En 1983 fundó el Official Monster Raving Loony, un partido político de corte satírico, que lideró con propuestas como que los pubs cerraran más tarde, para que la gente de 18 años tuviera derecho a voto (solo lo tenían a los 21), mejorar el clima de las Islas Británicas moviéndolas hacia el sur, o impulsar la gratuidad de las prótesis de oídos. Su eslogan lo decía todo: “Vote For Insanity, You Know It Makes Sense!” (Vota Por La Locura, ¡Tú sabes Que Tiene Sentido!). 

Otro dato: La primera estación de radio situada en el mar fue levantada por Screaming Lord Sutch, usando el pesquero Cornucopia. Desde allí transmitía rock and roll y música poco comercial. Comenzó a emitir el 27 de mayo de 1964 y la primera canción que pasó fue “Jack The Ripper”, por supuesto. Tres días después, el gobierno británico enviaba una fragata de la Armada para desalojar su propiedad, pero la prensa lo apoyó (¿por primera vez en su vida?) y el gobierno dejó de meterse con él, convirtiéndose en el ´primer símbolo de las radios pirata y los okupas. Pero esto solo duró un tiempo; la radio emitía poco (dicen que los DJs se emborrachaban y se dormían) y pronto todo el proyecto se vendría abajo.

Desde la aparición de los Cramps en adelante, la figura de Screaming Lord Sutch sería rescatada y, de cierta forma, revalidada. El terror, lo naif y lo teatral, más la estética del cine de serie B ya no era algo tan mal mirado y muchas bandas del primer revival del garage rock comenzaron a rendirle tributo, como The Fuzztones y The Nomads. Sin embargo, la salud mental de Sutch comenzó a ir cuesta abajo y para los años ‘90 cayó en periodos de una fuerte depresión que lo llevó al suicidio en 1999, ahorcándose en su habitación. Tenía 58 años y, por supuesto, nunca llegó al parlamento.

https://www.youtube.com/watch?v=c2ZsWENob1s

 

https://www.youtube.com/watch?v=ocS-Nx5ihSs

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Emilio Ramón

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